12.5.10

Fútbol

A 15 AÑOS DEL ASCENSO DE ESTUDIANTES
El viernes 12 de mayo de 1995, Estudiantes de La Plata derrotó por 1 a 0 a Gimnasia y Tiro de Salta y se consagró campeón de la temporada 1994/1995 del Nacional B. Luego de un año en la segunda división, el conjunto dirigido por Miguel Angel Russo logró el título a cinco fechas del final. Aquel equipo estaba integrado por Juan Sebastián Verón, Rubén Capria, José Luis Calderón y Martín Palermo, entre otros. Texto completo de Volvieron de taquito, nota publicada en la revista El Gráfico del 16 de mayo de 1995.




EL CAMINO DE REGRESO
"Pasaron doscientos sesenta y cinco días desde aquel 21 de agosto de 1994. La tarde en que Estudiantes se despidió de la Primera División en la cancha de Lanús. Parecía que el mundo se acababa. La hinchada de Gimnasia le dijo adiós con velas, anunciando el velorio de su rival...
Ese mismo día, al salir del estadio Monumental de River, Miguel Angel Russo le acercaba la idea a Eduardo Luján Manera. El regreso comenzaba a tomar forma. Sólo cinco hombres de aquellos que en la tarde aciaga ofrendaron las camisetas empapadas de sudor y lágrimas, estuvieron en esta noche del 12 de mayo de 1995. Casi un año atrás se iban los dos Capria (Rubén y Diego), Calderón, Prátola y París por un túnel que parecía un símbolo. De ese plantel también quedaron el arquero Gustavo Alejandro Sessa, el defensor Juan Marcelo Fontana, los volantes Néstor Emilio Soria y Juan Sebastián Verón, los delanteros Fernando Gastón Córdoba y Martín Palermo.
Había que replantearse todo. Empezar de cero, desde las inferiores hasta la formación del equipo que debía salir a la cancha para jugar el Nacional 'B', y también la Supercopa. El debut de este modelo 1994/95 fue en el mítico estadio Maracaná; cinco días después era el turno de Chacarita, de local.
La familia Pincharrata -como les gusta que los llamen- buscaba unirse. Russo y Manera comenzaron a llamar en las puertas de los históricos. 'Se había perdido la idiosincrasia del club', decía Miguel por aquellos tiempos. Todo el mundo comenzó a movilizarse con un solo objetivo: volver.
Para eso había que armar el plantel, los esperaban cuarenta y dos duras fechas (al final necesitó cinco menos), en el torneo más federal y más largo de la AFA.

'BIENVENIDOS AL NACIONAL B'
Quedaban pocos profesionales en el plantel y empezaron a llegar los refuerzos. Juan Manuel Llop consiguió su pase libre de Newell's
cuando acababa de firmar un nuevo contrato con los rosarinos: 'Me gusta el desafío de quedar en la historia de este regreso y me la jugué', dijo a manera de saludo. Su función estaba clara: sería el libero y, por su experiencia, un hombre clave para manejar el equipo desde el fondo. Además, fue el único que jugó todos los minutos de todos los partidos.
También hubo tiempo de sacudir el mercado con la incorporación de Carlos Gustavo Bossio. La suma total ascendió a 750.000 dólares. El precio incluía al volante Luis Ernesto Sosa (el único futbolista que jugó en todas las categorías del fútbol argentino). 'Al arquero lo trajimos con una visión de futuro, el tiempo nos dio la razón: lo convocaron a la Selección. En cambio, el uruguayo vino porque necesitamos jugadores que conozcan la categoría. El había ascendido con Chaco y Belgrano...', explicaba Russo.
Atrás de ellos vinieron Andrés Cecilio Galeano, Mariano Armentano y Leonardo Alfredo Ramos a préstamo de Vélez. Después, de Paraguay, llegaron Domingo Zoriano Arévalos, Adelio Rubén Salinas y dos argentinos que estaban en aquel país: Noguera y Ricardo Rojas. El último en incorporarse fue el lateral Manuel Santos Aguilar, que había jugado un par de partidos para All Boys en este mismo campeonato.
Ya estaban todos. Había que salir a jugar. Nada menos.
Arrancó por la Supercopa y pasó la primera fase ante Flamengo. Pero la prioridad era el Nacional 'B'. La mañana del domingo 18 de septiembre, exactamente a las 11.00 horas, con el sol del incipiente mediodía empezó la vuelta a Primera. Enfrente estaba Chacarita. Estudiantes, con camiseta blanca y encabezado por Llop, salió a la cancha. Bossio, el Chocho, Ramos, los dos Capria, Squadrone, París, Galeano, Calderón, Armentano y Méndez integraron la primera formación.
El estadio estaba repleto, la gente ya presionaba por el regreso, pero... el equipo no aparecía. 1-0 abajo al final del primer tiempo. Con cabezas bajas llegaron al vestuario, Miguel Angel Russo los recibió con una frase: '¡Bienvenidos al Nacional B!'
El lo conocía mejor que nadie, dos ascensos anteriores con Lanús lo certificaban. Primer partido, un punto. Venía dura la mano.

LA MAQUINA DE SUMAR
A partir de ahí, la familia supo lo que era jugar el ascenso. Hacía 41 años que no lo vivían. Ya no se acordaban. El equipo se fue armando sobre la marcha, los nombres cambiaron y los resultados empezaron a llegar. Todo regido con las máximas Pincharratas: orden, sacrificio, solidaridad y esfuerzo. ¿Resultado? Equipo récord en el Nacional 'B', con el 80 % de los puntos en juego.
Los jugadores entendieron el mensaje y se armó la banda, como también les gusta llamarse. Siempre con el Chiquito Bossio al arco, salvo cuando tuvo que ir a la Selección. El Chocho Llop barriendo atrás de los dos stoppers: Prátola (en la campaña anterior había sido libero) y el Paragua Rojas (a veces Diego Capria y otras, el Vasquito Azconzábal). En el medio, Leo Ramos (defensor por naturaleza), con el Rulo París por la derecha, la Brujita Verón como eje central y el Sopa Aguilar por la izquierda (en su nueva versión como volante). Adelante de ellos giraba la zurda sublime del Mago Capria, que servía de enganche con Calderón y Armentano o Arévalos.
Esa fue la base, con hombres que fueron claves de este ascenso. Un ejemplo: Claudio Martín París. Un jugador muy requerido por los equipos grandes hace dos años. Decayó notablemente su nivel en la última campaña en Primera, a tal punto que era silbado por su propia hinchada. La hostilidad llegó a su grado máximo cuando recibió una apretada en forma de pintada en su casa. Parecía que su destino estaba fuera de La Plata. Se quedó y fue vital, en un mediocampo que corre más que Tom Hanks en Forrest Gump...
No fue el único, todos los ojos se posaban sobre el jugador desequilibrante: el Ruben -así, sin acento-. Sí, Capria. La estrella. Todos jugaron para él. El hizo jugar a todos. Como a José Luis Calderón, que convirtió 23 goles en 35 partidos. Un terrible goleador que no quiere identificarse como tal.
Por último, en las menciones especiales está Edgardo Fabián Prátola. Desde el silencio, con un corazón bien Pincha, se metió a cuanto delantero pasó delante en el bolsillo. Cambió la imagen de inconducta que traía para salir del equipo titular sólo por acumulación de amarillas. Atrás quedaron las tarjetas rojas que lo llevaban a ser el jugador más expulsado de cada temporada de Estudiantes. En ésta, nunca lo expulsaron.
Todos juntos llegaron a este día de gloria. 1-0 sobre Gimnasia y Tiro de Salta. El día que aseguraban el primer puesto. El día que podían ser campeones sin darse cuenta. El día que dieron la vuelta olímpica sin saber si era ésta la noche del regreso.
¡Qué importa! Si hasta Miguel Russo abandonó su imagen de seriedad para ponerse una bufanda con los colores con los que siempre jugó.
Los ruidos en la ciudad marcan que Estudiantes volvió. El Pincha está de vuelta, como manda su historia."


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