7.11.11

Espectáculos

A 20 AÑOS DE LA MUERTE DE YVES MONTAND
El 9 de noviembre de 1991 falleció el cantante y actor francés Yves Montand. Nacido en Italia como Ivo Livi, emigró con su familia a Francia cuando era niño. Con su esposa, la actriz Simone Signoret, compartió el arte con la militancia política y la defensa de los derechos humanos. Su recuerdo, en fragmentos de “Vengo en representación de los hombres libres”, nota de Beatriz Iacoviello publicada en el diario Clarín el 27 de septiembre de 1988.






   “Todo estaba tranquilo en Ezeiza. Los pasajeros transitaban por los salones sin preocupación. Nadie sabía que entre los vuelos de la mañana había llegado -haciendo una fugaz escala- el actor y cantante francés Yves Montand. Ni el personal de la línea francesa apostado en la aeroestación parecía muy avisado del acontecimiento. La estancia de Montand en nuestro suelo fue apenas de una hora. Clarín logró dialogar con él en el salón especial de los pasajeros de primera clase. Nos recibió con una amplia sonrisa y gran disposición para conversar. Un canoso mechón rebelde que le caía sobre la frente de daba un cierto aire juvenil. Sus ojos muy penetrantes nos miraron con curiosidad. La charla transcurrió plácidamente, ya que al ser el nuestro el único medio gráfico que lo entrevistaba no existieron tensiones ni presiones para capturar respuestas. Un único competidor: el reloj.
   -¿Cuál es el motivo de su visita a Chile?
   -Fui invitado por el Centro de Estudios para el Desarrollo y por el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales junto con Claudia Levin y Gabriel Valdés. Acepté la invitación con mucho gusto con la esperanza de que mi presencia sirva para algo, para que Chile retorne a su cauce democrático.
   -¿Usted apoyará concretamente la no continuidad de Pinochet en el poder?
   -Me resulta difícil exponer mi criterio en la situación en que me encuentro: estoy y estaré en un país extranjero. Pero mi actitud será inequívoca, apoyaré a los partidarios del 'no', que no representan un solo color político. El mundo está informado de que la clase política chilena, es decir todas las tendencias políticas están en contra de Pinochet. Dentro de este conjunto hay una diversidad que a su vez implica una gran variedad de problemas. Esa estructura la comprendo, porque en mi condición de hombre libre yo también tuve problemas por luchar a favor de la democracia y en defensa del hombre.
   -En esta oportunidad, ¿usted representa a su país?
   -No, a los hombres libres. Mi presencia es absolutamente personal. Será, como el fin de un ciclo que comenzó en 1974, cuando realicé esa velada en el Olimpia de París a beneficio de los refugiados chilenos. Por lo tanto no pude negarme o escapar a la invitación.
   -¿No temió que su presencia pueda ser considerada con una intromisión en asuntos internos de otro país?
   -Es posible. Pero esa realidad no es la cuestión de un país, es planetaria y nos atañe a todos. Se trata de vivir en un país confortable... como mi país u otros países... O como en la Argentina, a pesar de sus dificultades. Aquí ustedes poseen una democracia difícil y complicada de poner en marcha, que genera discusiones, discrepancias, pero que garantiza un estado de derecho. No se puede vivir en un país como Francia y desinteresarse de lo que ocurre en otros países, en particular Chile. Ahora, si un país acepta libremente la dictadura militar o el fascismo, no digo nada... porque es el pueblo el que eligió. En el caso de Chile, no es esa la situación; no es un régimen aceptado, sino rechazado. También creo que entre las propias fuerzas militares chilenas hay desacuerdos. Algunos piensan que la acción del general debió durar dos, tres o cinco años y él continúa y continúa... Es cierto que es un problema que atañe a los chilenos, pero si me preguntan si debo ser solidario con toda acción que sea realmente justa y democrática, efectivamente lo soy... Voilá.
   -¿Que imagen se tiene de la República Argentina en Francia?
   -Usted sabe muy bien que junto con Simone Signoret luchamos para que la Argentina tuviera un gobierno democrático. Realizamos movilizaciones y firmamos declaraciones en la Embajada Argentina en Francia, y con nosotros muchos artistas y políticos. Creo que en ese momento cumplimos con un rol de gran importancia. La imagen actual es controvertida, pero buena porque defienden lo conquistado, la democracia.
   -¿En la actualidad su actividad está volcada a la política?
   -Tengo una casa... un auto... una cuenta en el banco... todo lo gané sólo con mi trabajo. Lo que no puedo hacer, y en esto, compréndame, no hay una pizca de demagogia, es desinteresarme o permanecer indiferente a lo que suceda en otros lugares. Entonces, cuando puedo ayudar ayudo. Pero me ocupo de lo mío... y es el cine.
   -¿Proyectos?
   -Finalicé el filme Lola con Jacques Demy, el director de Los paraguas de Cherburgo. Espero concretar otra realización y algunas actuaciones. Por otra parte continuaré preocupándome por lo que ocurre en Chile y América latina.
   Hubiera sido interesante llevar a Montand a los terrenos de la crisis del cine europeo, a sus relaciones con la actual canción francesa, incluso al estruendoso episodio de aquella última noche del Festival de Cannes de 1987, cuando le tocó, como presidente del jurado oficial, anunciar la absurda victoria de Bajo el sol de Satán y de Maurice Pialat sobre La familia y Ojos Negros, sobre Scola y Mijalkov. Pero nuestro único competidor, el reloj, se impuso inapelablemente. Volvimos a la redacción con nuestra exclusiva mientras la estrella casi legendaria volaba del otro lado de la frontera con su credo libertario.”

A París, Yves Montand en vivo


Tráiler de Let's Make Love, película con Marilyn Monroe


Montand en tramos de la película Estado de sitio







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