El 17 de septiembre de 1980 un comando atentó contra el ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza. Con el triunfo de la revolución sandinista 'Tachito' Somoza huyó de Nicaragua y fue recibido en el Paraguay por el gobierno de Alfredo Stroessner. Pero su exilio duró poco más de un año. Texto de El asesinato de Somoza, nota de Héctor López Insfrán, publicada el 19 de septiembre de 1980 en la edición nº209 de la revista Somos.
"El automóvil sólo había recorrido siete cuadras con la misma monótona precisión de todos los días. La custodia no había advertido nada anormal. Pero en el cruce de España y Murillo el Mercedes Benz 250 de Anastasio Somoza Debayle estalló en mil pedazos. 'Los enfermos saltaron en sus camas, en el laboratorio las probetas se derramaron, los gritos de terror no dejaron oír el tiroteo posterior', relató a Somos una enfermera del Sanatorio Italiano de Asunción. 'Por primera vez sentí miedo: parecía que la tierra se abría a mis píes', dijo un funcionario de la embotelladora paraguaya de Coca Cola.
A las 9.55 de la mañana del miércoles 17, cuando la vida ya había cobrado el ritmo de todos los días en la apacible capital paraguaya, fue asesinado el último representante de la dinastía que durante 44 años gobernó en Nicaragua. Junto a él murieron destrozados uno de sus guardaespaldas (el nicaragüense César Gallardo) y su asesor financiero, el norteamericano Joseph Maittiner. La custodia, que lo seguía en otro Mercedes blanco, apenas pudo reaccionar y entablar un inútil tiroteo con dos vehículos del comando terrorista.
La bomba (o el disparo de bazooka) que hizo blanco en el automóvil de Somoza partió de una lujosa residencia de dos plantas ubicada a pocos metros de la esquina, frente al Sanatorio Italiano. La casa era de Pacífico Montero y había sido alquilada hace un mes por un grupo de desconocidos del que ni la policía ni el aparato de seguridad de Somoza tenían la más mínima referencia. Las primeras informaciones policiales insistieron en que sólo seis personas jóvenes formaron parte del comando terrorista. Otras versiones hablan de por lo menos veinte terroristas en acción.
Somoza había llegado a Asunción el 19 de agosto de 1979, un mes después de su derrocamiento por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. No había iniciado ninguna actividad en el país, limitándose a administrar sus capitales invertidos en los Estados Unidos y algún país europeo. Tenía temor a un atentado: 'Todavía las circunstancias no están dadas para que yo ande en viajes por el mundo. Todavía el caso Nicaragua está muy candente entre la opinión de la gente para que yo me ponga a andar en lugares donde tal vez no tenga la seguridad necesaria, mínima. Todavía se relaciona a Somoza con la hecatombe de Nicaragua', dijo en la única entrevista que concedió en su exilio paraguayo (revista Gente).
Un año después, cuando los verdaderos objetivos del sandinismo ya no son un secreto para nadie, la personalidad de Somoza igual sigue siendo cuestionada. Pero él no cambió de actitud en ningún momento e insistió en que 'cuando retorne a mi patria lo haré par hacer un gobierno igual al que les ofrecí a los nicaragüenses, pleno de libertad y democracia'.
En el exilio se definió extrañamente: 'soy un liberal de izquierda, y en lo económico, un justicialista. Un liberal de izquierda es un liberal que cree que cierta infraestructura de la nación debe estar en manos del Estado. Y lo de justicialista tiene algo que ver con el movimiento argentino. Quiero decir el modelo de Perón de darle participación al obrero'.
Aunque Somoza ya no era decisivo en la lucha que los nicaragüenses libran contra el sandinismo, su muerte abre interrogantes. ¿Por ella variarán las relaciones entre el gobierno centroamericano y el paraguayo? El general Alfredo Stroessner fue desde un principio un enemigo del régimen surgido de la guerrilla. Aun antes de caer Somoza, Paraguay advirtió en la Organización de los Estados Americanos sobre los peligros de un nuevo régimen marxista en América latina. Pero su muerte termina con la idea de un Paraguay inexpugnable para los grupos terroristas.
Internamente, el último brote guerrillero que estalló en Paraguay fue aniquilado en 1957. Desde el exterior nunca se había visto una amenaza. Joseph Mengele, el médico de los campos de concentración nazis, vive en Paraguay desde hace por lo menos veinte años, según una investigación que el célebre cazador Simón Wiesenthal reveló el 20 de agosto pasado a la televisión británica. Junto a él, se dice, conviven varios emigrados después de la caída del nazismo. Pero los servicios de inteligencia paraguayos nunca detectaron la presencia de extranjeros dispuestos a emprender una operación de secuestro.
El domingo 21 se cumplirán 24 años del atentado que acabó con Anastasio Somoza padre. Entonces, un hombre solo, Rigoberto López Pérez, enfrentó las consencuencias de un magnicidio que no varió en nada la situación política nicaragüense. Ahora, la muerte de Anastasio Tacho hijo tampoco precipitará el caos. Pero en Paraguay algo habrá cambiado: también es un territorio vulnerable para la guerrilla."
Entrevista al dictador Somoza en 1978
Último cumpleaños de Somoza en su país (diciembre de 1978)
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