A TREINTA AÑOS DEL CASO SCHOKLENDER
El 30 de mayo de 1981 los cadáveres del empresario Mauricio Schoklender y de su esposa fueron encontrados en la ciudad de Buenos Aires. Si bien luego de varios fallos la Justicia terminó condenando a dos de sus hijos, el crimen siempre dejó puntos oscuros. También dio origen a una película protagonizada por Federico Luppi y Alicia Bruzzo. Los comienzos de la pesquisa, en El caso Schoklender, nota de Jorge Vidal en la revista Somos, nº 246 del 6 de junio de 1981.
“Las gotas de sangre dieron la pista. En el baúl del Dogde Polara C 726713, abandonado en Coronel Díaz al 2400, estaban los cadáveres (atados, amordazados y cubiertos con una sábana) del ingeniero Mauricio Schoklender, de 53 años, y de su mujer Cristina Silva, de 49. La información sobre el caso en los medios policiales y judiciales se filtró desde un primer momento con cuentagotas, lo que dio pié a los trascendidos de voceros oficiosos. Pero algo había en concreto: la pesquisa marchaba detrás de los hijos varones de los Schoklender. Es que Sergio, de 23 años, y Pablo, de 20, con su fuga después del asesinato de sus padres se convirtieron en los principales sospechosos.
De las andanzas de los jóvenes prófugos se tejieron varias hipótesis. La más extendida era su fuga a Mar del Plata donde habrían pasado el fin de semana en un hotel frente al Casino. 'No hemos tenido gente alojada con ese apellido', dijo a Somos un empleado del hotel. Tampoco fue posible verificar el trascendido que habrían viajado al Uruguay en una avioneta alquilada.
Pero los interrogantes se terminaban ahí. El el cuarto piso de Tres de Febrero 1480 (donde vivía la pareja asesinada) la única testigo, Valeria Schoklender, de 18 años, se habría cerrado en un mutismo para sólo declarar: 'Estaba dormida, no escuché nada'. Pero trascendieron detalles de la vida de la familia que, a juicio de veteranos expertos consultados por Somos, podrían ser reveladores de que el doble crimen estaría conectado a un conflictivo círculo familiar.
El cuadro que se pinta ensancha el campo de la investigación policial a la psicológica. Se dice que Cristina Silva habría tenido problemas alcohólicos y una enfermiza obsesión por su hijo menor, Pablo. Y del hijo mayor (Sergio) su pasión por el karate y sus ácidos comentarios de la vida familiar.
¿Podría ser la causa del drama lo tortuoso del diagnóstico? 'El parricidio es una de las formas criminales más antiguas. Sin embargo ha sido el filicidio y no el parricidio el crimen predominante. Las causas pueden ser múltiples, pero todas tienen como causa una desviación psicológica del individuo que lo lleva a cometer tan horrendo crimen', dijo a Somos el médico y psicoanalsita Arnaldo Rascovsky. 'Para dar opinión -dijo Rascovksy- es necesario conocer la relación primitiva de la madre con el hijo y el tipo de vínculo'.
Pero mientras el optimismo policial para resolver los asesinatos sigue pasando por la captura de los hijos del matrimonio, 'algunas piezas no encajan', dijo un sabueso retirado. Esa impresión de duda quedó clara en los distintos enfoques que le dieron los medios periodísticos. Mientras algunos apostaban de lleno a la culpabilidad de los hijos, otros planteaban serios interrogantes de cómo ocurrió el doble crimen y dónde se lo cometió, ya que se sabe que el piso de los Schoklender estaba en refacción después de que un incendio lo destruyó parcialmente. El caso de Mauricio Schoklender (director de Pittsburg S.A.) y de su mujer (que trabajó en el teatro vocacional de Tandil, donde vivió con su marido hasta 1972) 'dejó -dijo un conocido abogado- tantos hilos sueltos que hasta a la propia Agatha Christie le sería difícil resolverlo'.
Imágenes de la película "Pasajeros de una pesadilla"
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