El 18 de junio de 2000 falleció el cantante de tango Luis Cardei, alguna vez definido como un cantor "intimista, de fraseo porteño y delicado que generaba un clima emotivo con su media voz que se va quebrando lentamente, como si se fuera apagando". Luego de años de trajinar en pequeños boliches, la fama lo alcanzó en la madurez. Texto de Luis Cardei, de los cabarets al Foro Gandhi, nota de Juan Ayala publicada en la revista La Maga, nº 178 del 14 de junio de 1995.
"Luis Cardei tiene 50 años y durante los últimos treinta cantó en bodegones, cantinas y cabarets. El año pasado, los dueños del Foro Gandhi y los de El Club del Vino lo 'descubrieron' e inmediatamente lo llevaron a cantar a sus locales, en donde un grupo de intelectuales y artistas quedó maravillado con este cantor desgarbado que no grita, sino que canta expresiva y suavemente.
'La vocación nació conmigo y se me fue metiendo en el alma en forma obligada. Digo esto, por la salud que siempre me faltó', señala Luis Cardei, quien nació con hemofilia, enfermedad que le impidió desarrollar una infancia normal. 'No tuve las cosas que más necesita un chico para vivir, como los juegos y los amigos. Correr y jugar... La mayor parte de mi infancia la pasé en casa', recuerda.
El papá de Luis era, como se lo conocía por los años 40, un cantor nacional. Dos o tres veces por semana la cocina de la casa se convertía en una sala de ensayo. Venían colegas suyos, amigos, y ensayaban. 'Y yo, que tenía mis juegos de mesa, también bolitas y figuritas, que eran los que convenía usar por mi enfermedad, era imposible que esa música no la escuchara. Cuando terminaban de ensayar -como yo era el pibe de la casa-, querían que hiciera lo que ellos hacían:
‘¿Vos no cantás, Luisito?‘ ‘A ver, cantate un tango’. Y yo cantaba. Me di el gusto de cantar siempre con acompañamiento', dice orgulloso.
Le regalaron una victrola a la que trataba como si fuera un juguete. Como Luis era muy cuidadoso, su padre le prestaba confiado los discos de pasta de 78 RPM. Todos de tango y, en su gran mayoría, de Carlos Gardel. 'También había discos de Alberto Gómez y de Charlo, uno de los cantores preferidos de mi papa'. A mí Gardel fue el que mas me deslumbró. Lo imitaba frente al espejo, me peinaba con gomina, me reía como él... Después empecé a ver sus películas, lo cual me hizo querer más el tango', indica Cardei, y agrega presuroso que 'no hay que olvidarse de un cantor de raza como Raúl Berón.’
En 1957 murió el padre de Cardei, cuando el cantorcito tenía 14 años. 'La vida me recompensó un poco porque perdí a mi padre pero, como una gracia de Dios, empecé a caminar. Yo no conocía lo que era caminar', explica. Con sus amigos empezó a recorrer muchos de los lugares de Buenos Aires en los que se escuchaba tango. Ellos sabían de la pasión de Luis por cantar y entonces, como una suerte de representantes, lo anotaban en todos los concursos de barrio. 'Yo iba gustoso y participaba, pero nunca pude ganar ninguno', confiesa. En la década del 50, los concursos de tango se organizaban en los mejores clubes de cada barrio. El público lo conformaba gente del arrabal, de trabajo duro, que iba a escuchar los tangos en los que se veía reflejada, Malevaje y Estampa tanguera. 'Esos tangos requerían que el intérprete tuviera un importante caudal de voz, y eso yo no lo tuve nunca', reconoce el cantor.
Cardei dejó el secundario cuando cursaba el tercer año. Al poco tiempo comenzó a ganarse 'los primeros pesitos' con el canto, yendo a festivales en clubes y restaurantes. Eso lo obligó a armarse un repertorio en el que se acompañaba con guitarras. 'Conocí a muchos buenos guitarristas. La noche me empezó a regalar un montón de amigos que me llenaron de afecto y me alentaron. Me conseguían trabajos. A mí me costaba mucho pedir trabajo porque todavía hoy no me sale decir que soy cantor. Pero, bueno, mis amigos me ayudaron y me empezó a ir bien, sobre todo, en los cabarets. Ahí anduve fenómeno. Pero en el 78, el año del Mundial, desaparecieron los cabarets.'
En 1983 conoció a 'un músico dúctil como pocos': el bandoneonista Antonio Pisano. Actuaron en el Café Tortoni, El Viejo Almacén, Marabú y Los Altos de San Telmo. En 1983 armaron el espectáculo Un fueye y yo en La Esquina de Arturito, en Pavón y Chiclana. Ahí actuaron durante doce años todos los miércoles, viernes y sábados. Hace tres meses se fueron, cuando la excesiva actividad los obligó a dejar algunos trabajos. Entonces surgieron las actuaciones en el Foro Gandhi y en El Club del Vino. Y la grabación de sus dos primeros discos, con el acompañamiento de Antonio Pisano, Luis Borda Cuarteto, la orquesta de Carlos Buono y el Néstor Marconi Trío. Uno de los trabajos saldrá este año y el otro, en 1996. 'Ya bastante veteranos recibimos este regalo', concluye, mientras toma un mate dulce en la cocina de su casa en Villa Urquiza, lugar en el que vive desde su nacimiento.
Cardei está muy feliz con el regalo que significa que su nombre suene en el ambiente tanguero y en el intelectual y que el mismísimo diario Le Monde, de Francia, le haya hecho una nota en febrero de este año junto a su amigo Antonio Pisano. El jueves 22 de junio va a participar del ciclo de tango que el sello Melopea está desarrollando en la Asociación Bancaria, y para julio está preparando un espectáculo que va a evocar el recordado Glostora Tango Club (programa radial que se emitió durante las décadas del 40, 50 y 60). Cardei, a los 50 años, ve cómo sus viejos y anhelados sueños se van cumpliendo rigurosa y rápidamente cuando ya no lo esperaba."
Luis Cardei interpretando Los cosos de al lao
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