4.9.09

Estados Unidos

HACE 20 AÑOS BUSH LANZABA UN PLAN ANTIDROGAS
En estos días donde se discute la instalación de bases militares norteamericanas en territorio de Colombia, con el argumento del combate al narcotráfico, se cumplen veinte años del anuncio del presidente George Bush de su Programa Antidrogas. La iniciativa contemplaba el aumento de las penas por delitos asociados al narcotráfico, el incremento de la capacidad de las cárceles, mayores controles fronterizos, y una suba de la ayuda militar para Colombia, Perú y Bolivia, entre otras medidas. Cómo lo informaba Página/12 el miércoles 6 de septiembre de 1989.


EL ENEMIGO PÚBLICO Nº1
“Desde el solemne Salón Oval de la Casa Blanca, el presidente George Bush anunció ayer su esperado Plan Antidrogas –calificado como ‘el más ambicioso de la historia’ por altos funcionarios de su administración-, en un discurso que fue transmitido en directo no sólo en todo el territorio norteamericano sino también por la televisión estatal colombiana. El programa asigna a la lucha contra las drogas unos 2000 millones de dólares más que el actual, y destina un mínimo de 250 millones a Colombia, Perú y Bolivia. El espíritu del proyecto pone énfasis en la fase represiva, que habrá blanco no sólo en los epicentros de producción sino también, y por primera vez, en el consumo interno. El ‘zar antidrogas’, William Bennett, definió en pocas palabras la inspiración del nuevo plan: subrayó que el mayor consumo no se registra entre adictos ni en zonas marginadas, sino entre ‘usuarios causales’ de clases media y alta. ‘Piensan que nunca serán castigados’, recalcó. Una de las ideas que Bennett pretende poner en práctica es la creación de ‘campos especiales’ militarizados para recluir a los usuarios de baja peligrosidad.
Presentado por el presidente Bush como ‘la base de un diálogo de corazón a corazón con el pueblo americano’, el Programa Nacional Antidrogas reflejó no sólo el interés del gobierno norteamericano en erradicar un problema, sino también en un cambio de ángulo y de estrategia para combatirlo. Lo descripto por Bush constituye una ofensiva global de neto carácter represivo, centralizada en tres direcciones: la primera contra las fronteras, donde se aumentará la vigilancia para interceptar la entrega de mercancías, con mayor participación de las fuerzas armadas. La segunda, según expresiones de Bennett, consiste en ‘llevar el combate a la calle’, es decir atacando a los distribuidores y revendedores, y llegando a los pequeños consumidores, quienes vienen siendo blanco de las críticas de los funcionarios de Bush.
Tanto Bennett como el procurador general Richard Thornburg coincidieron en señalar a los ‘usuarios casuales’ como ‘responsables’ de los recientes desastres colombianos.
En tercer término, el plan dispone un endurecimiento de las penas vinculadas a delitos asociados al narcotráfico, y la construcción de prisiones especiales, para lo cual serán destinados unos mil millones de dólares.
Alrededor de la tercera parte de los fondos totales serán asignados al tratamiento de adictos y a prevención, tareas a cargo de escuelas y universidades.
(…)
Según diversos medios de prensa norteamericanos, el éxito del plan dependerá de que Bush sepa sortear los problemas de jurisdicción que se presentan, y amenazan ser múltiples. El Departamento de Justicia, por ejemplo, acaba de bloquear una de las propuestas de Bennett, que consistía en crear un centro federal único de información para todos los organismos involucrados en el plan.
Mientras tanto, en Belgrado, donde están reunidos representantes de países No Alineados, fue leído por el canciller colombiano un mensaje del presidente Virgilio Barco, en el que lanzó un dramático llamado a los países ‘consumidores de drogas’ para que ‘emprendan acciones serias y decididas para frenar el consumo’ de estupefacientes. ‘Es intolerable que mientras en Colombia libramos una dura batalla contra la droga, en las grandes ciudades del mundo desarrollado se expenden drogas bajo la mirada tolerante de las autoridades’”.

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