11.5.11

Política internacional

A 30 AÑOS DEL ATENTADO AL PAPA JUAN PABLO II
El miércoles 13 de mayo de 1981 el papa Juan Pablo II fue víctima de un ataque que al día de hoy sigue envuelto en el misterio. Herido por un terrorista turco de ultraderecha, muchos sectores fueron señalados como responsables de haber ordenado el ataque. Fragmentos de El atentado al Papa, nota de la revista Somos, nº 243 del 15 de mayo de 1981.




   “Son las 17.14 del miércoles 13, hora de Roma. El jeep especial Fiat da la segunda vuelta a la Plaza de San Pedro. Juan Pablo II saluda a la multitud en su habitual aparición pública de los miércoles. Se oyen gritos. Juan Pablo II cierra sus brazos con un gesto de dolor. Su blanca sotana empieza a teñirse de sangre. 'Han atentado contra el Papa', gritan, desesperados, los que están más cerca. La imagen del atentado queda registrada por la RAI (Radio y Televisión Italiana), que trasmitía en ese momento la imagen de la multitud. En la Plaza todo es confusión. Las agencias noticiosas lanzan el flash: El Papa ha sido herido a balazos por un desconocido en San Pedro.
   La información sale de los labios de Romeo Pancirolli, jefe de prensa del Vaticano: 'El Papa -dice- ha sido herido. No sabemos si su estado es grave'.
   Cuando el auto del Papa entra a toda velocidad en los jardines pontificios, un hombre joven es detenido entre la multitud. La primera versión dice que es un africano que disparó contra Juan Pablo II.
   El centro de la atención se desplaza a los suburbios de Roma, donde está el hospital Gemelli (sede de la Universidad Católica de Medicina). Juan Pablo II, sin perder el conocimiento, es llevado directamente a la sala de cirugía. El profesor Giacomo Castiglioni (jefe de cirugía del hospital) comienza una operación de cuatro horas (desde las 17.45 a las 21.45). Las teletipos de las agencias repiquetean una información que habla de un estado preagónico. Contrariamente, la oficina de prensa vaticana dice: Juan Pablo II fue herido de un balazo de calibre 9. El proyectil no interesó órganos vitales. Entró de abajo hacia arriba sin causar otras lesiones'.
(…)
   A las ocho de la noche del miércoles Somos logra comunicarse por teléfono con el director del hospital Gemelli, profesor Luigi Candia. 'Conocí al Papa al día siguiente de haber comenzado su pontificado -dice-. Yo había conocido a Paulo VI, pero jamás olvidaré la impresión que me hizo este Papa polaco con su increíble carisma personal... Nunca pensé que iba a volver a verlo en estas condiciones. Sabíamos que lo traían y estábamos preparados para recibirlo. Dispusimos todo el noveno piso para su atención. Cuando lo bajaron de la ambulancia de la Cruz roja, una gran mancha de sangre se extendía por su abdomen. Estaba consciente y en el ascensor que lo llevaba al noveno piso nos dijo 'Cómo han podido hacerlo...'
   El profesor Candia no pudo hablar más. Sólo balbuceó un 'disculpen'. Cerca de las diez de la noche un vocero del hospital informa: 'Juan Pablo II fue herido de tres balazos: uno en la zona abdominal, otro en el brazo derecho y otro en el dedo meñique de la mano izquierda. Se le cortaron 55 centímetros de intestino y se le dio un litro y medio de sangre. Hasta el momento hay fundadas esperanzas. Su corazón no ha mostrado signos de debilidad. Es un hombre exraordinariamente fuerte'.
   Mientras el secretario de Estado Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, regresaba a Roma en el mismo avión que lo llevaba a los Estados Unidos, el fiscal general de Roma, Achille Galluci, interrogaba al agresor. Es Mohamed Alí Agca, turco. Disparó contra el Papa desde la segunda fila de los peregrinos y después arrojó el arma. La policía dijo que Agca es un extremista de derecha por en 1979 mató en Estambul al director de un diario. Trascendió que la policía turca había alertado a las fuerzas de seguridad italianas y españolas sobre la posibilidad de que el terrorista llegara a esos países.
   Detrás del atentado se cierne en Italia otra tormenta política: el comunista Enrico Berlinguer culpó del suceso al caos del país.
   Trascendió que el agresor, al ser apresado, gritó:
   -No me importa. En mi país estoy condenado a muerte.


Imágenes del ataque al pontífice







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