26.12.11

Fútbol

CUANDO RACING QUEBRÓ UNA RACHA DE 35 AÑOS SIN TÍTULOS LOCALES
El 27 de diciembre de 2001, bajo la dirección técnica de Reinaldo “Mostaza” Merlo, la Academia igualó como visitante ante Vélez en la última fecha del torneo Apertura y se consagró campeón. La mirada del logro deportivo, sin dejar de lado la crisis social, política y económica que atravesaba el país por aquellos años, en Los Hinchas, nota de Carlos Ulanovsky en La Nación Deportiva del 28 de diciembre de 2001.




"Ya está. Pufff. Se terminó. Fueron 19 partidos. Fueron 19 finales o 1710 minutos más los descansos. Y, como si fuera poco, estos últimos 15 días en que, por un momento, pareció que se terminaría el año sin definir el campeonato. Pero, en realidad, es la película de suspenso, miedo y terror más larga de la historia que duró 35 años, casi 2500 partidos oficiales, más de 60 competencias sin mojar, con más de 70 directores técnicos que, a su vez, eligieron y desecharon a centenares de jugadores, y que, sin embargo acaba de mostrar su final feliz. Fueron largos momentos -para muchos, toda la vida- en los que sufrimos cefaleas, taquicardias, severas alteraciones gástricas, malestares físicos, caídas psicológicas y, este año, un extraño síndrome nuevo, un insólito pinzamiento de dedos meñique y anular por exceso de cuernitos.
Lo nuestro fue sufrir y sufrir durante tres décadas y media, hasta hoy en que luego de cumplir con centenares de eficaces rituales y cábalas (como jamás pronunciar, escribir o pensar aquella palabra del idioma castellano que define al vencedor de un certamen emotivo) Racing y su hinchada alcanzaron el mejor lugar.
La Acadé, la Acadé volvió a ganar un torneo, como sucedió allá lejos y hace tiempo, por última vez, oficialmente en 1966. De aquel equipo de José Pizzutti a este de José Chatruc ha devenido el castigado país de Onganía al destruido país de De la Rúa, de Puerta y de Rodríguez Saá y han pasado millares de sucesos y acontecimientos aberrantes y estimulantes. Sí, sí señores, como no podía ser de otra manera, Racing se ha quedado con el primer Apertura de la Argentina del default. Que en este extraño y amargo año de tantas pérdidas, Racing haya conseguido volver al principal lugar futbolístico no parece sino otra de las profundas paradojas argentinas. Ya he escuchado decir cosas como ésta: ´Si Racing, desde lo más abajo, y deportiva, moral y económicamente quebrado pudo hacerlo, también la Argentina podrá salir adelante´. Quién sabe, porque partidos son partidos y países son países y porque el nuevo presidente (que anuncia hasta cuatro cosas distintas al día), no es Merlo, que todo lo planificó paso a paso y partido por partido. Veremos, veremos a quién le llega primero el monumento.
Un negro día de 1983 Racing se fue para la B, volvió sólo porque Dios es grande, alquiló su capital deportivo a un equipo de ascenso de Mendoza, arrendó el playón de su estadio de Avellaneda a un mercado revendedor de papas y no se cuántos despropósitos más. En 1998, luego de solicitar su propia quiebra, facultó a la síndico para convertirse en directora técnica de hecho y a un polémico ex presidente de club le reventaron la cara de un tamborazo, mientras otros dos eran acusados por corrupción. En marzo de 99 la Justicia ordenó el cierre del club, a pesar de que antes había sido exorcizado, y los hinchas llenaron la cancha como no lo habían hecho en partido alguno de los últimos años. Sólo que no jugaba nadie, salvo la memoria intacta de un club de disolución. En agosto de ese año debutó en la Mercosur ante un equipo brasileño y sufrió un escandaloso 7 a 0 en contra y tanto en 2000 como en en el primer torneo de 2001 calculó de a puntitos milagrosos para no irse otra vez al descenso. De a poco, sorpresivamente, Racing se fue instalando en la punta, con una actitud distinta, empatando o ganando partidos que en los años anteriores pedía irremediablemente. ¿O acaso su estilo de dar vuelta partidos no debería tomarse como símbolo de países que no pegan una y que, de repente, zafan y vuelven a andar?
Soy un hincha de Racing en estado puro desde que tenía cinco años. Pertenezco a la generación que vio en Montevideo (y cien mil veces después en televisión) el golazo del Chango Cárdenas. Puedo dar fe de que aquel memorable zapatazo no salió afuera, ni pegó en el travesaño, ni el arquero escocés la arañó y la sacó al córner. Nada de eso: fue gol. Como los de Loeschbor, los de Estévez, los de Milito, los de Bedoya. Con no mucho más que una ilusión que fue creciendo muy de a poco , casi don disimulo, Racing desafió la incredulidad y el escepticismo (empezando por la desconfianza de los hinchas como yo) y decidió con más entusiasmo que técnica, con más ganas que belleza, decirles un ´hasta aquí´ a tantos años de golpes, de desilusiones, de papelones y de frustración. Capitaneados por su director técnico, los de Racing nos confabulamos para no malhumorar a las brujas: ´Mejor no hablemos, a ver si se corta la racha´. ´Vamos despacito´. ´A ver si todavía nos caemos´. Mientras los hinchas contrarios pasaban de decir: ´La verdad es que si no ganamos nosotros, me gustaría que fuera Racing´ a ´Está todo arreglado para que Racing salga este año´ o ´Los hinchas de Racing están insoportables. ¿De dónde salieron tantos?´ Hasta último momento, cuando las matemáticas nos destaparon los ojos, argumentamos desde la lógica del miedo: ´Aunque no mojemos, seguro que andaremos por arriba y el año que viene eso nos habilitará a jugar las copas internacionales´. ´No puedo creer que sigamos primeros e invictos... pero qué lindo sería si se nos hace´. Ya está. Se nos hizo y es tanta la alegría que no parece que hicieran 35 años . Hace una semana le tuve que ganar a una pesadilla. Soñé que, debido a la falta de dinero, por el bloqueo de fondos que afecta a todos, y en especial por los saqueos y puebladas, se suspendía el Apertura, porque la gente no tenía ni un peso para pagar las entradas. Merlo y millones de hinchas, como yo, ni siquiera podríamos gritar la indignación, porque no nos salía ni un cachito de voz. Racing, una vez más, nos había dejado mudos.
PD: En esta columna de 920 palabras no se incluye ni una vez, tal como lo ordenó Merlo (llamado por Viveros el Profesor Mostaza) la palabrita campeón. Pero ahora si puedo decirla con libertad: ¡¡¡DALE CAMPEÓN, DALE CAMPEÓN... DALE CAMPEOOOOOON!!!"

Velez 1 Racing 1 Apertura 2001 (Resumen Completo)



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