21.10.09

Superclásico y el adiós de Diego

CUANDO MARADONA JUGÓ SU ÚLTIMO PARTIDO
El 25 de octubre de 1997 -cinco días después del aniversario de su debut en primera-, Diego Armando Maradona disputó el partido que marcó su adiós oficial. En el estadio Monumental, Boca venció a River Plate por 2 a 1. Aquella noche, el futbolista se sometió a un control antidóping y cuatro días después anunció su retiro definitivo de la actividad profesional. La cobertura de El Gráfico.



Texto extraído de El Gráfico nº 4073, del 28 de octubre de 1997.

"`QUIÉN ME QUITA LO BAILADO...´
`¡Estamos todos de la cabeza/ somos la banda descontrolada/ se mueve para acá, se mueve para allá/ ésta es la banda más loca que hay!´
¿Un canto de la hinchada? ¿Una locura colectiva después de un triunfo sorprendente? No, es Diego Armando Maradona festejando en la puerta de su casa de Villa Devoto a las 23.30 del sábado 25 de octubre.
El día de la resurrección de Boca en el Monumental. Porque el equipo del Bambino estaba muerto y milagrosamente volvió a vivir.
Pero volvamos al Diez. Ahí está él, saltando como un chico ante la mirada de unos pocos vecinos del barrio.
-¿Sabés qué pasa? En este barrio son todos de River, pobres ¿no? Creyeron que lo tenían en el bolsillo y se lo robamos, je, je...
-Diego, se nota que estás eufórico...
-¡¿Qué te parece?! Tengo otro clásico en el lomo y River hace un montón que no nos gana. Me parece que sigo hasta los 40...
-Pero casi no jugaste, ¿en qué momento te lesionaste?
-Después del gol de River. Me salió Astrada, se la pasé al Huevo Toresani y sentí el pinchazo en la ingle. Es la misma lesión del partido con Colo Colo en Chile, exactamente en el mismo lugar. Espero recuperarme en diez o doce días. No me quiero perder ni un solo partido.
-¿Donde viviste el segundo tiempo?
-En el vestuario, abrazado al Leche La Paglia y matándome de risa ante cada movimiento del dirigente Juan De Turris. ¡Estaba más desesperado que yo! Pero tenía una fe bárbara.
-Pero en el primer tiempo fueron un desastre...
-Sí, y lo lindo es que pudimos remontar un resultado impresionante. Darle un gol de ventaja a River y además la pelota, era suicidarse, y Boca se la bancó. En el primer tiempo, Latorre no salía a buscar, perdía Cagna y Solano, no lo toreamos a Gallardo... Pero después fue todo lo contrario.
-Y lo definió Palermo, un jugador que te llena los ojos...
-Un fenómeno y lo banco a muerte. Lo sé un goleador de raza y nosotros lo aguantamos para que pudiera definir el partido.
Antes de comenzar su clásico número siete -ganó tres, empató tres y perdió uno-, tuvo un gesto de grandeza y corrió a saludar a Ramón Ángel Díaz. ¿El arco iris después de la tormenta? Algo puede cambiar...
-¿Por qué fuiste a saludar a Ramón?
-A Ramón Díaz fui a darle la mano, pero me parece que no lo habrá apreciado o que le dio lo mismo... El que sí se portó muy bien fue Omar Labruna, se levantó y me dio la mano. Pero lo que vale es que yo quería mostrarle a Ramón Díaz todo mi agradecimiento por aquella vez que habló del tema del dóping.
-Hablando del dóping, parece que estás abonado a los controles.
-Sí, parece que tienen la bolilla 10 acá -señalándose la palma de la mano-, pero cueste lo que cueste estuve adentro de la cancha... De lo que reniego siempre es que gente como Davicce no sabe disfrutar a su equipo. Tiene a Francescoli y unos jugadores bárbaros, pero se pone a hablar de Maradona, a protestar los puntos, una asquerosidad.

Sin querer se pone serio. Pero se da cuenta inmediatamente y vuelve a saltar, a festejar. A su lado, Guillermo Esteban Coppola sonríe complacido. Es que Diego se efectuó un control ante el juez Claudio Bonadío después del partido para tener mayor tranquilidad y para ahuyentar los rumores de un nuevo positivo. También porque estaba la posibilidad de viajar a Italia para jugar un encuentro junto a Franco Baresi y otras figuras. Pero el presente es Boca.

-Diego, faltan nueve fechas. ¿Este equipo puede ser campeón?
-Creo que sí. Boca acaricia ese perfume de campeonato tan particular. Este fue el triunfo de la gente. Esta tarde fueron maravillosos. Cantando, gritando mientras se mojaban, ¡unos genios!
-Pero hay mucho por mejorar...
-Sí, lo sé. También es importante no marearnos con esta victoria. Y que quede claro: Boca no es solamente pelotazo, puso lo que había que poner. Dimos vuelta un partido increíble y quedamos al tope de la tabla, como tiene que ser.
-¿Es serio el rumor de que podrías jugar contra Colombia en la cancha de Boca con la camiseta de la Selección...
-Noooooo, de eso ni hablar.

Y se fue a festejar con los suyos. Porque Diego, ese sábado, adelantó su propio regalo de cumpleaños.

MARADONA NO DEBIO HABER JUGADO
A Diego Armando, lo único que se le puede elogiar de su etéreo paso por el césped del Monumental es la valentía para no borrarse ni aun siendo la sombra de su sombra. Estaba mal y lo sabía. Pero quiso decir presente en la más grande cita del fútbol argentino. Futbolísticamente, lo suyo fue muy pobre. Lentificó cada ataque de su equipo que, bajo su pretendida conducción, fue una lágrima durante los 45 minutos iniciales, jugando a cincuenta metros del Mono Burgos. Cuando salió, Boca vio la luz. Porque sus compañeros, aun sabiendo que estaba en malas condiciones, lo buscaron siempre en la primera etapa. Simplemente porque es Maradona, por respeto reverencial al monstruo que fue. Pero, a esta altura, entrenando a piacere y al borde de los 37 años, el más grande de todos los tiempos aporta muy poco".
.


Leer más

0 comentarios: