A 5 AÑOS DE LA MUERTE DE ANNEMARIE HEINRICH
El 22 de septiembre de 2005 falleció la fotógrafa Annemarie Heinrich. Había nacido en 1912 en Alemania y emigró a la Argentina en 1926. Radicada en Entre Ríos, comenzó su formación fotográfica en Larroque y abrió su primer estudio en Buenos Aires en 1930. Especialista en retratos, durante años fotografió a estrellas del espectáculo argentino para revistas como El Hogar, Sintonía, y Radiolandia. Fragmentos de "En la cultura se habla mucho y se hace muy poco", entrevista de Sergio Criscolo publicada en la edición nº75 de la revista La Maga el 23 de junio de 1993.
"-De los personajes que posaron frente a su cámara, ¿cuál fue el que más la deslumbró?
-Por supuesto, (Jorge Luis) Borges, porque me recitó un poema íntegro en alemán antiguo. Era un fenómeno.
-Y frente a la cámara, ¿cómo se comportó?
-Perfecto. Era un tipo difícil de retratar porque tenía un párpado caído y debía hacer mucho esfuerzo para mantenerlo abierto. Yo no quería que en la foto se notara que estaba medio ciego.
Nacida en Alemania, Annemarie Heinrich llegó con su familia a la Argentina en 1926, cuando tenía 14 años. Luego de vivir por poco tiempo en Entre Ríos, su padre decidió que la familia se trasladara a Buenos Aires.
'No sabía hablar castellano, así que fui a aprender fotografía a diferentes estudios de inmigrantes alemanes', recuerda Heinrich. 'Allí aprendí a limpiar los focos, las cámaras, las cubetas, el laboratorio. Muchos jóvenes vienen a mi estudio para que les enseñe a hacer retratos y yo les digo que antes tienen que aprender a trabajar en el laboratorio. Primero hay que saber barrer un estudio sin levantar el polvo'.
-¿Qué personaje quiso retratar y no pudo?
-Uno fue Alfredo Palacios, lo estuve persiguiendo durante mucho tiempo, pero nunca pudimos juntarnos. El otro fue Alicia Moreau de Justo. Cuando ella estaba por cumplir cien años, un amigo en común me dijo que él iba a organiza todo para que yo la pudiera retratar. Pero no quise, me hubiera gustado hacerlo en su momento de esplendor. Tomarle una foto en el estado en el que se encontraba al cumplir cien años hubiese sido utilizarla, y eso no me gustaba.
Cuando Heinrich cumplió 18 años, en 1930, instaló en forma precaria su primer estudio en un cuarto de la casa que su familia tenía en Villa Ballester. En 1960, después de varias mudanzas, montó su propio estudio en la avenida Callao al 1400, donde permanece en la actualidad.
Mientras tenía su estudio en la calle Paraguay, Heinrich recibió una oferta de la revista Vida Social para tomar fotografías en casas de familias. 'Las niñas de la sociedad que cumplían quince años no iban a sacarse fotos a los estudios, no estaba bien visto", explica. 'Además de retratar a las personas, muchas veces fotografiaba las casas, porque por lo general iba a embajadas y era interesante mostrar los diferentes estilos."
Después de Vida Social, Heinrich trabajó para La novela semanal, una publicación sobre moda, y, en forma paralela, comenzó a retratar a los grandes artistas europeos que llegaban para actuar en el Teatro Colón. También en esa época hizo fotos para las revistas Sintonía y Radiolandia, en la que hizo las tapas durante cuarenta años.
Además de sus trabajos comerciales, Heinrich invitaba a muchos personajes para retratarlos en su estudio. 'Tenía muchos amigos pintores o escritores que eran bastante pobres, nunca iban a pagar por una foto. Así les saqué a Conrado Nalé Roxlo, César Tiempo, Castagnino, Spilimbergo...'.
-¿Qué características tenía que reunir una persona para que usted la invite a su estudio?
-Tenía que ser una persona correcta, humana, y, sobre todo, tener un rostro que pudiera trabajar y sacarle provecho. Hay rostros hermosos que no dicen nada, tienen que tener algo más.
-¿Qué recuerda de Eva Perón?
-Me la mandó Yankelevich cuando ella empezó en la radio, fue para una tapa de Sintonía. La última foto se la hice cuando Juan Domingo (Perón) ya estaba en el gobierno, pero todavía no se habían casado. Le hice un retrato para que Juan Domingo lo ponga en su escritorio. Evita quería que le saque una foto a Perón. Por supuesto yo era antiperonista, por eso le contesté que no tenía problema en retratarlo, siempre que fuera a mi estudio. 'Yo allá no voy', le dije. Y él nunca vino.
La primera cámara que utilizó fue de madera, 'un armatoste', como define Heinrich. 'Cuando apareció la Linhof, que era muy chiquita y práctica para movilizar, me la compré. Después continué con una Peco de 9 por 12 y la Linhof. Recuerdo que me regalaron una Laika y la regalé, porque no me gustaba hacer retrato tamaño estampilla. Después terminé comprándome dos Laika, que sólo usaba cuando viajaba. En el estudio siempre tuve la Peco.'
'La gente de la televisión, radio, cine y teatro sabía posar, así que les daba las indicaciones y entendían lo que yo quería. Nunca agarré a nadie porque me di cuenta del rechazo que eso produce en la gente. Para darme cuenta fui dos o tres veces a diferentes estudios para que me retrataran a mí, y así pude advertir lo que les molestaba a los modelos.'
De todos los trabajos que Heinrich realizó, la fotografía de ballet es la que más le gustó. 'Los más difíciles de retratar son los bailarines', explica, 'porque uno tiene que saber exactamente cuál es la pose correcta del bailarín. Si uno fotografía a un bailarín en una pose que no está terminada, la toma es un fracaso. Yo tenía idea de ballet y de danza porque había estudiado en Alemania, no para ser bailarina, sino para saber mover el cuerpo. Es lo que hoy en día llaman expresión corporal'."
(...)
-Que usted haya publicado sólo dos libros de fotografías, ¿no es un símbolo del vacío cultural que existe en la Argentina?
-En la Recoleta hubo una muestra con una selección de las mejores fotografías periodísticas de la Argentina, que han sino publicadas por mexicanos. ¿No es una vergüenza que nuestro país no sea capaz de pagar un libro con las mejores fotografías de los reporteros gráficos argentinos?
-Si no hay empresarios que publiquen libros, ¿no debería ser una función del Estado?
-Pero en la parte cultural el desamparo del Estado es completo. Desde que yo tengo uso de razón el país no tuvo una situación cultural peor. En la cultura, como en la política, se habla mucho pero se hace poco."
Presentación sobre Annemarie Heinrich
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