15.12.09

Tenis

A 35 AÑOS DEL MASTERS GANADO POR VILAS
El 15 de diciembre de 1974, el argentino Guillermo Vilas derrotó al rumano Illie Nastase por 7-6, 6-2, 3-6, 3-6 y 6-4 y se adjudicó la 5° edición del Masters, disputado en Melbourne, Australia. "Ni siquiera pensé en el dinero. Yo a Australia fui a jugar al tenis, a demostrar que estaba entre los mejores del mundo y lo logré", declaró el tenista luego del triunfo que le dejó una ganancia de cien mil dólares.







Nota publicada en El Gráfico nº 2880, del 18 de diciembre de 1974.

"'Yo sabía que todo sería tremendamente difícil. Por el lugar, las canchas y los rivales. Se supone que si alguien llega a jugar el Masters es porque realmente juega muy bien al tenis, así que no se podía considerar rival flojo a nadie. Aparte del tipo de piso que no es el que yo mejor manejo. Por eso preferí irme con tanta anticipación y además acompañado por Juan Carlos Belfonte, mi preparador físico. Un hombre al que le debo mucho de todo esto. Porque él sabe cómo llevarme, cómo hacerme descansar, cómo sacarme el tenis de la cabeza para poder relajarme. Aparte vino Manolo Orantes, con el cual tenía un jugador de primer nivel para poder entrenarme.
'La semana anterior al torneo fue decepcionante. Realmente, todo salía mal. Primero las canchas, que no eran iguales a ninguna de las de césped que yo había conocido. El césped estaba bastante largo y ello las hacía bastante lentas, en comparación a las de Wimbledon, por ejemplo. Con Belfonte nos hicimos un plan de trabajo que realizamos al pie de la letra. Jugué unas cinco horas diarias y aparte hacíamos dos horas de gimnasia. Por la noche salíamos a correr un rato para despejarme y no pensar exclusivamente en el tenis. Sin embargo las cosas no iban bien.
'No sé si por el tipo de canchas o qué, comencé a perder juego. En cinco días de entrenamiento no puede ganarle a Manolo ni un solo set. Estaba sacando muy mal, con cualquier cantidad de dobles faltas y mucha inseguridad. Aparte, la volea tampoco funcionaba, por lo que me preocupé bastante. Incluso hablé con Neal Fraser -famoso jugador australiano ganador de Wimbledon y técnico del equipo australiano de la copa Davis- para cambiar el saque o buscar la forma de solucionar los errores. Me dijo que no había tiempo para cambiarlo y poder practicarlo, así que hicimos lo único posible: practicar a muerte. Dediqué todo un día al saque. Fue lo único que hice, corrigiendo las cosas después de cada movimiento. Así logré volver a entrarle bien a la pelota y tener precisión. Al día siguiente hice lo mismo con la volea. Creo que en esos dos días recuperé mi confianza y me pude asentar. Aunque me preocupó el sorteo de los grupos. A mi me tocó el peor, con Newcombe, que era local y jugaba en canchas que él conoce perfectamente, y que además, me había ganado ajustadamente la única vez que nos enfrentamos en Lousville en el 73, además de Björn Borg, con el que nos conocemos mucho, y Parun que estaba jugando muy bien y a Borg le había costado ganarle en Adelaide.
'Para mi sorpresa las canchas se fueron haciendo cada vez más rápidas. Lo que pasaba era que todo los días le cortaban un poco el césped y entonces cambiaban. Sólo una vez pudimos con Orantes practicar en la central, que tiene tres canchas y una capacidad para 12.000 espectadores, aunque durante el certamen nunca estuvo lleno. Los diarios que dedicaba varias páginas al torneo lo daban como candidato a Newcombe junto con Nastase. Llegó el primer partido y comencé algo flojo ante Newcombe. Yo pensé que él sería un ídolo aquí, pero como es de Sidney en Melbourne no lo quieren mucho. Algo así como porteños y provincianos en la Argentina. De cualquier manera lo alentaron bastante y se me fue arriba por 2-1. Pero yo jugué EL MEJOR PARTIDO DE MI VIDA EN CÉSPED. Realmente me salieron todas en un partido que fue durísimo. Saqué muy bien y jugué exacto en las devoluciones de saque, que eran fundamentales para que él no ganara la red. Gané el primero 6-4 y en el segundo estuvimos game y game, jugando muy bien los dos. Llegamos al tie-break 7-2 y el partido. El primer paso, el más difícil, había salido bien. Me concentré mucho para ello y quedé algo preocupado porque generalmente después de un esfuerzo así, uno baja la guardia inconscientemente. Pero sabía que contra Borg el partido sería definido en el primer set. Siempre nos pasa lo mismo. Nos conocemos tanto que el primero es peleadísimo y quien lo gana porque ese día andaba mejor o tiene más suerte, después se lleva el partido. Y fue así. Empezamos pegando unos «palos» terribles y ganando cada uno su saque. Pero él falló un par de voleas y cometió una doble falta que me permitieron ganarle un saque y tener la pequeña pero necesaria ventaja para vencerlo. Gané 7-5 y después, como preveía, el segundo fue fácil por 6-1. Sólo quedaba Parun. Aunque sólo necesitaba ganar un set para clasificarme salí a triunfar, pero me encontré con que el neocelandés jugó muy bien en la red. No perdió una volea y el partido se hizo durísimo. Yo cometí bastantes errores, creo que hice como doce dobles faltas, y recién pude ganar en el tercero 11-9. Fueron dos horas y media de jugar que me dejaron bastante cansado para las semifinales. En realidad no me preocupé mucho por quien me tocara. Era lo mismo. Fue Ramírez y allí sí que tuve que moverme. No sé exactamente cuántos grados hacía dentro de la cancha, pero era imposible jugar. En algunos momentos creí que me desmayaba. Me mojé la cabeza con agua y la reacción fue peor. No sé si hubiera podido jugar un set más. Hubiera sido desesperante perder ese cuarto set. Era tal el cansancio que en el penúltimo game veía todo amarillo. Además había viento, y en ese estadio, como hay tres canchas, se arremolina y es difícil controlar la pelota. Nunca se tiene viento a favor o en contra y cuando se juega en las canchas laterales el público está muy próximo y es difícil poder concentrarse por los ruidos. Pero estaba en la final. Con Nastase, con quien nos habíamos ganado una vez cada uno. Yo en Toronto y él en Madrid. Sólo faltaba el último esfuerzo y tenía gran confianza.
'En la final había cerca de 6.000 espectadores y me alentaron mucho. Estaba más conmigo que con Nastase. Fue un partido excelente y traté de jugar largo, profundo, para que no pudiera llegar a volear cómodo, cosa que él hace muy bien. Además, me concentré terriblemente para que todos sus trucos de palabrerío no me pusieran nervioso. Por momentos logré hacer lo mío y le gané los dos primeros sets. Después él mejoró su devolución de saque y me presionó constantemente. El partido duró más de dos horas y media, pero no me cansé en absoluto, lo que indica el buen trabajo de Belfonte. Llegamos al quinto muy parejos. Me pareció que él sí estaba algo cansado y lo ataqué constantemente sacando muy bien. Conseguí quebrarle el saque y ponerme 5-4. Era la oportunidad y no la dejé escapar. Nunca me sentí más contento en mi vida. Me imaginé Buenos Aires, la gente de mi club, mis amigos. Qué alegría. Ni siquiera pensé en el dinero. Yo a Australia fui a jugar al tenis, a demostrar que estaba entre los mejores del mundo y lo logré. Qué mejor alegría. Todavía me parece escuchar los cantos de la gente en la tribuna, los aplausos. Todavía me duele el abrazo que me dio Belfone...'."


IMÁGENES DE LA VICTORIA DE VILAS EN EL MASTERS DE 1974



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