20.8.10

Política internacional

A 70 AÑOS DEL ASESINATO DE LEÓN TROTSKY
El 21 de agosto de 1940 murió el revolucionario ruso León Trotsky. Había sido herido el día anterior en un atentado cometido por Ramón Mercader, un agente estalinista infiltrado en un entorno. Trotsky, cuyo nombre real era Lev Davidovich Bronstein, fue uno de los lugartenientes de Lenin en la revolución de octubre de 1917. Creador del Ejército Rojo, tras la muerte de Lenin y el ascenso de José Stalin debió abandonar la Unión Soviética. Luego de residir en varios países, obtuvo asilo en México. Tramos de La revolución rusa según León Trotsky, nota de Ernesto Ekaizer publicada en la revista Panorama, nº 279 del 31 de agosto de 1972.





"El 21 de agosto de 1940, a las 19.05, dejó de existir León Trotsky. Treinta y dos años han pasado desde entonces y su profusa y riquísima obra se traduce en forma simultánea a los idiomas más diversos. Pocas semanas atrás, coincidiendo con la proximidad del aniversario, la editorial Galerna lanzó al mercado local una edición de 5 mil ejemplares de la famosa e imponente Historia de la Revolución Rusa, escrita por Trotsky durante los primeros meses de destierro en la isla Prinkipo, en 1930.
La obra que asoma en la plaza no es inédita. La anterior edición de esta traducción, hecha por el dirigente obrero español Andrés Nin, se agotó velozmente en Buenos Aires, siete años atrás, Galerna reeditó el libro días después de ser lanzado en Santiago de Chile por la empresa Editora Nacional Quimantú, sociedad integrada por los partidos Socialista y Comunista.
(...)
La Historia de la Revolución Rusa es la obra que culmina las extensas y profundas reflexiones de Trotsky acerca del proceso en que le tocó jugar uno de los papeles protagónicos como compañero de Lenin. A pocos menos de sesenta años del movimiento bolchevique de Octubre de 1917, no se ha producido en el mundo una obra de magnitud similar a la Historia. 'Ello no es accidental -diría Isaac Deutscher, biógrafo del autor-; todos los demás actores principales se negaron a regresar como historiadores al campo de batalla donde, efectivamente, cada hito y cada pulgada de terreno les recordaban su derrota. Trotsky vuelve a visitar el campo de batalla, con la conciencia limpia y la cabeza erguida.
Ya en 1924, seis años antes de escribir su obra cumbre, el líder bolchevique advertía al partido ruso acerca de la inexistencia de un estudio completo sobre la revolución. 'Sin el estudio -decía en Lecciones de Octubre- de la Gran Revolución Francesa, de la Revolución de 1848 y la Comuna de París, jamás hubiéramos llevado a cabo la revolución de octubre... No hemos alcanzado la décima parte del trabajo que realizamos para el de aquella'.
Pero aun en aquel momento, Trotsky no se proponía una meta literaria. Para él se trataba del 'estudio de las leyes y métodos de la revolución proletaria' para el que no 'existe ninguna fuente más importante que nuestra experiencia de octubre'. Todos sus trabajos previos sobre el tema se refundirán, posteriormente, en esta obra que constituye un fresco, 'al estilo Einsenstein' en el cine, que despliega las fuerzas motrices de la revolución, las condiciones sociales, las masas y los partidos, los dirigentes y el desenlace futuro.
¿Cómo concibe el autor su tarea doble de historiador y revolucionario? 'La circunstancia -dice- de haber intervenido personalmente en la lucha permite al autor, naturalmente, penetrar mejor, no sólo en la psicología de las fuerzas actuantes, las individuales y las colectivas, sino también en la correlación interna de los acontecimientos. Mas par que esta ventaja dé resultados positivos, precisa observar una condición, a saber: no fiarse de los datos de la propia memoria, y esto no sólo en los destalles, sino también en las cosas grandes, no sólo en lo que se refiere a los hechos, sino también en lo que respecta a los motivos y a los estados de espíritu'.
EL PRIMER CAPÍTULO. El revolucionario bolchevique introduce al lector en octubre de 1917 con las 'particularidades en el desarrollo de Rusia'. Sin duda, este capítulo constituye una versión ampliada y más profunda , en su perspectiva, que los trabajos previos a la revolución soviética agrupados en '1905: Resultados y perspectivas'. En estos ensayos, Trotsky perfilaba la revolución de 1905 como un grandioso prólogo del desarrollo revolucionario de 1917. En la Historia, el autor profundiza las leyes del desarrollo social ruso exponiendo -no por primera vez- la 'ley del desarrollo combinado'. 'Los países atrasados -afirma Trotsky en la Historia- se asimilan las conquistas materiales e ideológicas de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas últimas servilmente, reproduciendo todas las etapas de su pasado'. Rusia entraba en el siglo XX con un régimen feudal, sin experimentar una revolución democrática. Todos los elementos 'modernos', provenientes de la civilización europea, actuaban injertados en la sociedad rusa, arcaica y atrasada. Las fuerzas burguesas, por su parte, se mostraban incapaces para llevar a cabo una revolución que instaurara el régimen de democracia burguesa; liquidar el absolutismo semifeudal era tarea, entonces, de una nueva clase social que emergía del paulatino avance, a saltos, del capitalismo ruso. Este presupuesto, que Trotsky desplegó en 1905, debía probarse en el escenario político: es lo que se conoce con el nombre de revolución permanente. La Historia define de este modo tal presupuesto, convertido en octubre de 1917 en la mecánica del desarrollo social: 'La revolución de 1917 perseguía como fin inmediato el derrumbamiento de la monarquía burocrática. Pero, a diferencia de las revoluciones burguesas tradicionales, daba entada en la acción, en calidad de fuerza decisiva, a una clase, hija de los grandes centros industriales y equipada con una nueva organización y nuevos métodos de lucha. La ley del desarrollo social combinado se nos presenta aquí en su expresión última: la revolución que comienza derrumbando toda la podredumbre medieval, a la vuelta de pocos meses lleva al poder al proletariado, acaudillado por el partido bolchevique'.
En síntesis: el punto de arranque de la revolución fue la cuestión democrática, pero replanteó el problema del poder político. La revolución rusa habría de marcar, parafraseando a Trotsky, a la sociedad burguesa una nueva etapa y nuevas formas de conciencia de clases. 'Del mismo modo -ejemplifica el autor- que en Francia no prendió la Reforma, en Rusia no prendió tampoco la democracia formal'."

Documental sobre el crimen León Trotsky




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