14.2.11

Espectáculos

NACE MARCOS ZUCKER
Hace noventa años, el 15 de febrero de 1921, nació en la ciudad de Buenos Aires el actor Marcos Zucker. En su larga trayectoria se desempeñó en teatro, televisión y cine, donde trabajó en más de sesenta películas. Recordamos a este popular intérprete con fragmentos de Las puertitas de la emoción, entrevista de Carlos Ulanovsky en el diario Clarín del 10 de junio de 1984.




   “-¿Qué es lo primero que recuerda, artísticamente?
   -Que cantaba tangos todo el día.
   -A los 5 o 6 años, ¿cantaba como chico o imitaba a los grandes?
   -Cantaba como grande. Me iba a los cafés, por ejemplo.
   -¿Cuál era su repertorio?
   -Tenía tangos como Garufa, Yo quiero un novio, Carro viejo.
   -¿Qué clase de personaje era usted en el barrio?
   -Era alguien igual a todos. Estaba mucho afuera de casa y cuando era necesario iba a hurgar entre la fruta de desecho que había quedado tirada en las esquinas para ver si algo servía. Era uno más. Yo era Marquitos: todos me decían así.
   -El Marquitos: ¿lo siente como una subestimación, la medida de algo que podría haber sido más?
   -No, lo siento como una manifestación de cariño que se prolonga todavía hoy, porque mucha gente me sigue llamando Marquitos. Es que la gente me conoce de toda la vida, y sabe cuántos esfuerzos le he puesto a mi carrera.
   -¿Tiene algo que reprocharle a esa carrera?
   -No. ¿Qué podría reprocharle? Ya por el sólo hecho de haber podido vivir de esto, tengo que estarle agradecido. La verdad que nunca hice fortuna, porque, tal como se dieron mis cosas, creo que no dio para más.
(…)
   -Trabajando desde los 6 años en un ambiente riguroso como el del teatro, usted se salvó de ser el protagonista de un tango por un poquito así. Casi podría haber sido el adelantado del chiquilín de Bachín. Todo, me imagino, fue más precoz. ¿A qué edad fue su debut sexual?
   -Fue precocísimo: a los 8 años. De ese momento puedo decirle que sentí un goce especialísimo.
   -¿La recuerda?
   -Sí, perfectamente. No pertenecía al ambiente del teatro. Su nombre era René. Fue un buen encuentro porque, sin ser especialmente sexual, imagÍnese a esa edad, me preanunció el encanto de la mujer. ¿Qué será de René?
   -Siendo judío, no hizo muchos personajes judíos. ¿Por alguna razón?
   -Hice uno y me fue mal. En una pieza que no resistía el menor análisis, llamada 'El judío Blum', pero que yo adapté como 'El judío Sputnik'. Recibí críticas de la colectividad y desde entonces quedé muy sensible a intentar otros personajes judíos. Pensaban que la pieza era tendenciosa.
   -¿Qué le gustaría más ahora?
   -Viajar a Nueva York para ver a Dustin Hofman en 'La muerte de un viajante', que se está representando ahora. Ese es uno de los textos que más me conmueven.
   -¿La hizo?
   -La estrené, en la compañía de Narciso Ibáñez Menta, en el teatro El Nacional en 1951. Yo hacía uno de los hijos de Willie Loman. Quiero hacerla como protagonista.
   -¿Qué viaje de la gente de hoy cubriría esa pieza?
   -Primero, que es uno de los textos mejor escritos del siglo y en él está la vida: ése es el gran viaje. Lo magnífico y lo miserable, la libertad del individuo y la negación de esa libertad. Arthur Miller hizo un retrato universal del hombre que aun equivocado se juega por una verdad, por un amor.”



Marcos Zucker y Alfredo Casero en Cha cha cha






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