El 4 de septiembre de 1909 nació en la ciudad de Buenos Aires José “Pepe” Biondi, uno de los actores cómicos más famosos del país. Comenzó su carrera trabajando en un circo desde niño. Luego fue acróbata y formó con Dick (Zalman Ver Dvorkin) un dúo humorístico que durante casi veinte años recorrió la Argentina y América. La dupla triunfó en México y Cuba, donde fue raptado el día que cumplía 49 años. Este es un fragmento de “El día que la guerrilla de Fidel secuestró a Pepe Biondi”, nota publicada en la revista La Maga, nº 194 del 4 de octubre de 1995.
“La noche del 4 de septiembre de 1958, El show de Pepe Biondi debía salir al aire, cuando un locutor apareció en la pantalla en lugar del cómico y dijo: ‘Señoras y señores: por causas ajenas a su voluntad, Pepe Biondi no ofrecerá su programa de costumbre’. En su lugar irían dibujos animados. ¿Qué había pasado? ¿Cuál era el motivo que obligaba a Biondi a no hacer su presentación el día de su cumpleaños? La respuesta no se ofrecía desde la pantalla. Era un misterio para todos, inclusive para su familia.
Biondi, como todos los días, se había dirigido a grabar su programa en el edificio Focsa, de la calle Línea 10, que quedaba a una cuadra de su casa. Como él era un hombre muy delicado y no quería que le tocaran la cara, se maquillaba antes, se pegaba la peluca y se iba caminando.
Al cruzar la calle, camino de los estudios de la CMQ, se le acercó un joven y le dijo:
-Siga a mi lado, tiene que acompañarme.
-Pero tengo que ir a mi trabajo -le contestó Pepe.
-No se ocupe de su trabajo ahora.
Otro joven se acercó y le habló en términos más convincentes:
-Síganos que estamos armados.
-Pero… ¿Sabe? Mi trabajo –insistió Biondi.
-Somos del Movimiento 26 de Julio y no queremos que la gente se ría hoy. No tema, nada le pasará.
Los recogió un automóvil manejado por una señorita que se unió al grupo. Le reiteraron que nada le pasaría, simplemente que el pueblo cubano no podría reír el 4 de septiembre por ser una fecha batistiana.
-¿Y si nos detiene una patrulla? –preguntó asustado Biondi- ¿Qué debo decir?, ¿qué vamos a decir?
-No nos detendrá ninguna patrulla.
-Pero, ¿y si nos detiene?
-No piense en eso –le pidieron y se extendieron en una conversación amistosa sin dramatismos, ni actitudes heroicas.
En su casa, la familia aún ignoraba lo que había sucedido. Estaban asustados e impacientes. En el canal nadie les decía nada. Biondi había desaparecido como por arte de magia. Después de 4 horas de espera llegó Raúl Gómez, un asistente de vestuario, que era como un familiar para ellos, y les dijo que no se asustaran, que Biondi había sido raptado: ‘No lo comenten, lo secuestraron los del Movimiento 26 de Julio’. Esa noche se acercaron a la casa los de la embajada argentina, los de United Press y otros medios. La casa se llenó de gente. Luego de diez horas de no tener absolutamente ninguna noticia recibieron un llamado. El mensaje fue breve: ‘Estoy bien, hasta luego’ y cortó. Fue lo único que supieron hasta el otro día.
Al día siguiente lo liberaron en el pueblo de Dolores, maquillado y con la peluca. Pepe se dirigió hacia una iglesia en busca de ayuda. El cura, que lo reconoció, se ofreció a llevarlo de Dolores a La Habana.
Una semana después Biondi retomó su programa como si nada hubiera ocurrido. Al público se le informó que había sufrido un ataque renal.
A partir de allí el teléfono de su casa no dejó de sonar. Recibió innumerables muestras de cariño, especialmente de los residentes argentinos en Cuba. Esto era lógico de entender porque la casa de Biondi era como el consulado argentino en Cuba. Todo compatriota que llegaba a esa isla era muy probable que pasara por su departamento. Así cosechó infinidad de amistades y el reconocimiento de sus coterráneos, quienes le hicieron un homenaje por ‘su sentido incondicional de la amistad y su cordialidad en el trato, a todos los compatriotas’”.
Audio original de Pepe Biondi
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