16.6.10

Policiales

A 20 AÑOS DEL CASO DEL INGENIERO SANTOS
El sábado 16 de junio de 1990 Horacio Santos, un ingeniero de 42 años, mató a dos ladrones que acababan de robarle el pasacasete de su automóvil en la ciudad de Buenos Aires. El caso dividió a la sociedad argentina, mientras algunos lo creyeron un 'justiciero', otros pensaron que era simplemente un homicida. Santos fue condenado a 12 años de prisión por las muertes, pero luego la Cámara Penal consideró que que había actuado en un exceso de legítima defensa, y le redujo la pena y quedó libre. Texto de la nota Un ingeniero de gatillo fácil bajo proceso, publicada en el diario Página/12 el 19 de junio de 1990.




"El juez caratuló como homicidio simple la causa del ingeniero que mató a los dos jóvenes que robaron su pasacasetes.

En medio de una gran polémica generada por el ingeniero que el sábado pasado ultimó a balazos a dos jóvenes que le habían robado el pasacasete de su coche, una de sus víctimas, Carlos Daniel González, fue sepultado ayer al mediodía en el cementerio de la Chacarita. Casi simultáneamente el juez que interviene en la causa, Luis Cevasco, levantaba la incomunicación del acusado y confirmaba que la carátula es 'homicidio simple'. Jueces y juristas ya dieron sus opiniones y si bien todos coincidieron en subrayar la complejidad de este caso, fueron unánimes en prevenir sobre la gravedad de que 'cualquier ciudadano se haga justicia por sus propias manos'.
El episodio se había iniciado después de las 12.30 del sábado, cuando un hombre de 42 años cuya identidad se desconoce (Cevasco invocó el secreto de sumario y 'razones de seguridad` para mantenerla en reserva) escuchó la rotura de una ventanilla de su Renault Fuego estacionado frente a un edificio ubicado en Pedro Morán al 3800, en Villa Devoto. El individuo, de profesión ingeniero, que sería hijo de un policía retirado y un experto tirador, al comprobar que le estaban robando el pasacasete -y teniendo como antecedentes otros dos robos anteriores- tomó un arma y salió a la calle. Allí pudo ver que dos jóvenes escapaban en un Chevy patente B 847.751 hacia la avenida San Martín.
El ingeniero, -que según trascendidos periodísticos se llamaría Horacio Campos o Santos y viviría en Espinosa y Zamudio, un barrio residencial que está en un extremo de la Facultad de Veterinaria- los siguió en su Renault Fuego patente C 1.442.724, acompañado de una mujer. A las pocas cuadras dio alcance al viejo Chevy en el que la policía, más tarde, encontraría el pasacasete y recriminó a los jóvenes. Ya en la esquina de Pedro Morán y Tinogasta dos disparos -en las cabezas- terminaron con la vida de Carlos Daniel González, de 31 años, y Osvaldo Aguirre, de 29. Según algunos vecinos, una de las víctimas se habría agachado cuando el ingeniero los encaró, lo que habría hecho suponer que buscaba un arma. Sin embargo se comprobaría luego que ambos iban desarmados.
Otro punto no debidamente aclarado aún es la actitud que tomó el ingeniero luego del homicidio. Las primeras versiones decían que inmediatamente se dirigió a la Comisaría 45ª -que tiene jurisdicción en la zona- donde habría hecho la denuncia. Pero posteriormente trascendió que en realidad habría sido detenido en una casa de la calle Tinogasta. Estas circunstancias resultarán de fundamental importancia a la hora de aclarar la situación del victimario, ya que la pena que establece el Código Penal para homicidio simple va de 8 a 25 años de prisión. Entre los atenuantes que podrían en favor del ingeniero figura la legítima defensa (si existió una agresión previa de la víctima) o emoción violenta si el homicida actuó bajo una crisis de nervios. Otra posibilidad es determinar si el acusado es o no imputable.
'A mi hermano lo asesinaron a sangre fría', dijo Ricardo Aguirre. 'Osvaldo levantó la mano para que no disparara y el hombre le tiró un balazo al cuello', aseguró Gabriela Natino, cuñada de Aguirre. 'Estoy arrepentido de lo que hice', comentan que dijo el ingeniero al juez Cevasco. Mientras tanto, la polémica continúa."



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