A 25 AÑOS DEL ACCIDENTE NUCLEAR DE CHERNOBIL
En la madrugada del 26 de abril de 1986 se produjo en la central nuclear de Chernobil (actual Ucrania) un accidente que es considerado uno de los más graves de la historia. La explosión e incendio del reactor causaron la muerte de 31 trabajadores y bomberos. Además obligó al gobierno soviético la evacuación de decenas de miles de personas de varios kilómetros a la redonda de la central. Las primeras versiones del hecho, en tramos de La nube que conmueve al mundo, nota en la revista Gente, nº1085 del 8 de mayo de 1986.
“El mundo corría serio peligro. Y se enteró casi por casualidad. Paradoja. Ironía. Locura, pero fue así. El lunes 28 de abril, como todos los días, rutinariamente, un obrero de la planta nuclear sueca de Formsmark pasó frente a los detectores de radiación. Esa mañana fue diferente. Las alarmas sonaron. El nivel de radiactividad que tenía en los protectores de sus zapatos, era 100 veces mayor de lo normal. No era peligroso todavía. Pero si inquietante. Mucho más cuando los científicos suecos detectaron isótopos de criptón, yodo, xenón, cesio y cobalto en la atmósfera. Para ellos eso tenía una sola explicación: una experiencia nuclear descontrolada o un escape de una planta nuclear. Así se los hicieron saber, en comunicación de emergencia, a los Estados Unidos. Y agregaron una hipótesis: esto puede provenir de Rusia. Acertaron.
Hacía tres días, el viernes 25, que la planta nuclear de Chenobyl, en Ucrania, había volado por el aire, dejando a cielo abierto el material radioactivo y una nube letal andando libremente por la atmósfera. Hacía tres días, y nada se sabía en occidente. Fueron finalmente los satélites norteamericanos los que fotografiaron y desnudaron la terrible realidad. Aseguran que cuando esas fotos llegaron a los despachos de los hombres de Washington, ellos no podían creer lo que estaban viendo: como un granero caído el techo y las paredes de un sectores de la planta estaban en el suelo, y un incendio de material de grafito se veían incontrolable. Estaban ante la mayor catástrofe nuclear de la historia.
¿Por qué sucedió esto? Los expertos occidentales tienen una hipótesis muy firme: todo comenzó con una pérdida masiva del líquido enfriador en el corazón del reactor nuclear, lo que produjo una fisión en los conductos de combustible, con su posterior recalentamiento. Lógicamente, la alta temperatura convirtió al agua en vapor, éste pasó a través de las paredes y al entrar en contacto con los bloques de grafito produjo gases altamente tóxicos y explosivos. Una sucesión de explosiones destruyeron parte del reactor, las paredes y el techo volaron por el aire dejando a la vista una masa incandescente de grafito. El material radiactivo conteniendo 100 toneladas de uranio tenía vía libre hacia la atmósfera.
Planta como las de Chernobyl -a grafito- se dejaron de usar en Occidente desde hace muchos años. Pero además, esta planta no contaba con una elemental medida de seguridad: una gran campana que cubre al reactor e impide que, en caso de accidente, el material radioactivo pase al exterior
A partir de allí, Moscú intentó minimizar el miedo que trasmitían las noticias desde Occidente. Y dio su escueta conclusión de la tragedia: 2 muertos y 197 personas hospitalizadas. Claro que un cordón de seguridad de 30 kilómetros alrededor de la planta y casi 50.000 personas evacuadas hablan de un hecho mucho más grave. Así lo creyó Europa.
(…)
A todo esto la Unión Soviética ha mantenido su control sobre la información. Para los satélites, el fuego del grafito ya está controlado, pero no se sabe desde cuándo. Observaron también helicópteros operando en la zona del desastre, algo que después confirmaría un funcionario de Moscú. Esos pilotos estaban arrojando arena, partículas de plomo y boro para controlar el fuego. No muy lejos de la planta, las fotos muestran a gente trabajando normalmente, tal vez en sus tareas rurales. En Washigton no pueden entender esas imágenes, porque dadas las proporciones del accidente nuclear, todas esas personas -pilotos y campesinos- estarían condenados a una muerte casi segura. Los expertos consideran que hasta una distancia de 7 kilómetros del foco, una persona tiene sólo un 50 por ciento de probabilidades de sobrevivir. Los que estén a unos 10 kilómetros van a sufrir trastornos gastrointestinales y respiratorios, pero tienen más posibilidades de sobrevivir. Claro que estas distancias siempre están en relación con la cantidad de horas que una persona está expuesta a la radioactividad. Esto en lo inmediato. Porque las secuelas pueden actuar mucho más allá en el tiempo. Se calcula que a casi 100 kilómetros de la catástrofe las posibilidades de leucemia o cáncer seguirán latentes en las tres próximas décadas.”
Visiones de Chernobyl
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