15.7.10

Fútbol

A 60 AÑOS DEL MARACANAZO
El 16 de julio de 1950 se registró uno de los partidos más recordados en la historia del fútbol. Esa tarde, en la definición del Campeonato Mundial organizado en el Brasil, el seleccionado del Uruguay venció a los locales por 2 a 1 en el mítico estadio Maracaná colmado por 250 mil personas y se adjudicó por segunda ocasión la Copa Jules Rimet..




Nota publicada el 21 de julio de 1950 en la edición nª 1615 de El Gráfico

URUGUAY CAMPEÓN DEL MUNDO
Ratificando una vez más su clase internacional, los celestes derrotaron a Brasil por 2 goles a 1.

“París 1924... Amsterdam 1928... Montevideo 1930... Brasil 1950... El fútbol uruguayo ha certificado ahora, en el Campeonato del Mundo que terminó el domingo en Río de Janeiro, la clase que demostrara al imponerse en aquellos otros torneos máximos. Importa agregar que a los otros campeonatos mundiales (Italia 1934, Francia 1938) no concurrieron, de manera que este nuevo triunfo significa para ellos la retención del título que por vez primera conquistaran en el Campeonato Olímpico de Colombres, reafirmado cuatro años más tarde en el otro Campeonato Olímpico de Amsterdam y luego en el primer Campeonato Mundial de profesionales de Montevideo.
Hay un concepto general que se apoya en los resultados obtenidos: los jugadores uruguayos poseen una clase internacional, una capacidad especial para afrontar los compromisos decisivos en la disputa de títulos valiosos, que aumentan en proporción asombrosa su real nivel técnico. Los argentinos podemos dar fe de que el fútbol uruguayo, visto en el torneo local y en los partidos internacionales o campeonatos sudamericanos de los últimos años, no es tan bueno como aquel que practicaban sus equipos representativos del 24 al 30. Los argentinos podemos dar fe de que únicamente por esa indiscutible y muy valiosa ‘clase internacional’ era posible conferir alguna posibilidad en este certamen al once celeste. Y porque siempre nos ha parecido muy respetable esa gran condición es por lo que nos permitimos no descartar el nombre del Uruguay del Mundo, ensayamos un cálculo de probabilidades. Sin embargo, forzoso era rendirse a la evidencia después de realizados los primeros matches y aceptar que el de Brasil aparecía como al equipo mejor dado técnicamente y con mayores ventajas para adjudicarse el título de campeón. Sus victorias por goleadas sobre Suecia y España robustecieron esa impresión. Colocados los dos cuadros sudamericanos entre perspectivas de definir entre sí, el primer puesto, celebramos lo que resultaba una magnifica demostración de capacidad y la satisfactoria confirmación de un poderío que había sido negado o subestimado por quienes elogiaban al fútbol europeo olvidando todo lo bueno que había hecho en los últimos veintiséis años el fútbol de América del Sur y sobre todo el del Río de la Plata. Analizado fríamente el match que iban a sostener Brasil y Uruguay se llegaba a la conclusión de que sólo multiplicándose y agigantándose podrían los uruguayos ‘hacer partido’.
El domingo vivió una jornada histórica ese fútbol uruguayo. Y el eco de su triunfo excepcional se escuchó en Buenos Aires. Cuando por los altavoces del estadio de River Plate se dio a conocer el resultado del match Brasil-Uruguay estalló una ovación estruendosa, que ni siguiera permitió escuchar las críticas del score. Y como ahí se encontraba un representante de esa alta calidad internacional -Walter Gómez-, a él se le tributó una viva demostración de simpatía. Sus compañeros lo rodearon y en su honor corearon un ‘hurra’ expresivo que aprendieron en México durante una de sus giras.
Uruguay, campeón del mundo. Estupenda victoria. Nuestras felicitaciones a ese magnifico exponente de calidad y de corazón.”

IMÁGENES DEL MARACANAZO


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