25.6.09

HACE CUARENTA AÑOS MATABAN A VANDOR

-Hola, Vandor, ¿qué dice?
-Hola, Cafierito.
-Lo ando buscando a (Miguel) Gazzera. ¿Está ahí?
-No. Aquí no.
-¿Cómo se prepara para mañana, Vandor? Todo saldrá bien, ¿no?
-¿Usted cree, Cafierito?

Eran las once y media pasadas, el lunes 30 de junio, cuando Augusto Timoteo Vandor colgó el teléfono, luego de este breve diálogo con el economista Antonio Cafiero, uno de sus allegados.


Segundos después, molesto por los gritos que se filtraban hasta su despacho del primer piso, en la sede de la Unión Obrera Metalúrgica (Rioja 1945), accionó el dispositivo eléctrico que abría la puerta, dio unos pasos y comentó a Alfredo Pennisi, secretario de la filial de Santa Fe:
-Ché, voy a ver qué cornos pasa.
Sólo alcanzó a ver dos intrusos que dispararon contra él; Vandor quedó tendido en el pasillo, con cinco balas de pistola 45 en el cuerpo. A Pennisi lo empujaron hacia el interior de la habitación, cuyo acceso quedaría clausurado; enseguida, los asesinos dejaron una bomba de mecha entre las piernas del agonizante Lobo y huyeron, con otro par de secuaces -uno de ellos había quedado fuera, el volante de un automóvil Torino-, mientras anunciaban que un artefacto similar explotaría en la planta baja.
Federico Vistalli, asesor de prensa de la UOM, y otro amanuense, Mariano Martín, arrastraron a Vandor fuera del radio del estallido, que se produjo a los 5 minutos, hasta desmoronar buena parte de la casona, un edificio de treinta años enclavado en el barrio de Parque Patricios. Llevado a la policlínica del gremio, en Hipólito Yrigoyen al 3200, Vandor murió antes de llegar; en ese sanatorio lo encontró su esposa, que desempeña allí una labor administrativa. La tragedia fue consumada en un cuarto de hora".

Este es el comienzo de la nota Vida y milagros de Augusto Vandor, publicada en Primera Plana. Sobre los instigadores del crimen, la revista especulaba con: "la CGT de Paseo Colón, que no obstante condenó el asesinato; los ejecutores: un comando marxista o del peronismo 'revolucionario'". Aunque tampoco descartaba a "los adversarios de Vandor en el gremio metalúrgico".

A cuarenta años de los hechos continúa impune el asesinato de Augusto Vandor. "La historia de su apogeo es la historia del sindicalismo argentino en la última década, era El Negociador, un astuto orfebre de pactos y alianzas con Dios y el Diablo; esto es, con sus colegas, con los patrones, con los gobernantes, con los políticos y los militares, y aun con el mismo Perón, de quien acababa de lograr un nuevo espaldarazo. Derrotado, siempre surgía de sus cenizas, Ave Fénix a cuyo renacimiento no sólo prestaba fuerzas al exiliado sino también a aquellos sectores con quienes Vandor se entendía".

Fuente: Primera Plana, nº 341 del 8 de julio de 1969

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