HACE 40 AÑOS APARECÍA EL DIARIO LA OPINIÓN
El 4 de mayo de 1971 salió el diario La Opinión, una de las grandes innovaciones de la prensa gráfica argentina del siglo XX. Dirigido por Jacobo Timerman, que pocos años antes había creado otros éxitos, las revistas Primera Plana y Confirmado, La Opinión se publicó hasta ser expropiado por la dictadura del autodenominado Proceso de Reorganizacion Nacional. Fragmentos de El diario de Timerman, nota de la revista Panorama, nº 206 del 6 de abril de 1971.
“Desde el 4 de mayo próximo las quioscos de la Capital, el Gran Buenos Aires, La Plata y Córdoba albergarán una novedosa experiencia periodística, inédita en la Argentina. Junto a los cuatro matutinos de información general, asomará un tabloid de 24 páginas, menos espectacular que aquellos pero, a la vez, más caro. La Opinión -cuya inspiración es Le Monde, de París, uno de los mejores diarios del mundo- intenta inaugurar una forma de periodismo que hoy se limita a las principales capitales del planeta: 'Diez noticias en un día son útiles y comprensibles; cien, soportables; mil, abrumadoras, incomprensibles e innecesarias', opina Jacobo Timerman, director de la publicación.
Esa idea será, al parecer, la base de lanzamiento del diario. Según Timerman 'en el periodismo mundial se ha inaugurado una nueva etapa: la del diario selectivo, de información y análisis, que no intenta ocuparse de todos los temas superficialmente sino de los fundamentales en profundidad'. Esa seguridad impulsó al creador de La Opinión a dividir las áreas informativas en cuatro sectores: política nacional, internacional, artes y espectáculos y redacción general. Si bien el matutino no exhibirá diariamente la composición de su staff, cuarenta periodistas de primera línea -reclutados entre los profesionales más capaces del medio- firmarán sus informes sobre los temas de actualidad. Los comanda Julio Argañaraz, quien ocupará la subdirección; las otras áreas estarán a cargo de Horacio Verbitsky, Juan Carlos Algañaraz, Juan Gelman y Miguel Bonasso, con quienes trabajarán los periodistas Fanor F. Díaz, Milton Roberts, Eduardo Belgrano Rawson, Andrés Zavala, Héctor Puricelli, Roberto Reyna, Carlos Ulanovsky, Felisa Pinto, Ricardo Halac, Juan José Ascone, Marcelo Capurro, Eduardo San Pedro, Pompeyo Camps, Juan José Castiñeira de Dios, Agustín Mahieu, Mabel Itzcovich, Pablo Palant, Francisco Urondo, Carlos Tarsitano, Omar De Benedictis y el coordinador Emilio Jeanerett.
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Instalados en el tercer piso de Reconquista 585 (por el que la empresa paga un alquiler mensual de 700 mil pesos), los redactores pretenden crear un órgano informativo que satisfaga principalmente a la juventud preocupada por este 'apasionante mundo contemporáneo, sus excesos, sus prodigios, su dolor'. Para ello no serán necesarias las fotos: el diario destinará todos sus esfuerzos a la información escrita y, a lo sumo, una mejor ubicación el lector por medio de mapas que ilustren con claridad y exactitud el escenario donde fue obtenida la noticia.
El equilibrio. 'Lo difícil es hallar un punto de equilibrio -reflexiona Timerman-, porque los medios masivos, que desbordan a la humanidad con conocimientos inútiles y excesivos y la privan de explicaciones claras y sencillas sobre los temas fundamentales, no ayudan a cada persona a orientar su vida armónicamente'.
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Obviamente, el diario se dirige a una clase social capaz de oblar los 50 o 60 pesos diarios que costará la provisión de noticias, entre las que se entienden ejecutivos de status, comerciantes, industriales, universitarios, militares y políticos. Pero el objetivo principal será la juventud 'capaz de dejar de tomar un café para comprar el diario'. El matutino no aparecerá los lunes y será imposible encontrar a lo largo de sus 24 páginas la cartelera cinematográfica, el programa de carreras de San Isidro o La Plata, por ejemplo. La óptica de los editores está dirigida en principios a 50 mil lectores que pueden duplicarse con el tiempo. El orden de la información será estricto: 'No le complicaremos la vida el público con frases rebuscadas, este diario será un placer, no un problema'. Para ello, Timerman ilustra: 'Cuando mencionamos un combate en una alejada aldea egipcia, el explicaremos su importancia política y militar, de modo que no necesite correr a un mapa o una enciclopedia para enterarse qué pasó'. La diagramación no descuidará detalle: 'Las informaciones sobre Perú, Bolivia y Chile -anticipa el director-, estarán en las mismas páginas o en otras contiguas. Las declaraciones del Papa estarán lejos de los trasplantes de riñón. Queremos que el lector pueda concentrarse en lo que está leyendo sin necesidad de esfuerzos que habremos hecho nosotros en su lugar'.
Al cabo de ocho meses, La Opinión pretende vender unas 60 mil copias como compensación de un esfuerzo económico que, se estima, habrá trepado a los 320 millones de pesos viejos en gastos de explotación y otros 60 millones en la puesta en marcha. El capital dispuesto para movilizar el tabloid es de 200 millones; el directorio de la empresa estará formado por el propio Timerman, su esposa y su hijo Daniel. También el otro vástago, Javier Gustavo, tendrá algo que ver en la publicación: el 4 de mayo, día de la presentación en público, cumple diez años.
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La resultante de todo el esfuerzo deberá coincidir con lo que anticipa el director: 'Nuestra actitud informativa, además de selectiva y analítica, es serena; desdeña el sensacionalismo pero también la solemnidad. Cree que el lenguaje no es un campo de la experimentación literaria sino un vehículo para la trasmisión de hechos e ideas'”.
Jacobo Timerman habla sobre La Opinión
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