HACE 15 AÑOS DE LA RÚA ERA ELEGIDO JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO
El domingo 30 de junio de 1996 Fernando de la Rúa se convirtió en el primer jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires elegido por voto popular. Su victoria lo transformó además en el líder de la oposición al gobierno menemista. Tras la reforma constitucional de 1994 el intendente capitalino dejó de ser elegido por el presidente de la Nación. El triunfo del candidato de la Unión Cívica Radical (UCR) en fragmentos de Capital con chupete nuevo, nota de Martín Granovsky en el diario Página/12 del 1 de julio de 1996.
“'Como decía Perón, llevo en la retina la imagen del pueblo', dijo el futuro ex intendente porteño Jorge Domínguez tras conocer su derrota. Perón hablaba del oído y no de la vista. Con cualquiera de los sentidos, la imagen de ayer fue triple: Buenos Aires es la capital de la oposición; el dueño político es hoy un cordobés llamado Fernando de la Rúa; Graciela Fernández Meijide no se benefició de un corte abrumador de boletas pero tiene más acciones en la sociedad porteña que Norberto La Porta y, aun, Carlos Chacho Álvarez. Así quedó marcado el tono político del día en que, por primera vez en su historia, los vecinos de la Capital Federal eligieron alcalde por voto democrático.
De la Rúa demostró que no tiene competidor en el distrito en los últimos 23 años, desde cuando ganó su primera senaduría contra Marcelo Sánchez Sorondo en medio de la imparable ola peronista del '73. Cada vez que él se presenta, el radicalismo gana. Solo cuando él no se presenta pueden ganar otros: el peronismo en 1991, Álvarez en 1994, Fernández Meijide en 1995. Ayer, de la Rúa se reveló otra vez como un candidato políticamente correcto, que dice moderadamente lo que hay que decir cuando un moderado debe decirlo. Pero se permitió la lujuria de festejar su reinado porteño con un acto en el Obelisco. 'Por suerte, el Presidente ya no es jefe de esta ciudad: es el pueblo', dijo hablando junto al símbolo de las postales en un discurso que, sin embargo, fue nacional y no doméstico. De la Rúa saludó a 'los compatriotas del interior de la República' y desafió a Menem sin nombrarlo advirtiendo que 'si alguien nos quiere poner palos en la rueda, le pondremos la fuerza de la gente'. También estableció su proyecto de tomar la intendencia como vidriera: 'El pueblo se siente defraudado por esta política de frivolidad y bandidaje, y lo que nos está dando a nosotros es una oportunidad de demostrar que se puede ser honesto y eficiente en el gobierno'.
Con ayuda del 'diccionario De la Rúa-castellano' se puede interpretar que el acto del Obelisco fue su lanzamiento para las presidenciales del '99. El intendente electo ya se juega el liderazgo de la oposición al menemismo con un contrincante interno (Rodolfo Terragno) y dos externos (Graciela Fernández Meijide y, si se repone del bajón político, Chacho Álvarez). José Bordón era políticamente correcto como él, pero la tormenta del verano que protagonizó junto a sus entonces compañeros del Frepaso le hizo perder varios turnos de la carrera.
(…)
El ejecutivo que más cuenta, en tanto, miró para otro lado. Desde Anillaco, Carlos Menem sentenció que había sido 'una victoria de la democracia', que como se sabe es el partido de todos que gana cuando pierde el partido de turno. Menem añadió que en la Capital Federal siempre gana uno distinto y Corach lo ayudó recordando que la Capital es opositora, cosa que no fue cierta en 1991, cuando Menem levantó la mano de su amigo Antonio Erman González cuando acababa de triunfar como diputado. Menem tenía la secreta esperanza de que Domínguez pasara el 30 por ciento. No se dio y ahora, por supuesto, el Gobierno interpreta que no hubo voto castigo, ni tuvo que ver la desocupación. La estrategia oficial es esperar al '97, cuando se votará en todo el país, y ponerle una vela a la buena estrella de Menem, otra al empleo, una tercera a que no existan alternativas políticas serias y una cuarta, la más grande de todas, al miedo de la gente a que su situación empeore.
Si Domínguez no llegó al 19, el cuarto en discordia, Beliz, debutó en una competencia electoral superando el 13 por ciento y una cuenta con una base para construir poder político.
Pero ésos son efectos de mediano plazo. Para el corto -días, nomás-, los porteños se conforman con la respuesta a dos preguntas. Una, ¿la estatuyente, donde el Frepaso, la UCR y Nueva Dirigencia pueden tener 50 de los 60 legisladores, será un ejercicio piloto de alianza opositora? Y la otra, más cruel: Domínguez, ¿seguirá asfaltando?
La victoria de Fernando de la Rúa en un flash del canal de noticias TN
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