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Espectáculos

A 15 AÑOS DE LA MUERTE DE MARÍA LUISA BEMBERG

El 7 de mayo de 1995 falleció la cineasta argentina María Luisa Bemberg. Nació en 1922 en el seno de una familia tradicional. Comenzó su carrera como guionista de Crónica de una señora, película de Raúl de la Torre estrenada en 1971. Como directora su debut fue en 1980 con Momentos, film protagonizado por Graciela Dufau, Miguel Ángel Solá y Héctor Bidonde. Entre sus películas más importantes estuvieron Señora de nadie (1982), Camila (1984), sobre la vida de Camila O'Gorman -nominada al premio Oscar al mejor film extranjero-, y Miss Mary, su obra más autobiográfica. Militante feminista, fue una de las fundadoras de la Unión Feminista Argentina. Fragmentos de Crónica de una señora de nadie, nota de Any Ventura publicada en la revista Superhumor nº 43, de septiembre de 1984.



"-¿Cómo fue la infancia de una chica de clase alta, con mucho dinero, como usted?
-Una infancia tradicional, muy rígida y muy poco estimulante en cuanto a los valores del espíritu: clases de baile, idiomas y clases de costura... Yo nunca fui al colegio. Estudie en mi casa con una madmoiselle cuando vivíamos en París, o con una señorita, cuando vivíamos aquí. Antes que nada, tenía que ser una chica virtuosa y bonita... Y un buen día enganchar a un muy buen señor que me proteja, para convertirme en una buena ama de casa que cuide sus hijos.
-¿Y lo consiguió?
-A los 22 años. Elegí el camino tradicional porque, además, estaba muy enamorada. Como correspondía, tocaba el cielo con las manos.
-¿A qué chicas envidiaba? ¿A las que hacían cosas que usted no podía?
-¡Yo no envidiaba a las chicas! ¡Envidiaba a los varones, a mis hermanos!
-Cuando estaban todos sentados a la mesa, ¿las mujeres hablaban?
-'Las chicas hablan cuando las gallinas hacen pis', me decían. Y yo, inocentemente, preguntaba cuándo. 'Nunca'. Es una frase que pongo en Camila. La madre le dice: 'Camila, calláte, comé, y escuchá'.
-Yo no soy de su generación ni de su clase social y, sin embargo, tengo el recuerdo de un mensaje muy parecido.
-Cuando una mujer tiene ideas propias, se piensa que es una agresiva, una machona... A mí me decían: 'Si seguís hablando así, ningún hombre se va a querer casar con vos. Los vas a asustar...'
-Y lo peor es que es cierto.
-Entonces, me callaba y sonreía, y así tenía mucho éxito.
-¿Quién era su amiga del alma?
-No tenía amigas... Como viajábamos mucho y no íbamos al colegio, no tenía amigas.
-¿Y quién la escuchaba?
-Con devoción, mi hermana menor. Se instalaba apoyando su cara en los brazos, me miraba fijo y me decía: 'Bueno, ahora contame un cuento.' Entonces, yo sacaba el cajón de la mesa de luz, corría los muebles y comenzaba a organizar el decorado. Y empezaba el cuento.
-Seguramente, las chicas sin posibilidades piensan que con dinero todo habría sido diferente... ¿Usted pensaba que ser tan rica era una desventaja?
-Quizás las mujeres de la clase media ilustrada tenían mayores posibilidades que las chicas de la clase alta. La clase alta es muy castradora y el Barrio Norte es una especie de ghetto donde están todas muy bonitas, muy bien vestidas, en casas muy bien decoradas y con chicos divinos... Pero con un vacío existencial enorme.
-¿Y cuándo se decidió a dar el portazo?
-Lo di cuando me separé.
-¿En qué momento se empezaron a juntar sus caminos con los de otras mujeres?
-Eso fue a partir del momento en que leí El segundo sexo, de Simone de Beauvoir. Porque yo pensaba que era una neurótica, una insatisfecha. Y cuando decía que era feminista, me contestaban que eso era para las feas y las planchudas.
(...)
-En sus películas, las mujeres parecen despegar de cierto grado de dependencia a través de algún hombre, parecen estar a merced del amante, el amigo, el marido... ¿Por qué?
-No lo pensé así, pero es una interpretación válida. Con Momentos, la mujer cree -como muchas mujeres- que el amor es la llave del destino de un ser humano.
-¿Y no lo es?
-Para mí, no. Uno es con su destino, no uno a través del destino de otro. Pero, volviendo a Momentos, yo creo que Lucía hace un acto de afirmación personal: se enamora de un hombre y, en vez de hacer la clásica trampa que haría cualquier otra mujer, se enfrenta con su marido. Da un salto sin red.
-¿Tanta ideología para irse con un tipo a Mar del Plata? Me pareció bastante fácil, con un marido como ése, que 'entiende' todo...
-En cambio, en Señora de nadie, yo quise mostrar la doble marginalidad del homosexual y de la mujer separada. Una mujer así, sin dinero ni preparación profesional, es una paria que va de casa en casa.
-Por lo menos, separarse hoy está tan bien visto...
-¡Eso es terrible! Yo exijo que todas las mujeres reflexionen, que usen la inteligencia, que para eso la tienen.
-¿Nunca se sintió como una cucaracha? ¿Nunca se sintió inferior, por ejemplo, por estar menstruando?
-La palabra 'cucaracha', la verdad es que no la sentí nunca. Pero tengo una anécdota graciosa respecto de la menstruación. Una noche, mi hermana mayor pega un grito y dice: 'Me estoy muriendo, me estoy muriendo.' Entonces, salí corriendo a llamar a mi gobernanta, que era una vieja solterona, inglesa: 'Por favor, venga que mi hermana se muere.' Ella se sienta al lado de la cama, le sonríe y dice: 'Bueno, no se asusten, que ahora es mujer.' Y le explica. Entonces, yo -que era chiquita- pensaba: 'Ah, mi hermana es mujer. Y yo, ¿qué cuernos soy?' Mi hermana escuchaba orgullosa que a partir de ese día, todos los meses iba a dar testimonio de su capacidad de dar la vida, así que se puso radiante y exclamó: '¡Qué lindo! ¡Vamos a dar una fiesta! ¡Esto es mejor que un super-cumpleaños!'... La vieja gobernanta la miró horrorizada y le dijo: 'Nunca jamás. De esto no se habla.' Ahí descubrí que el pudor femenino es callar y ocultar lo que nos pasa.
(...)
-María Luisa, hay un viejo prejuicio contra las feministas, que no sé si crearon los hombres o las demás mujeres... Que las feministas tienen que ser todas feas y supuestamente...
-...lesbianas.
-Sí.
-Eso, sin duda, viene del periodismo. Es una manera de dividir para reinar. Entonces, hay muchas mujeres que viven como feministas sin saberlo, aunque miren con una leve impaciencia a las que luchan para romper ciertos moldes... Lo que pasa es que a la mujer se la envuelve siempre en esa cosa como gelatinosa que tiene que ver con el afecto y con el sexo.
-Pero que cuando está bien vivida no es 'gelatinosa' sino, más bien, placentera... Cambiando de tema, me gustaría que me contestara sinceramente: ¿usted se sienta a ver una película argentina con la misma actitud con que mira una extranjera,con una especie de prejuicio a favor?
-No es que tenga que gustarme, sino que quiero que me guste. ¡Estamos tan huérfanos, tan necesitados de cosas positivas!: que haya una buena película; que disminuya la deuda externa; que los niños coman mejor; que salga el sol... Entonces, nos sentamos al cine con una benevolencia que a veces nos hace daño.
-¿Le parece que con sus películas pueden 'engancharse' mujeres del interior, mujeres que trabajen todo el día y que tengan otro nivel social? ¿O le parece que...?
-Una mujer que trabaja todo el día y tiene otro nivel social no va al cine. Y si va, quizás sea para ver la película que le gustaría a su marido, de tetas y tiros... Pero si tiene tiempo, si no está demasiado agobiada, si tiene con quién dejara sus chicos, yo creo que este cine le puede interesar. Porque la mirada de una mujer agarra a todas las mujeres."

Fragmento de "Yo, la Peor de Todas" (1990), película de María Luisa Bemberg basada en "Sor Juana Inés de la Cruz o las Trampas de la Fe", de Octavio Paz. El film sobre la religiosa mexicana está protagonizado por Assumpta Serna, Dominique Sanda y Héctor Alterio, entre otros.



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