3.5.10

Política internacional

A 30 AÑOS DE LA MUERTE DEL MARISCAL TITO
El 4 de mayo de 1980 falleció el mariscal Josip Broz, más conocido con su nombre de guerra, Tito, presidente y creador de la Yugoslavia socialista que surgió tras la Segunda Guerra Mundial. Impulsor de un modelo económico y social propio, entre el capitalismo y el comunismo ortodoxo, fue uno de los creadores del Movimiento de Países No Alineados. Pese a que buscó el equilibrio entre las distintas nacionalidades que formaban Yugoslavia, la república que lideró por casi cuatro décadas se desintegró en medio de cruentas guerras civiles a partir de los años '90. Fragmentos de Hombre apasionado y rebelde, nota publicada en el diario Clarín el 5 de mayo de 1980.



"Con su muerte, Tito vuelve a entrar en la leyenda: desaparece el último de los grandes estadistas que emergieron de la epopeya de la Segunda Guerra Mundial, el hombre que aseguró a Yugoslavia más de tres décadas de liderazgo estable, de desarrollo económico y armonía entre sus nacionalidades, de independencia nacional y de presencia activa en la escena internacional. Un dictador original, que será recordado positivamente por sus compatriotas y por el mundo.
El escritor liberal Enzo Bettiza, nacido en Split y que trató al mariscal en muchas oportunidades, escribió hace poco tiempo en un semanario italiano este perfil: 'No se había visto jamás en este siglo un obrero, un conspirador, un «comintemista», un guerrillero, un duro jefe de partido y de pueblo, transformarse poco a poco en un diplomático de tacto y sabiduría internacionales. La obra política y la estatura de Tito han sido un «work in progress» (obra en progresión). Digamos la verdad: Tito ha sido el más positivo de los estadistas que el mundo comunista ha logrado expresar hasta ahora. Los soviéticos y los filosoviéticos no se lo perdonarán jamás.'

Un obrero viajero

El párrafo es una síntesis entre biográfica y política de un personaje complejo y, sobre todo, extraordinario. Su aventura se inició en Kumrovec el 25 de mayo de 1892, hace 87 años. Séptimo de los quince hijos de una familia de campesinos pobres, hijo de un croata y una eslovena, a los 13 años comenzó a trabajar como aprendiz de cerrajero. Poco después se convirtió en obrero metalúrgico, y viajó a Trieste, Bohemia y Alemania porque en su patria lo que más abundaba era la desocupación. Muy pronto militó en el sindicato y se afilió al Partido Socialdemócrata de Croacia. El estallido de la Primera Guerra Mundial lo sacó de la fábrica y lo transformó en sargento del 25º regimiento croata, con una breve escala en la cárcel por agitador antimilitarista.

'Eslavos del Sur'

Como soldado del ejército austríaco fue enviado al frente de los Cárpatos, a luchar contra los rusos. Esta experiencia marcó su vida: herido y prisionero de los ejércitos zaristas entró en contacto con los bolcheviques en Siberia. Así comenzó su carrera de revolucionario comunista. La experiencia bélica, por otro lado, le brindó las primeras armas como estratego militar.
Integrado en las estructuras de la recién nacida revolución bolchevique en Rusia, Josip Broz no regresó de inmediato a su patria. Se dedicó durante un tiempo a organizar a sus connacionales en las células del Partido Comunista de Croacia. Cuando volvió a Zagreb, ya había nacido —fruto de la desintegración de la monarquía Habsburgo y del Imperio Otomano— el Reino de Yugoslavia, que quiere decir 'Eslavos del Sur'.
La monarquía abrazaba los territorios y las nacionalidades de serbios croatas y eslovenos, junto con regiones de etnias menores. Primero regente, luego rey en 1921, llegó al trono Alejandro I Karageorgevich. La hegemonía serbia hizo estallar pronto graves contrastes, debido a la reacción de croatas, eslovenos y montenegrinos. País agrícola, atrasado, el desarrollo de las industrias no pudo compensar los problemas explosivos que creaba la superpoblación. La crisis económica mundial de 1929 agravó la ya crítica situación: los campesinos y obreros croatas se sentían doblemente explotados, tanto desde el punto de vista social como en su condición nacional. En Eslovenia incubaban rencores parecidos y todavía peor estaban los macedonios. Tito había vuelto en 1920. Se dice que ya entonces captó los elementos esenciales del drama yugoslavo y comenzó a intuir algunas de sus posteriores propuestas políticas.

Nace la aureola

Casado con la primera de sus tres esposas, una rusa, trabajó como mecánico en Bielovar, fue arrestado en 1923 y, debido en gran parte a la pobreza familiar, perdió dos de sus cinco hijos. En 1925 visitó otra vez la cárcel —esta vez durante siete meses— debido a sus tareas de agitador. Dos años después llegó al comité central del Partido Comunista Croata.
Este escalón lo hizo conocido. Tito se empeñó en purgar a los 'fraccionistas' de izquierda y de derecha de la organización local. Los jefes del 'P.C.' yugoslavo, ('C.P.Y') nacido hacía poco, lo pusieron de ejemplo: también en Moscú se habla bien de este ortodoxo nacido en las usinas revolucionarias de la estepa soviética.
Las dotes de organizador de Tito eran ya extraordinarias. Tanto fortaleció al 'C.P.Y' en Croacia, que la policía lo buscó por todas partes en Zagreb, hasta que logró arrestarlo. El proceso que siguió es presentado en la historiografía oficial yugoslava como un paradigma de lo que era el héroe cuando joven. Tito hizo un discurso ante el tribunal negándole legitimidad. 'Sirvo a mi partido y a mi clase', dijo, utilizando un lenguaje de barricada que aumentó su aureola.
Cuando terminó de hablar, lo enviaron a la cárcel por cinco años.
Salió convertido en un dirigente comunista de nivel nacional. Miembro del comité central del 'C.P.Y', debido a las duras condiciones de ilegalidad viajó a Viena, donde la dirección del 'P.C.' yugoslavo se había instalado. Pronto fue convocado a Moscú para integrar la sección balcánica del 'Comintern', la Internacional Bolchevique manejada por la madre patria soviética del comunismo. El alemán Wilhelm Pieck y el italiano Palmiro Togliatti, dirigían el 'Comintern' junto con el búlgaro Georgi Dimitrov, delegado de Stalin. (...)

Rompe el cerco

Tito, mientras tanto, había lanzado sus primeras consignas: los yugoslavos, dijo, deben luchar contra el ocupante nazi y en defensa de una federación entre repúblicas iguales que representarán a las principales nacionalidades. Organizó los primeros territorios liberados e implantó en ellos la reforma agraria. Los alemanes lanzaron entonces, contra su refugio de Bosnia, la primera de siete ofensivas. Tito se salvó abriéndose camino durante horas a balazos con sus principales colaboradores, hasta lograr romper el cerco nazi y huir por las montañas.
La lucha continuó y la fama de Tito fue creciendo. Su nombre era la patria, más allá de las ideologías. Preocupado, Hitler ordenó otras dos ofensivas: diez divisiones alemanas, seis italianas y unidades de colaboracionistas locales, atacaron en un frente muy amplio. Los guerrilleros lograron otra vez salvarse del cerco, transportando más de cuatro mil heridos hasta las cumbres de las montañas en pleno invierno.
La guerra alcanzó su climax. Se vivieron las batallas decisivas de la revolución yugoslava. En Sutjeska murieron seis mil soldados partisanos. Muchos más fueron heridos, entre ellos el propio Tito. En Jajce, el caudillo comunista, pese a la oposición de Stalin, formó un gobierno provisorio y recibió el grado de mariscal. Tito contaba ya con un ejército de 250.000 voluntarios. (...)

En rebeldía

La reconstrucción se inició copiando el modelo soviético, pero Tito nunca fue un esclavo de la doctrina y en cuanto pudo mostró hasta dónde sabía llevar su vocación de independencia. En 1948, el 'Cominform' se reunía en Bucarest. Tito, gran acusado, se negó a concurrir: sobrevino la expulsión y una campaña internacional de infamias a la que vasallamente se plegaron todos los partidos comunistas del mundo, comprendidos los después 'revisionistas' chinos, rumanos, italianos y albaneses.
Tito ganó la batalla que libró en defensa de la independencia yugoslava. El 2 de junio de 1955, Nikita Kruscliev llegó a Belgrado a firmar la paz. El mariscal viajó a Moscú un año después: los dos tratados suscriptos en aquellas ocasiones regulan las relaciones entre los dos Estados, 'sobre la base de la igualdad y de la no injerencia en los asuntos internos'. Pero en el fondo, el imperio soviético nunca ha perdonado a Tito. Esto lo saben los 22 millones de yugoslavos y es en esta dirección que se acumulan los mayores temores para el futuro, ahora que el presidente ha muerto.

Arbitro, mediador, dictador
El modelo yugoslavo se ha ido estructurando desde entonces, venciendo grandes dificultades, mediante el desarrollo de varios pilares que constituyen ahora la herencia de Tito: la autogestión obrera, la política exterior de no alineamiento, la armonía igualitaria entre las distintas repúblicas, el respeto de las culturas nacionales que forman Yugoslavia.
La personalidad de Tito ha reinado como arbitro, mediador y dictador, en las alternativas de este largo proceso. Alguien dijo que el mariscal era verdaderamente original: soldado y político como De Gaulle, leninista y nacionalista como Stalin, fumador y bebedor como Churchill.
En el orden internacional, el presidente Josip Broz será recordado como el fundador del movimiento de no alineados, que nació en la isla de Brioni (donde tenía su residencia favorita) durante un encuentro con los líderes de Egipto y la India, Gamal Abdel Nasser y el Pandit Nehru, en 1956. Fue Tito el que fijó las bases doctrinales del neutralismo activo, que ha defendido con coherencia hasta el final. Baste recordar su viaje a La Habana, el año pasado, en ocasión de la última conferencia de los no alineados, para impedir que la Cuba de Fidel Castro desviara la doctrina del movimiento en favor de una posición prosoviética.
Pero la principal obra de Tito lleva la marca de su país. Aunque no se esté de acuerdo con sus posiciones políticas, es necesario reconocer que su continua lucha por la unificación y la independencia de Yugoslavia merecen el reconocimiento de sus compatriotas."

Video sobre los funerales del maristcal Tito




.


Leer más

0 comentarios: