15.4.11

Policiales

WALTER BULACIO, 20 AÑOS DE IMPUNIDAD
El 19 de abril de 1991 Walter Bulacio, un adolescente de 17 años, fue detenido a la salida de un recital del grupo de rock Los Redonditos de Ricota. Trasladado a la Comisaría 35ª por averiguación de antecedentes, al día siguiente fue llevado a un hospital donde murió el 25 de ese mes. Texto de La muerte sigue siendo dudosa, nota de Fabián Polosecki en la revista El primer tajo, nº 5 del 9 de mayo de 1991.





   “'Al morir Walter, murió una parte de la sociedad, y es entonces toda la sociedad la que deberá encontrar las causas de esa muerte y las soluciones para que no se repita.' De esta manera Lorena Bulacio sintetizó la responsabilidad colectiva que cabe en el esclarecimiento de la muerte de su hermano, al leer el viernes último y ante más de tres mil estudiantes, padres y profesores que se congregaron frente al Congreso, la carta que la comunidad educativo envió a las presidencias de las dos cámaras del Poder Legislativo. Mientras se ponía en movimiento la parte más lenta de esa sociedad que hasta ahora no ha podido acabar con la violencia policial y los instrumentos legales que la permitan, los directos damnificados -en este caso la familia de Walter Bulacio-, apoyados por los miles de estudiantes y jóvenes que siguen siendo potenciales víctimas igualables a Walter, dieron los primeros pasos en ese sentido.
   La causa está actualmente en manos del Juez de Instrucción Alfredo Barbarosh, quien interviene en la querella por homicidio presentada con el patrocinio de los abogados María del Carmen Verdú y Daniel Straga. La primera vista del expediente les permitió a los letrados acceder a detalles hasta entonces ignorados en las declaraciones públicas hechas por los policías de la seccional 35 que detuvieron a Walter el viernes 19 de abril a las 22 frente al estadio de Obras y lo abandonaron 12 horas después en una ambulancia, en estado de semi inconsciencia.
   De los informes médicos que figuran en la causa se desprende que:
   Walter presentaba traumatismos encéfalo craneales que le ocasionaron la pérdida del conocimiento.
   Un certificado firmado por el doctor Alberto L. Tardivo (Hospital Pirovano), da cuenta que 'golpes (vs) faciales de 36 horas de evolución y contusión frontal'. (sic)
Otro certificado, sin firma, del mismo hospital también indica la existencia de traumatismo de cráneo y agrega ante la vista de las radiografías que le practicaron en el Hospital Fernández, la fisura de una costilla.
   El resultado de la tomografía realizada en el Sanatorio Mitre diagnostica coágulo cerebral y derrame y hace la salvedad de que el cuadro es compatible con diagonóstico anterior de traumatismo de cráneo.
   Por otro lado, la autopsia realizada en la Morgue Judicial, considerada incompleta por los abogados de la familia y próxima a repetirse con la participación de médicos de la Academia y Facultad de Medicina y un perito de la parte querellante, es reveladora en cuanto a que Walter presentaba un hematoma de 3 x 2 cm, en la planta del pie derecho y múltiples escoriaciones en la cara posterior de la pierna derecha. También la autopsia adjudica la muerte de Walter a una hemorragia cerebral espontánea, no traumática, lo que alimentó la teoría de la explosión de un aneurisma.
   A grandes rasgos, y agregando que según los médicos de consulta de los abogados querellantes, un aneurisma cerebral puede explotar a causa de un pico de presión producido por los malos tatos recibidos, la situación de encierro injustificado y el nerviosismo de toda la situación, este es el estado en que Walter quedó luego de un arresto a cuenta de los edictos policiales, que le permitieron a los agentes de la seccional 34 privarlo de la libertad sin dar intervención a un Juez de menores, alegando mucho más tarde, y cuando la muerte de Walter les ardía en la manos, el supuesto delito de aglomeración.
   Los datos y la enorme cantidad de historia acumulada permiten sospechar que a Walter le pegó la policía, o como en su momento exclamó el doctor Tardivo ante los padres, 'si no es así, le pegaron en el hospital', lo que sí resulta poco probable.”

El caso Bulacio en Sin condena, programa de Canal 9 que recreaba casos policiales.



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