28.6.10

Espectaculos

A 10 AÑOS DE LA MUERTE DE VITTORIO GASSMAN
El 29 de junio de 2000 falleció el gran actor Vittorio Gassman. De larga trayectoria en el cine y el teatro de Italia, también filmó en otros países, inclusive en la Argentina. En su carrera interpretó desde populares personajes del cine hasta clásicos del teatro. Gassman, el divino, entrevista de María Esther Gilio publicada en la edición nº132 de la revista Humor® de agosto de 1984.




-Usted trabaja en forma intensa tanto en teatro como en cine. ¿Cuál sería la diferencia esencial entre estas dos formas de actuación?
-La diferencia está en la jerarquía de los valores: la parte creativa, en el cine, es del director. El actor es un objeto, aunque importante, una parte del material plástico que el autor, es decir, el regista, utiliza para su obra. Mientras, en teatro, el autor es el vehículo más secreto, fundamentalmente de lo que se quiere expresar. Es posible concebir un teatro sin autor no no sin actor.
-Y en un sentido más general, ¿cuál sería la diferencia entre teatro y cine?
-El cine es un arte realista y narrativo. El cine cuenta cómo son las cosas mientras el teatro es un arte de metamorfosis, de cambio, porque busca siempre nuclear las cosas. Y en ese sentido, muy a menudo uno de los efectos del teatro es la catarsis, la catarsis del público. El teatro, además, tiene una dinámica particular fundamentalmente simbólica, mientras el cine es un arte fundamentalmente realista.
-¿En qué medida el éxito ha modificado su vida?
-Yo amo el éxito y siempre lo he buscado. A veces lo he buscado bien y a veces mal.
-¿Qué quiere decir?
-Que algunas veces el éxito vino por cosas que lo merecían y a veces por cosas que no lo merecían.
-¿El éxito puede ser peligroso, deformante?
-Creo que el éxito ayuda, salvo que uno sea propiamente un cretino o un egocéntrico exasperado. Ayuda, sobre todo si uno consigue distanciarlo y reconocer la parte de azar o casualidad que siempre hay en el éxito, por más merecido que sea. Lo importante es saber usarlo. Si se lo usa bien puede ser un medio importante que permita un mayor desafío de la generosidad y la bondad de un individuo.
-Es decir que desde el punto de vista profesional puede ser algo positivo. ¿Y desde el punto de vista de la vida privada?
-Bueno, la carrera y la vida se confunden, se mezclan. A veces testa mezcla es positiva, pues ambas se han conciliado bien, otras veces hay un combate entre ambas. De cualquier manera es ya demasiado tarde para mí. Ya me resulta imposible distinguir, separar mi vida privada de mi carrera.
-¿Cuáles han sido los hechos más importantes en su vida, los que netamente han marcado períodos en ella?
-En mi vida privada, como en la vida de cualquiera, han sido importantes mis enamoramientos, la muerte de mi padre, la muerte de mi madre, el nacimiento de mis hijos.
-Sobre todo de Giaccomo.
-¡Claro! Es un hijo que llega cuando yo tengo la edad del abuelo, no del padre. Y sí, es muy importante.
-¿Y en cuanto a su vida profesional?
-Profesionalmente debo distingue el teatro del cine. En cine podría hablar de tres o cuatro épocas. Una primera, muy activa, en la que hice 30 ó 40 películas. Malas, horribles y muchas americanas. Luego viene otra en la que mi carrera se modifica. Entro en una etapa de comedia con grandes directores como Monicelli, Scola, Risi, Altman. Y luego tenemos un tercer período, el actual, en el que puedo darme el lujo de elegir lo que hago, de decir 'no' cuantas veces quiera. En teatro, en cambio, creo haber seguido una línea bastante coherente con una vuelta frecuente a los clásicos, pero contemporáneamente con el gusto por la búsqueda, por lo nuevo.
-¿Por qué se dieron tan grandes diferencias entre una actividad y otras?
-Porque en el teatro soy yo mismo quien decide. En este momento, luego de dos temporadas con Shakespeare, 'Otelo' y 'Mabeth', estoy con mucha ganas de hacer teatro moderno.
-Usted estrenó 'Un tranvía llamado deseo' en una época en que Tennessee Williams era casi un desconocido.
-Sí, sí, a comienzos de los años 50.
-Hablemos del divismo. De su divismo. Usted es una especie de paradigma del divo. Sin embargo, siempre tiene frente a usted la impresión de que está representando al divo.
-Espero que eso no sea en la vida, porque el que es divo en la vida sólo puede ser un cretino. Juego, sí, como usted dice, al divo, pero no siempre. Cuando recito Macbeth trato de ser Macbeth y no un divo.
(...)
-Usted hizo, el año pasado, un 'Macbeth' en Florencia. Había una gran expectativa. Casi todos los diarios italianos hablaban de ese estreno, su foto aparecía por todas partes, pero tres o cuatro días antes de estrenar usted sufrió una caída totalmente absurda y se rompió dos costillas. Este hecho fue interpretado por muchos como una forma subconsciente de postergar el estreno.
-Vivimos en un mundo donde hay cada vez más intérpretes. ¿Qué puedo decir yo? No sé.
-Se trataba de una obra muy importante para usted. La prueba es que recién la abordó al llegar a la total madurez.
-'Macbeth' es mundialmente considerada como una obra difícil. Yo la considero una de las más grandes del repertorio de Shakespeare. Se trata de una obra que yo quería hacer desde hace muchos años. Y no puedo negar que le tenía respeto, tal vez miedo, pues se trata de una obra verdaderamente compleja, con un tema muy negativo. Además, una obra que muy a menudo ha andado mal, que ha sido un desastre, una trampa para director y actores. Quiere decir que cuando, próximo al estreno, me rompí dos costillas, mi miedo creció.
-¿Suele tener miedo frente a un estreno?
-¿Miedo? No. Artísticamente soy un valiente. Ojalá lo fuera también en mi vida privada. Pero esa prueba era muy difícil, seguramente la más difícil de mi vida. Una obra frente a la cual una vez que se comienza no es posible detenerse, hay que darle con todo, sino la tragedia se convierte en un dramita. Con la ruptura de las costillas, como le dije, mi miedo creció. Pero este accidente vino bien, me dio dos meses más para pensar y repensar. Finalmente estrené y fue un éxito.
-¿Que entiende por teatro político?
-Yo creo que todo el teatro es político, ya que es en sí mismo una relación entre el hombre y su colectividad, lo que significa que aún indirectamente es político.
-¿Quiere decir que la expresión 'teatro político' no tendría sentido para usted?
-No, porque la politicidad es intrínseca al teatro. En cambio me ha interesado poco el teatro directamente político, su finalidad de demostrar tesis políticas, porque pienso que, como teatro, es reductivo. Creo que el mensaje es más fuerte, más efectivo cuanto más indirecto."

Vittorio Gassman en un homenaje a las Madres de Plaza de Mayo


Gassman en Mar del Plata en una escena de la película El gaucho (1964)




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