10.5.11

Política nacional

HACE 25 AÑOS FALLECÍA ALICIA MOREAU DE JUSTO
El 12 de mayo de 1986 murió la médica y política argentina Alicia Moreau de Justo. Había nacido en Londres en 1885, y en su larga vida fue una de las más destacadas figuras del feminismo y el socialismo argentinos. Participó de múltiples instituciones, desde el Centro Socialista Feminista en 1902 hasta la creación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) en 1975. La recordamos con Flores para Alicia, textos de Hebe de Bonafini y Eva Giberti publicados en la revista Crisis, nº 43 de junio de 1986.





“La figura pequeña y frágil de Alicia Moreau de Justo, no reflejaba la fuerza, la grandeza y el espíritu de lucha de esa mujer.
Yo, en mi juventud, cuando oía hablar de ella, tenía la sensación de algo muy lejano. No me imaginaba que con el correr del tiempo la iba a conocer. Desde el primer momento nos acompañó en las marchas. En la Plaza, junto a Elena y su marido repartía entre nosotras los clásicos claveles rojos, y sobre todo, su amor y su comprensión a la causa de los desaparecidos.
Cuando nos aconsejaba, decía: escriban día por día todo lo que hacen; pero nosotras, que al principio creíamos que la lucha era por poco tiempo, no lo hicimos. Recién en 1980 nos dimos cuenta qué sabio había sido su consejo.
Las mujeres de espíritu como el suyo nunca mueren. Quedan vivas sus ideas, su ejemplo, su entrega. Son por todo eso, un espejo en el que debemos mirarnos cada día.
Aquello que emprendió lo consiguió: fue médica, cuando serlo, en esa época, era una verdadera proeza; fue política, inteligente y honesta en todo su accionar. Alicia vivió tal como lo predicaba, entregada a sus principios, férrea y dignamente.
Las mujeres argentinas debemos tratar de seguir su camino. Si sólo la recordamos como un mito, de nada habrán valido sus sacrificios. Nosotras, las Madres de Plaza de Mayo, la recordaremos sin tregua, y nos comprometemos a no arrojar al mar sus enseñanzas.
Hasta la victoria siempre, Alicia Moreau de Justo.
Hebe de Bonafini


“Ahora es histórica, pero hace setenta años, cuando ella tenía treinta, transitaba el dificilísimo camino de la crítica y la incomprensión: embanderada en la política partidaria y el feminismo, ejerciendo la medicina y denunciando la injusticia social, seguramente debió luchar sin pausa. Hacer los hijos y criarlos en medio del trajín que desata la actividad militante y profesional no fue por cierto una tarea menor; como lo habrá sido encontrar el tiempo que el amor reclama cuando un hombre ocupa su lugar junto a una mujer.
Yo quiero quedarme con esta Alicia Moreau, la que exigía en nombre de los oprimidos en los tiempos en que era peligroso y 'mal visto' hacerlo, tratándose de una mujer; la que demandaba derechos para nosotras en la época en que eso significaba una traición al sometimiento femenino tradicionalmente impuesto; la que irritaba y desconcertaba a sus conciudadanos porque no respondía estrictamente al modelo de esposa silenciosa y madre exclusivamente dedicada a sus hijos. Yo quiero quedarme con ella cuando hacía lo que otros afirmaban que no se podía hacer o, en su defecto, planteaba los proyectos que hoy ponemos en marcha. Yo quiero quedarme con aquella que fue antes de ser reconocida por el respeto general y quiero evocarla en sus desencantos y esperanzas y en la lucha permanente que fue su pasión.
Alicia del bastón y la manta sobre las rodillas, la cara añeja y testigo de un permanente homenaje intelectual no me alcanza para aprender lo que todavía tiene para enseñar; su empecinado diálogo con otras mujeres, la sutil ironía con que supo utilizar los espacios que le fueron otorgados en los tres últimos años contestando en ellos con réplicas inolvidables; su claro recorte del enemigo y su formidable decisión de pelear por aquello en lo que creía. Todo eso lo jugó durante los años maduros y los juveniles, corriendo todos los riesgos de aquel entonces.
Me parece bien despedirla con el imprescindible ritual del adiós que se impone ante la muerte, pero que sólo interrumpe circunstancialmente el trabajo que ella propuso y en el que la encontraremos cada nuevo día.”
Eva Giberti









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