30.10.09

Literatura

A 45 AÑOS DE LA MUERTE DE MARTÍNEZ ESTRADA
El 3 de noviembre se cumplen 45 años del fallecimiento de Ezequiel Martínez Estrada, uno de los más importantes ensayistas argentinos del siglo XX. Autor de libros emblemáticos del pensamiento argentino como Radiografía de la pampa (1933) y La cabeza de Goliath (1940), comenzó su carrera literaria en 1917 publicando en el periódico Nosotros. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. A comienzos de la década de 1960 residió en México y Cuba, donde fue director del Centro de Estudios Latinoamericanos de Casa de las Américas.


Una lectura de la historia, nota de Manuel Arias publicada por Página/12 el 3 de noviembre de 1987.

"El 3 de noviembre de 1964 moría en su casa de Bahía Blanca, confinado en un virtual exilio interior, Ezequiel Martínez Estrada. Durante sus últimos años había vivido un profundo desencuentro con la cultura oficial que, en los años treinta y cuarenta, lo había entronizado en el panteón de los ilustres.
En 1951 Martínez Estrada comenzó a padecer una enfermedad de la piel que lo postró durante años. Con el rostro ennegrecido y cubierto de llagas deambuló por diversos hospitales y consultas. El propio Martínez Estrada confesó luego que su padecimiento tenía una raíz psíquica: concebía al peronismo como un mal que corrompía a la patria y también a su propio cuerpo: 'Yo y mi país estábamos enfermos...', escribía en Cuadrante del pampero.
En 1955, simultáneamente, caía el régimen que Martínez Estrada sentía como oprobioso y el escritor recuperaba su plena salud: comenzó entonces una etapa intensamente creativa. En 1956 y 1957 editó diez libros. Cuatro recopilan su obra narrativa, escrita casi enteramente durante el peronismo: Marta Riquelme, Sábado de Gloria, Tres cuentos sin amor y La tos y otros entretenimientos. Al mismo tiempo salen, uno tras otros, cuatro libros de ensayos políticos, panfletarios, circunstanciales, ferozmente polémicos: ¿Qué es esto?, Exhortaciones, Cuadrante del pampero, y Las cuarenta. También publica dos ensayos literarios: El hermano Quiroga y Heraldos de la verdad (Balzac, Niesztche, Montaigne).
Mientras el resto de los escritores antiperonistas se sienten cómodos con la Revolución Libertadora, de la que muchos serán funcionarios, Martínez Estrada se distinguirá por sus disidencia. Sin perjuicio de su virulenta crítica a (Juan) Perón, al que califica como demagogo y delincuente, y de fustigar la adhesión que le prestaban las masas, las críticas de Martínez Estrada al cesarismo militar se tornan feroces. En una epístola antimilitarista que publica el semanario Propósitos el 6 de agosto de 1656 titulada Lluvia sobre cactus y que está dirigida, irónicamente, a los 'señores feldmariscales y palafreneros', llama a los militares 'servidores de intereses imbricados en intereses'. Los apostrofa: 'No se os ama ni se os respeta, se os teme'.
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Su antiimperialismo se acompaña con una afirmación libertaria que debía sonar estridente a los escritores del riñón antiperonista: 'Mi credo es: todo el poder a las cooperativas y los sindicatos', sostiene en 1957, en un reportaje. (Jorge Luis) Borges sale a enfrentarlo, señalando que, en el fondo, Martínez Estrada es un peronista encubierto. La reacción del autor de La cabeza de Goliath no se hace esperar: 'turiferario a sueldo', llama a Borges en Propósitos. La respuesta es igualmente dura. con el título de Una efusión de Martínez Estrada, el autor de Ficciones replica nada menos que en Sur. 'Energúmeno', califica Borges a su contradictor, insistiendo en que éste practica 'un elogio indirecto a Perón'.
Que en la propia Sur, a cuyo consejo pertenecía Martínez Estrada y cuya amistad con Victoria Ocampo estaba fuera de toda duda, se atacara así al escritor iconoclasta marcaba hasta qué punto las 'veleidades' de Martínez Estrada irritaban a la intelligentsia. Los libros de Martínez Estrada no son publicados por ninguna de las grandes editoriales y ven la luz en sellos menores. Un espeso silencio se cierne sobre ellos.
Amargado, Martínez Estrada marcha a un autoexilio en México y Cuba. En la isla vivió dos años, entregado a la redacción de un monumental estudio sobre Martí. Sus choques con la sociedad cultural porteña se agudizaron cuando se produjo la invasión de Bahía de los Cochinos. Borges, (Adolfo) Bioy Casares, (Eduardo) Mallea, (Manuel) Mujica Láinez encabezaron una solicitada aplaudiendo la agresión. Martínez Estrada responde, airado, reivindicando el derecho histórico de Cuba a la rebelión antiimperialista.
A 23 años de su muerte, la tarea narrativa de Martínez Estrada, su original y vigoroso mundo de ficción va imponiéndose como la parte más viva de su obra".


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