A 15 AÑOS DEL PRIMER TÍTULO DE SCHUMACHER
El 13 de noviembre de 1994, en un final polémico de temporada, el alemán Michael Schumacher se adjudicó el primero de sus siete títulos en la Fórmula Uno. Pesa a haber despistado su Benetton en el último Gran Premio, el piloto se consagró por sólo un punto de diferencia sobre el británico Damon Hill (también abandonó en Adelaida). Aquel año también es recordado por la muerte del brasileño Ayrton Senna. La cobertura de El Gráfico.
Texto publicado en El Gráfico n° 3919 del 15 de noviembre de 1994.
“Vuelta 29 en Adelaila, Australia. Michael Schumacher baja por octava vez en la carrera el récord de vuelta. Sin embargo, la diferencia sobre Damon Hill no supera los dos segundos. El ritmo de la prueba es frenético: en los tanques de combustible de ambas máquinas no hay nafta, sino adrenalina. Schumacher y Hill está peleando, por primera vez en un año espeso, polémico, trágico, en la pista, volante contra volante, el liderazgo de una carrera. O algo mucho más trascendente: en esas milésimas que lo separan, se aprieta sofocado un título del mundo. El que gane será campeón. Vuelta 36 en Adelaida. Los punteros se acercan a la zona de curvas de 90º de East Terrace. El mundial está por acabar, abusar, incesantemente.
La batalla había comenzado un mes antes, en el calcinado suelo español de Jerez de la Frontera. El alemán, herido por sus descalificaciones y retornado de una suspensión de dos carreras, disparó primero: `Hill insinuó demasiadas veces que el Benetton era un fraude reglamentario. Aprovechó mi suspensión para descalificarme, pero haría mejor quedándose callado y comportándose como un caballero inglés. Él nunca fue un número uno. David Coulthard fue más rápido que él en tres carreras. No tengo el mismo respeto por él que el que guarda hacia otros pilotos. Hubiera preferido batirme con Senna, que era genial, y con quien habríamos tenido una lucha fantástica. Hill es piloto de punta sólo por una trágica circunstancia...´
El inglés reaccionó de acuerdo con su estilo discreto: `La Fórmula 1 es una actividad donde los protagonistas siempre parecen odiarse. Me parece malo para el deporte, especialmente en una temporada en la que perdimos a un gran campeón como Ayrton Senna´.
El alemán ganó esa carrera, delante de Hill. El marcador se repitió a la inversa en Japón, cuando Benetton equivocó la táctica de carrera. El milagroso punto de diferencia se mantuvo, habilitando una alternativa diabólica: el campeonato comenzaba de nuevo en la última carrera. Aquel que ganara, independientemente de los méritos acumulados en toda la temporada, sería el monarca.
Pero en Adelaila, el combate dialéctico continuó superando al deportivo, al menos hasta el momento de poner en marcha los motores. `Yo tengo 25 años, soy muy joven, dispongo de muchos años por delante -insinuaba Schumacher- Pero Damon tiene 34 años y esta temporada es su única e irrepetible chance para ganar el título. He estado definiendo muchos campeonatos, pero no se puede decir lo mismo de Hill, y no estoy seguro si él sabe cómo manejar esa presión. Yo sé mantenerme tranquilo en situaciones difíciles´.
Hill no respondía, porque no corría solo contra Schumacher, sino también contra el desprecio del equipo Williams. `Estoy disgustado con algunas cosas que estuvieron pasando -se animó a declarar el viernes-, que no contribuyeron para que sintiera el apoyo de la escudería para conquistar el título´. Aludía, en realidad, a la vuelta de Nigel Mansell a la escudería, con un sueldo muy superior al que él percibe: mientras el recién llegado recibe un millón de dólares por carrera, Hill cobra un millón de libras esterlinas ¡por todo el año!
`Estuve negociando mi contrato para 1995, pero soy mucho mejor de lo que estipula allí. Creo que deberán pagarme lo que realmente valgo´. Hill contaba con las cifras reales que le había deslizado en sus manos un periodista amigo: `En un fin de semana completo, Mansell le cuesta a Williams 8.264 libras por vuelta; vos le costás apenas 199,04 libras´.
Para ser un piloto que consiguió casi el 80% de los puntos con que la escuadra de Didcot ganó la Copa de Constructores por séptima vez en la historia, su premio es más bien miserable. Notablemente, con la victoria en Australia, Mansell se habrá asegurado un puesto en el equipo para el próximo torneo.
Los nervios de Schumacher traicionaron su generoso manejo en dos ocasiones durante el fin de semana australiano. Primero, el fuerte despiste durante la tanda clasificatoria del viernes, en la chicana bautizada `Ayrton Senna´. `Me subí a un pianito al entrar en la chicana, y se me escapó la trompa del auto. Al treparme al pianito opuesto, se atravesó la cola y perdí el control...´, explicó.
El chasis B-794/8, con que Schumacher ganó en Jerez y fue segundo en Suzuka, fue descartado y el alemán debió correr con el `muleto´ Nº6.
Vuelta 36, curva de East Terrace. Hill está manejando como nunca, con determinación, y por primera vez en el año lo pone en aprietos a Schumacher. El líder se desconcentra, se va de pista y golpea una pared, retorna justo delante de Williams, que quiere pasarlo en la curva siguiente. El alemán lo cierra, hay un toque, el Benetton vuela por el aire, allí mismo abandona.
El piloto baja del auto y espera. El Williams marcha lento a los boxes, el brazo superior trasero de la suspensión delantera izquierda está quebrado. Un minuto de tensión, acaso dos, mientras campea la incertidumbre: ¿podrán cambiar la pieza? Hill necesita ahora terminar quinto para obtener el título. Pero Patrick Head, director técnico, dice que no. Hill mira sus manos y descubre un consuelo escaso, tonto...
Con apenas 34 Grand Prix corridos, es el piloto con mayor porcentaje de podios de la historia: 21, el 61,76%. Schumacher, en East Terrace, es campeón del mundo.
Se equivocó Schumacher? Sí, y doblemente, porque cometió un error al despistarse -la diferencia con Hill en ese momento era de 1s 931, no tan exigua- y porque le cerró el camino al inglés, que ya había adquirido el derecho a doblar primero en la curva posterior. ¿Lo hizo intencionalmente? Acaso nunca se sepa si tantas frustraciones en la segunda parte del año lo movieron a cometer una jugada tan arriesgada como deshonrosa.
¿Se equivocó Hill al querer superarlo tan apresuradamente? Seguramente no. En una lucha tan cerrada quiso aprovechar una de las pocas oportunidades de las que dispondría, sin saber que el Benetton ya tenía, también, tras el toque contra la pared, un brazo de suspensión dañado...
Ese incidente acabó abruptamente con la mejor carrera del año. ¿Quién habría ganado en condiciones normales? Es materia opinable, pero lo cierto es que Damon Hill mostró mucho más de lo que se suponía podía dar; Michael Schumacher, por el contrario, exhibió lo peor. Aunque, después de todo, el certamen debía terminar de esta triste manera: con un final acorde a un año traumático para la Fórmula 1".
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