HACE 15 AÑOS MARADONA VOLVÍA A JUGAR EN BOCA
El sábado 30 de septiembre de 1995 Diego Maradona volvió a jugar en Boca Jrs. Luego de cumplir la sanción por uso de efedrina en el Campeonato Mundial de Estados Unidos 1994, Maradona empezó a transitar la última etapa de su vida de futbolista. En su nueva vuelta, en un partido amistoso Boca derrotó a la selección de Corea del Sur por 2 a 1, con goles de Mac Allister y Sergio Martínez. Tramos de Volvió para siempre, entrevista de Daniel Arcucci en la revista El Gráfico, nº3965 del 3 de octubre de 1995.
"Seúl, con sus certezas y también con sus enigmas, es diferente a todo lo visto y lo pisado antes. No tiene la alegría de Sevilla, ni la imponencia de Sidney. Pero tiene, eso sí, la magia inconfundible de lo distinto... Quizás fue justamente por eso que, en esta ciudad, a las veinte horas y cinco minutos del sábado 30 de septiembre de 1995, Diego Armando Maradona se reencontró con el fútbol. Volvió a volver.
Y entonces esta historia del eterno regreso tuvo alegría, encanto, imponencia. Fue distinta. Como para afirmar que -se escriba lo que se escriba en los próximos capítulos- ya no habrá ninguno igual, no habrá ninguno. Y como para permitir la temeridad de arriesgarse con una idea, que apunta hacia adelante y trasciende los resultados: esta vez, volvió para siempre.
En eso piensa él, seguro, cuando en esta parte del mundo ya se vive el día después y el Estadio Olímpico ha quedado vacio de asombrados coreanos. Vestido con una bermuda azul y una remera multicolor, con su presión en orden después de n bajó que lo tiró en la cama durante casi una hora, camina por el lobby insólitamente desierto del Tower Hotel hacia el restaurante, donde ya no queda ninguno de sus compañeros, aunque Caniggia está dando vueltas por ahí.
El mentón enmarcado en la barbita candado apuntando arriba, los brazos abiertos equilibrando el cuerpo a cada lado, el pecho inflado. Su cabeza en alto y en repudio, cruzada por esa franja amarilla que grita rebeldía, marca registrada. Solo, aún cuando a su alrededor comienza a arremolinarse gente sonriente y feliz, que quiere compartir la fiesta, Brinda con Silvio Marzolini y el cuerpo técnico a pleno, es su festejo después del abrazo íntimo con don Diego y los suyos, en la suite 1604, y de las llamadas inevitables.
Enseguida se sienta a una mesa. Con una copa de champagne frente a él y su mirada clavada en las burbujas. Parece contarlas, achicando los ojos, pero en realidad está buscando las mejores palabras para definir el sentimiento justo...
- ¿Y cómo querés que me sienta? Esto y muy contento por mis hijas, recién hablé con ellas y lloré mucho, muchísimo... También estoy contento por la Tota, que cuando iba al mercado tenía que escuchar que le gritaban '¡Efedrina!'. Fue un año y medio muy duro, muy duro. Yo digo que la gente de mi país es buena cuando quiere ser buena, pero muy hija de p... también cuando sabe que puede serlo. Pero lo digo, simplemente, para reafirmar el sentimiento que tengo ahora, no para poner por encima las cosas negativas: porque me siento realmente bien porque yo no dudaba de correr como corrí.
-¿Y de qué dudabas, entonces?
- Cuando decían que yo estaba arruinado, que esto, que lo otro, sabía íntimamente que estaba entero: tengo dos piernas, una voluntad de fierro, soy un cabeza dura, un soñador, un loco, y eso no me lo podía haber quietado nadie. Pero dudaba de lo futbolístico, de eso dudaba... Mirá, hay jugadores que se lesionan y están un mes sin jugar: cuando vuelven, les cuesta el timing, la distancia, todo... ¡Ese era el miedo mío! Yo estuve un año y medio sin divertirme con la pelota como a mí me gusta, sin poder decirle a la gente, ¡en mi idioma!, cuál era la razón exacta por la que me habían sacado del Mundial. Hoy, algunos podrán decir: 'Diego tenía razón. Porque volvió, porque puso huevo y todo'. La efedrina estaba dentro de la lista de las drogas que prohíbe la FIFA, sí... ¡Y es una estupidez! Porque, les vuelvo a repetir a todos, el dóping existe en todos los deportes, existe. Y si yo me hubiera querido dopar, no lo habría hecho con efedrina. Ahí es donde está la mala fe de gente sin sentimiento. Por eso tengo una felicidad que es incomparable. Me querría ir a dormir ahora para ver si jugamos mañana otra vez.
-¿Por qué dijiste que fue el mejor regreso de todos?
- Porque anduve como en ningún otro. Y porque yo me divierto cuando juego bien.
-¿Y también porque te abre la esperanza hacia adelante?
-Claro. Quiero entrenarme en Buenos Aires, quiero descansar en la camita de mi casa, quiero que las nenas me mimen, quiero ver este partido con ellas otra vez. Y esperar a Colón. Yo respeto mucho a todos los rivales, pero quiero hacer efectivo un sueño: que la hinchada de Boca rompa todas las canchas, que acabemos con todos los récords. Tenemos que explotar, hace mucho que esperábamos esto. Hoy los hinchas de Boca festejan un centro atrás, un cambio... Y hasta un partido ganado en Corea.
- A eso iba, ¿cómo pensás que lo toman ellos?
-Y... les volvió la ilusión. Hoy pueden salir sonrientes a la calle, y eso me llena de orgullo. Es lo que les decía a los jugadores: 'Nosotros nos metimos en la m..., sólo nosotros salimos'.
(...)
Día de gloria
Poco antes de la siete de la tarde, la imagen agigantada de Diego Armando Maradona inundó el estadio desde la impresionante pantalla de la cabecera: el pase de Caniggia, el gol, el festejo argentino, el lamento nigeriano. El último partido...
Él no se vio. Pisó la pista de atletismo quince minutos antes de las ocho de la noche, moviendo la cabeza como un boxeador al borde de la pelea por el título y apenas finalizada la espectacular fiesta que antecedió a la... fiesta.
Volvió a saludar al presidente Menem y también al presidente de Corea del Sur, Kim Yong Sam, agradeció con los brazos en alto la ovación que recibió de los ochenta mil espectadores que colmaban el estadio.
Desde el palco de prensa, como comentarista de América 2, seguía sus movimientos César Luis Menotti, quien dijo: ' Este regreso es diferente, porque es el último'. Desde el palco de honor, no se perdía detalle Carlos Salvador Bilardo, quien comenzó: 'Este regreso es fundamental para todos'. Para la historia del fútbol argentino, reunida en buena parte al otro lado del mundo, Diego dejó ser su inconfundible número diez, estampado sobre azul y oro, 8 minutos antes de la hora señalada.
Entonces empezó su show...
A los 50 segundos la tocó por primera vez y a los 2 minutos ya había coincidido en una jugada con Caniggia. Se movió en abanico, buscando ser salida por afuera y yendo en busca del área por el medio. Resopló, pero cada vez que se encontró con la pelota produjo un toque distinto: de airee y de primera para Mac Allister, puñalada al área para el Kili -primer pase-gol y serían cuatro-, viejo arranque cortito que terminó en falta y primera amonestación provocada, vieja... amasada -para llevarla y traerla- que provocó el enésimo '¡Oooooo!'
A los 42 minutos cumplió con lo entrenado: corner buscando la cabecita colorada de Mac Allister, pleno y gol.
Primera asistencia de su nuevo ciclo, conclusión ideal para el primer balance. La magia estaba intacta, aunque el final de la primera etapa lo encontró golpeándose los lados con la palma abierta: una distracción defensiva -compartida por Vivas y el Mono- había igualado el partido.
Los primeros diez minutos de la segunda parte podrán guardarse como modelo de lo que se pretende, el final com ideal de alternativa de ataque: en poco más de 120 segundos, dejó de cara al gol a Caniggia -era el beso, quizás por eso Claudio definió mal- y al Manteca, quien no lo pudo concretar, pero sirvió para certificar que Diego está en condiciones de soportar el embate de dos coreanos, jóvenes y vigorosos.
El partido se terminó faltando 2 minutos y 15 segundos. Le dejó su lugar a Márcico, se anudó una corbata verde al cuello, gritó el gol fuera de programa de Martínez y, más que eso, gritó su felicidad...
- ¡Estoy más que bien, más que bien! Y pienso en el partido contra Colón, por los bifes. Creo que ésta es la historia que quiere todo Boca...
-¿Así lo soñaste?
- Sí, sí... Disfruté de todo. Disfruté de la gente, más que nada. Miren, miren, a esta gente le contaron que yo los defraudé, que los dejé plantados. Una vez más les gané...
-¿Qué te dice el corazón?
- Que la hinchada de Boca puede volver a soñar, gracias a este equipo. Tenemos que mejorar física y mentalmente, sobre todo en la concentración defensiva... Pero también es fundamental la mano de los medicampistas y el grito de los delanteros... Jugó excelente todo Boca, merecimos ganar... Y yo jugué mejor de lo que creía. Me sentí maravillosamente bien, me sentí fuerte con esta camiseta. De todos mis regresos, éste fue el mejor...
Ya no hay espacio para el asombro, la puerta queda abierta y el camino es la esperanza. Está claro que Maradona siempre vuelve, vaya uno a saber por qué. Quizás él mismo tenga la respuesta: 'Siempre soñé, siempre soñé... Y voy a ser un soñador hasta que me muera'."
Centro de Maradona y gol de Mac Allister
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