A 30 AÑOS DE LA MUERTE DE BALBÍN
El 9 de septiembre de 1981 falleció Ricardo Balbín, uno de los políticos más destacados de la historia de la Unión Cívica Radical (UCR). Diputado nacional y varias veces candidato a la presidencia, lideró el centenario partido a lo largo de tres décadas. Su muerte y su vida, en fragmentos de Qué pasa sin Balbín, nota de Alfredo Serra, Tabaré Áreas y Jorge Vidal en la revista Somos, nº260 del 11 de septiembre de 1981.
“Las 8.02 del miércoles 9 de septiembre. El doctor Carlos Di Rago, director de la clínica IPENSA (La Plata), sale al hall y enfrenta por enésima vez a los periodistas. Los mira fijo y con voz serena dice: 'Lamentablemente debo comunicarles que el doctor Ricardo Balbín falleció hace unos instantes'. De esa forma el país se enteró -segundos después- de la muerte del hombre que manejó al radicalismo en los últimos treinta años y que fue -junto con Juan Domingo Perón- la mayor expresión del caudillismo moderno en la vida política de los argentinos. La avalancha de declaraciones de funcionarios y personalidades de todos los sectores hablando sobre su persona, la preocupación oficial, la visita del presidente Viola apenas instalada la capilla ardiente y las especulaciones sobre la sucesión fueron sólo algunos de los elementos que ese mismo miércoles pusieron en tensión todos los resortes del poder para desarrollar una estrategia que los máximos niveles políticos del gobierno todavía evalúan: cuál es la verdadera dimensión del fenómeno Balbín.
(…)
Los que conocen la intimidad del radicalismo dicen que sus máximos dirigentes tendieron a ubicarse en los últimos años en el espacio centrista que creció bajo la sombra de Balbín. Dicho en otras palabras, que tomando a Balbín como centro hay un ala izquierda y un ala derecha, las dos con predisposición a inclinarse hacia el punto de equilibrio marcado por el viejo caudillo, y donde sobresalen: (Juan Carlos) Pugliese y (Antonio) Troccoli. Sobre la izquierda del dispositivo radical estarían hombres como Raúl Alfonsín y Carlos Perette, obstinados civilistas que sostienen la postura más dura respecto del gobierno militar.
(…)
¿Cómo llegó Ricardo Balbín a ser la figura pública que fue?
En 1931 un grupo de muchachos radicales recorría las calles de La Plata en busca de un candidato para ser presidente de la sección primera. Como los posibles no estaban o se negaban a aceptar, uno lanzó la idea: ¿Por qué no sos vos, Ricardo? Fue el primer cargo partidario de Balbín. Tenía 27 años.
Meses después fue candidato a diputado. Ganó la banca, pero el gobierno del general José Félix Uriburu anuló la elección. En 1940 volvió a ser candidato, pero a la legislatura de Buenos Aires, y fue muy criticado por participar en una elección que se presumía como fraudulenta. Balbín replicó: 'Ustedes compórtense como se debe en una elección, y si hay fraude, yo renuncio a mi banca'. Renunció con Crisólogo Larralde, que había ganado una senaduría.
En 1946 llegó a ocupar una banca para la que había sido elegido, integrando el famoso grupo de los 44 diputados opositores a Juan Domingo Perón. 'Aunque era mi debut -recordó años después-, fui nombrado presidente del bloque. Temblaba como un alumno al que rudos profesores le toman examen'. En esa época se habla ya de su magnífica voz, de su domino de la metáfora y de su efecto oratorio. Otro diputado que empezaba a hacer sus primeras armas era Arturo Frondizi. Mientras Balbín atacó al peronismo por el monopolio de los medios de comunicación, la falta de libertad de expresión, el régimen policial, el culto a Perón y el manejo de Eva Perón de los fondos de la Fundación, Frondizi apuntó a las falencias económicas del régimen.
Esas críticas provocaron serios enfrentamientos con la bancada oficialista, que resolvió el problema expulsando a Balbín de la Cámara en 1949. Sin fueros parlamentarios, y con varios procesos pendientes, Balbín fue detenido y llevado a la cárcel de Olmos.
(…)
En las elecciones de 1951 la fórmula Perón-Quijano saca 4.744.803 votos, contra 2.416.712 de Balbín-Frondizi. Mientras la represión oficial se hace más dura, la oposición radical es una molesta espina para el peronismo, y Balbín es el blanco de los ataques. Sus apariciones públicas (en plazas o parques) iban acompañadas de incidentes provocados por leales al gobierno que terminaban con la detención del orador y de sus seguidores. Años después, al recordar esos tiempos, Balbín dijo: 'Es un capítulo olvidado. Sólo está en mi memoria que me expulsaron de la Cámara y que tenía varias decenas de procesos'.
(…)
(En 1972) Según los politicólogos allí empezó la otra etapa de Balbín. Urdió la convergencia de radicales y peronistas que desembocó en la Hora del Pueblo, que reclamó con urgencia al gobierno de Lanusse una salida electoral inmediata. Balbín cometió un error político: no advertir que la urgencia electoral era más de Perón que suya.
Perón regresa al país el 17 de noviembre de 1972, y habla con Balbín en el restaurante Nino y en su casa de Gaspar Campos. Lo halaga: 'con Balbín voy a cualquier parte'. Balbín se presenta otra vez como candidato a la presidencia, pero es derrotado por Héctor Cámpora. La renuncia de Cámpora obliga a un nuevo llamado a elecciones. Perón lo derrota por casi 5 millones de votos.
Durante la gestión Isabel, el vacío de poder y la corrupción llegan a lo intolerable.
Pero Balbín dice: 'Somos partidarios de la estabilidad y la democracia, lo que a veces nos hace aparecer como ridículos en vista de los tremendos errores que se comenten a diario. Empero, las instituciones son irremplazables. Este gobierno debe llegar a su término, aunque sea con muletas...'”
Entrevista al caudillo radical sobre sus charlas con Perón
Funeral de Balbín
.
Leer más
0 comentarios:
Publicar un comentario