14.4.10

Política nacional

ALFONSÍN PROPONE EL TRASLADO DE LA CAPITAL
El 15 de abril de 1986, en una visita a Río Negro, el presidente Raúl Alfonsín presentó su iniciativa de traslado de la Capital Federal a las ciudades de Viedma y Carmen de Patagones. El proyecto fue debatido en el Congreso Nacional y en mayo del año siguiente se convirtió en la ley 23.512. Pese a su aprobación legislativa, la propuesta no se concretó. Fragmentos de Nueva Capital ¿Nuevo País?, nota de Rubén Correa publicada en la revista Somos, nº 500 del 23 de abril de 1986.



"Era una noche de febrero, nadie recuerda la fecha exacta, pero Alfonsín y el grupo de reflexión que lo acompaña en las horas decisivas estaban agobiados por la tensión. La propuesta económica y social que el Gobierno había estado preparando en las playas de Chapadmalal parecía insuficiente para frenar el paro cegetista de marzo. El Presidente guardaba silencio hasta que, como si nada, deslizó un comentario: 'Esto no puede seguir así. Vamos a tener que pensar un país en serio, encontrar algo que nos ayude a dar el salto, a encarar la solución de los grandes problemas. Vamos a tener que trasladar la Capital...'. El estado mayor despertó de la pesadumbre y se olvidó momentáneamente de la protesta en cierne: en lo que restó de la velada, Marcelo Stubrin, Enrique Nosiglia, César Jaroslavsky y Edison Otero se dedicaron a alimentar el proyecto.
'Cualquier día de estos me voy con mi carpetita al Consejo'. comentó el Presidente al final, cuando uno de los contertulios lo acompañaba hasta el chalet principal de la residencia de Olivos. La carpetita de Alfonsín era, probablemente, el resultado de los estudios que para esos días ya habrían concluido el diputado Jorge Vanossi -sobre los aspectos constitucionaless y legales del traslado- y el asesor Carlos Santiago Nino -sobre la Constitución y la racionalización burocrática-, en el Consejo para la consolidación de la democracia. En la tercera semana de marzo, Alfonsín convocó a los arquitectos radicales José Luis Bacigalupo -ex secretario de Vivienda y Urbanismo-, Francisco García Vázquez -presidente de la Sociedad Central de Arquitectos- y Jorge Riopedre. Los tres formaron una Comisión de Asesoramiento Técnico para estudiar la viabilidad del traslado de la Capital al Sur, con un enfoque que habrá que tener en cuenta cada vez que se hable del tema: 'trasladar la Capital hacia el Sur y hacia el mar para fortalecer la Patagonia'.
La operación entró en la recta final el último día de marzo -Domingo de Pascua-, cuando Alfonsín le comunicó al gobernador rionegrino, Osvaldo AIvarez Guerrero, que los estudios estaban casi listos y que la nueva Capital sería Viedma, hoy ciudad cabecera de su provincia. Alvarez Guerrero había sido uno de los primeros en conocer la iniciativa, porque Alfonsín se la había comentado a mediados de enero, cuando desde Villa Regina lanzó su famosa arremetida contra las izquierdas y las derechas. La buena nueva también había llegado a los senadores nacionales por Río Negro, Oscar Nápoli y Faustino Mazzuco, que acompañaron a Alfonsín en el vuelo a Villa Regina. Un secreto deja de ser tal cuando lo conoce más de una persona: en enero, un diputado provincial de la UCR le comunicó la existencia del proyecto a la juventud alfonsinista de Viedma, y ya en marzo, el secretario de Educación porteño, Carlos Correa -nativo de Río Negro-, cometió la infidencia con el intendente Julio César Saguier.
Las dudas surgieron en el primer momento, y obviamente no van a quedar despejadas hasta que la Comisión de Asesoramiento Técnico ponga el punto final al proyecto. Pero lo que quedó en claro desde el alumbramiento es que no se trata del simple traslado de la Capital, sino de una operación política de envergadura tal que puede cambiar la cara del país: como los dedos de una mano, el traslado va junto con la reforma constitucional, la racionalización de la administración pública, la modernización de la Justicia, la provincialización de Tierra del Fuego y el desarrollo patagónico. Para el estado mayor radical, se trata de un corte en la historia política y económica argentina. 'Un presidente no pasa a la historia sólo por terminar con la inflación', comentó Alfonsín en viaje a Villa Regina.
El sesgo mítico no dejará de acompañar al proyecto Viedma - Carmen de Patagones, empezando por el nombre: el conjunto urbano pasaría a llamarse Ciudad General José de San Martín. Es el 'reflejo del espíritu de conquista, del carácter de desafío histórico' que asignan a la empresa: 'el país viejo llega hasta allí, hasta donde llegó Roca', dijo Alfonsín a su staff íntimo en un momento de reflexión. En esos momentos en que el Presidente da rienda suelta a su imaginación, 'todas las dudas encuentran una salida política'. Según los hombres del staff, Alfonsín dejó trazadas algunas líneas directrices: 'el proyecto no es un gasto, sino una inversión, autogeneradora de mayor inversión y mayor desarrollo; éste es un corte con la mentalidad antigua, el que no lo entienda queda pegado al pasado'.
El convencimiento y optimismo de Alfonsín alimentó por varias semanas a sus hombres. '¿De dónde vamos a sacar los capitales?', le preguntaban, y él respondía: 'Por ese tema no se preocupen, el dinero va a estar'. '¿No creen que los trabajadores nos apoyarían inmediatamente si propusiéramos un aporte del 6 por ciento sobre su sueldo durante dos años?', aventuraba otras veces. Y siempre remataba: 'los grandes proyectos nacen en las crisis, porque cuando las cosas están bien nadie piensa en cambiar'.

La oposición tendió a pensar lo contrario: el intransigente Oscar Alende, y peronistas como Carlos Grosso, Italo Luder y Antonio Cafiero se apresuraron a considerar inoportuna la mudanza. Otros menos conocidos, como los diputados peronistas Miguel Dovena (Santa Cruz) y Héctor Dalmau (Misiones) aprovecharon la oportunidad para reivindicar como propia la idea de desarrollar los espacios vacíos. Del tema se seguirá tocando de oído hasta que, en 60 o 90 días, Alfonsín reciba en sus manos el articulado definitivo del proyecto de ley de creación de la nueva Capital.

En Viedma, el gobernador Alvarez Guerrero adelantó a SOMOS algunas de las características de la futura Capital y trató de imaginar cómo será la vida en medio del frío y el viento, en la desembocadura del río Negro al Atlántico.

-¿Le parece que el país está en condiciones de gastar 2.000, 3.000 o 20.000 millones de dólares en el traslado, según las cifras más diversas que se manejan?

-Si se piensa en el traslado de los poderes y no de las empresas del Estado -que para mí deberán estar en los lugares donde tienen su principal negocio-, el costo no tiene por qué ser desmesurado. Creo que 1.500 o 2.000 millones de dólares no es una suma exorbitante. Además, estos proyectos pueden tener créditos blandos, a largo plazo, de los organismos internacionales. El Presidente dijo que mucho más se gastó en la Guerra por las Malvinas.

(...)

-¿Qué consecuencias acarreará el traslado para la economía de Viedma?

-La provincia tiene desde hace tres lustros los planes de colonización y producción del IDEVI (Instituto para el Desarrollo del Valle Inferior del Río Negro), que abarca unas 25 mil hectáreas dotadas de excelente infraestructura de riego. La zona tiene problemas para colocar su producción porque los mercados están muy lejos: el primer efecto inmediato estará en un mercado de 100 mil habitantes para esa producción.

-¿Y cuáles serán las transformaciones públicas?

-Las posibilidades son ilimitadas, pero lo primero que se avizora es la descentralización, la inmediatez en la toma de decisiones, la incorporación de un inmenso vacío, casi un tercio del territorio nacional, que hoy tiene menos de un habitante por kilómetro cuadrado. Y hay que tener en cuenta que Río Negro no es un desierto: el clima, una de las limitantes con que los argentinos vemos las cosas, en Río Gallegos es superior al de Estocolmo o el de Chicago. Viedma debe tener uno de los mejores climas del mundo. El frío supone una forma distinta de manejarse, una cultura del frío, otra actitud frente a la realidad.

(...)

Las implicancias políticas secundarias no son pocas: la provincialización de Tierra del Fuego, la creación de la nueva Capital y de la provincia del Río de la Plata entre la actual Capital y parte del conurbano bonaerense, obligarán a la recomposición del Senado nacional y abrirá la perspectiva de otra suerte para el radicalismo, hoy minoritario en esa Cámara. 'Ahora -dijo un hombre del Presidente- sólo nos falta establecer una continuidad en la relación con la CGT. Si conseguimos esto, y dejamos de discutir día a día las jubilaciones y los sueldos, cambiamos el país. Ya no van a poder decirnos que estamos resignados al «no se puede»."



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