26.4.11

Fútbol

A 100 AÑOS DEL NACIMIENTO DE ANTONIO SASTRE
El 27 de abril de 1911 nació en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, Antonio Sastre, uno de los jugadores más destacados de la historia del fútbol argentino. Se inició en el club Progresista y se convirtió en leyenda vistiendo las camisetas de Independiente (1931-1942) y São Paulo (1943-1946). Su recuerdo en Antonio Sastre, el polifacético, nota publicada en 1993 en la revista española Ases del fútbol mundial.




   “Dicen que no ha habido en Argentina otro jugador más completo que Antonio Sastre. Y los que afirman tal cosa no se equivocan. Este fenomenal futbolista de los años treinta y cuarenta batió todos los récords en lo que a ocupar posiciones distintas sobre el campo se refiere. Con la Selección albiceleste, a la que defendió en 33 ocasiones, actuó como interior derecho (11 veces), interior izquierdo (14) y volante derecho (8). Pero es que con su club de siempre, Independiente, se lo pudo ver jugando también en el centro y ambos lados de la defensa, de ariete, extremo y hasta de guardameta. Esto último sólo un par de veces pero estuvo, según los que vieron bajo los palos, soberbio.
   En esta versatilidad, insólita a alto nivel, se asienta la fama de este extraordinario futbolista cuya categoría gozaron no sólo los aficionados argentinos sino también los brasileños. Aún hoy, en São Paulo se le idolatra. El célebre técnico Osvaldo Brandão dijo una vez que ‘ahora muchos argentinos quieren aprender del fútbol brasileño pero lo cierto es que, hace unas décadas, vino aquí un argentino que nos enseñó el fútbol a nosotros, Antonio Sastre’. João Saldanha, periodista y ex seleccionador comentó, por su parte, que ‘quizás no tenga fama mundial pero puedo decir que Sastre está, en la historia, a la altura de Di Stefano, Pelé y Cruyff’. Elogios de alto cuño, como ven, no le faltan a este hombre al que la prestigiosa revista ‘El Gráfico’ calificó como ‘el hombre de toda la cancha, el creador del fútbol total’. Excelente toque de balón, fuerza, remate, visión de juego, dotes de mando y eficacia en el marcaje, hacían de Sastre un jugador superdotado, capaz de asumir cualquier función.
   Lo cierto es que pese a su categoría, su irrupción en el fútbol de élite no fue muy tempranera. Comenzó jugando en el Progresista y hasta los veinte años, cuando se integró a la primera división de Independiente, no debutó en la máxima categoría. La mayor parte de los ‘cracks’ suelen hacerlo bastante antes. Fue, pues, en 1931 -había nacido en abril de 1911- cuando se endoso, por vez primera, la casaca roja. Y muy pronto se le consideró como el genuino ‘delfín’ de un jugador mítico del club de Avellaneda, Manuel Seoane, con el que jugó sus primeros años en el club. También lo hizo junto a Roberto Porta, un formidable exterior diestro uruguayo por el que sentía gran admiración. Sus combinaciones eran perfectas. Y quitaban el sueño a los defensas contrarios. Una vez, el día antes de un partido, un defensor de Boca, Pedro Arico Suárez, llegó a exclamar: ‘¡Y pensar que mañana vienen ésos con los bandaleones!’
   En 1932, estos tres hombres que formaban en la línea delantera con Ravaschino y Betinotti, estuvieron a punto de llevar a Independiente a conquistar un título nacional, en la segunda liga profesional de la historia, pero finalmente les superó River Plate. Hasta 1938 tuvo que espera para ser campeón. Y repitió en 1939. Entonces, Independiente tenía un equipazo, con tres hombres fundamentales. Sastre, el rosarino De la Mata y el extraordinario goleador paraguayo Arsenio Erico. El ‘once’ más habitual estaba integrado por Cuello, Lecea, Cotella, Franzolini, Leguizamón, Martínez, Sastre, De la Mata, Erico, Reuben, y Zorrilla.
   En 1942 concluyó el glorioso ciclo del ‘Cuila’ como le conocían todos, en Independiente. Había disputado 340 partidos y marcado 112 goles, siendo el tercer máximo realizador de la historia. Se fue a Brasil para integrarse en un São Paulo que no ganaba el título del estado desde 1931. Con Sastre en sus filas, el club tricolor renació y ganó tres campeonatos casi de refilón, los de 1943, 1945 y 1946.
(...)
   Con la selección argentina debutó el 14 de diciembre de 1933 en Montevideo, en un partido amistoso en el que ganó Uruguay por 2-0. Estaba destinado a ir al Mundial de 1934 pero la decisión de la AFA de mandar un equipo amateur como respuesta a los conflictos existentes, le dejó sin acudir a la cita más relevante del fútbol. Argentina no estuvo en la de 1938 y, por tanto, no pudo entrar en los anales de la competición. Debió conformarse con disputar la Copa América. Lo hizo en las ediciones de 1935, 1937 y 1941. En la primera, actuó de interior derecho y Argentina fue segunda. En las otras dos logró el título desempeñando distintas funciones. De volante derecho en la de 1937, disputada en su país, y de interior izquierdo en la última, cotejo celebrado en Chile y en el que marcó un tanto.”






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