7.4.10

Política nacional

SI QUIEREN VENIR, QUE VENGAN
El 10 de abril de 1982 se realizó una manifestación en la Plaza de Mayo de Buenos Aires en apoyo a la reconquista de las islas Malvinas. Apenas ocho días después del desembarco en el archipiélago austral, el régimen militar buscó capitalizar el entusiasmo nacional. "Que sepa el mundo, América, que hay un pueblo con voluntad decidida, como el pueblo argentino. Si quieren venir, que vengan; le presentaremos batalla. En esto, tenemos la solidaridad de varios pueblos americanos que están decididos a dar batalla con los argentinos", dijo en su discurso el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri. La cobertura del diario Clarín del 11 de abril de 1982.



"Una multitud que desbordó la Plaza de Mayo y se extendió por las principales avenidas de acceso a ésta, se dio cita ayer frente a la Casa Rosada para demostrar su apoyo por la recuperación de las Malvinas al secretario de Estado norteamericano, general Alexander Haig, mientras el visitante iniciaba su gestión de buenos oficios en el conflicto con Gran Bretaña ante las autoridades argentinas.
Alrededor de cien mil personas, algunas de las cuales llegaron a la madrugada, se mantuvieron firmes en el histórico paseo, cantando reiteradamente el Himno Nacional y la Marcha de San Lorenzo, coreando consignas patrióticas y agitando banderas argentinas al grito convocante de 'Argentina, Argentina', repetido sin cesar, hasta que el presidente de la Nación, teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, dio fin al discurso que pronunció desde un balcón de la Casa de Gobierno, poco antes de las 14.
Fueron momentos culminantes de la concentración la llegada y la partida del funcionario norteamericano, quien arribó en automóvil procedente de la Cancillería y se retiró en un helicóptero del Ejército que evolucionó sobre la plaza y sus alrededores antes de dirigirse a la residencia del embajador norteamericano, Harry Shlaudeman, en la que Haig almorzó con miembros de su comitiva y de la representación diplomática.
Banderas argentinas de todo tamaño sobresalían entre la apretada multitud y fueron levantadas con enfervorizados gritos de aprobación cuando Galtieri expresó que no se cedería en la decisión de no negociar la soberanía de las islas y reafirmó que 'si quieren venir' los ingleses 'que vengan, les presentaremos batalla'.
La convocatoria inicial había sido hecha anteayer a través de Radio Rivadavia, pero luego se sumaron todas las radios y los canales de televisión, la mayoría de los cuales hicieron en la víspera un despliegue inusual en lo que va de los últimos seis años, con equipos móviles que transmitieron los detalles completos del acto a todo el país.

La concentración

Desde el día anterior, como informamos en nuestra edición de ayer, se notó que muchas personas se acercaban a la Plaza y exteriorizaban su fervor patriótico a la par que denostaban la política colonialista de Gran Bretaña.
En horas de la madrugada Galtieri se había asomado a un balcón para saludar y dialogar con algunas de las personas que ya se encontraban en el lugar. Otras recorrían las calles que rodean la Plaza en sus automóviles embanderados, haciendo sonar las bocinas, y continuaban luego su marcha por las avenidas céntricas.
Galtieri exhortó, en su salida, a los presentes a que más tarde llenaran la Plaza de Mayo para demostrar 'la unidad del pueblo argentino'.
Desde antes habían adherido entidades políticas, gremiales, empresarias y vecinales, mientras se anunció que Subterráneos de Buenos Aires y los ferrocarriles en sus líneas suburbanas, transportarían gratuitamente a quienes concurrieran a la concentración, cosa que posteriormente se cumplió y lo mismo ocurrió con algunos colectivos, que son de propiedad privada.
El grupo inicial de unas cien personas se elevó a alrededor de un millar al comenzar el día y se calculaba en unas tres mil a las nueve de la mañana, es decir, a dos horas del horario fijado para la cita, que era a las 11, o sea, en el momento, que Haig debía llegar a la Casa Rosada.
Con posterioridad la multitud creció aceleradamente y a las 10 ya cubría aproximadamente la mitad de la plaza, mientras que por la Avenida de Mayo y las diagonales Sur y Norte llegaban nutridas caravanas que se sumaban con entusiasmo a los presentes.
Los altavoces instalados alrededor de la Plaza estaban conectados a la transmisión de radio Rivadavia, que dedicó toda su programación al acto y a alentar la concurrencia de la ciudadanía.

Grupos familiares

Fue notable la asistencia de parejas con sus hijos, inclusive de corta edad, así como de grupos de personas que habían concertado su asistencia para sumarse a la multitud, las que pudieron estacionar sus automóviles en el microcentro por una disposición especial dictada por la Municipalidad exclusivamente para esta jornada.
Cerca de las 11 se hizo más evidente la llegada de grupos políticos y gremiales, cuyos carteles se sumaron a los que ya portaban los presentes, identificando entre ellos a la Juventud Peronista y a la Federación Juvenil Comunista.
Los primeros avanzaron en nutrida delegación alrededor de las 10.30 por la Avenida de Mayo voceando sus consignas y cantando la marcha partidaria, al son de tambores y bombos. Ese cartelón fue arriado, en principio, al llegar al Cabildo y las expresiones partidarias se moderaron al entrar en la plaza.
La presencia de estos grupos dio lugar a manifestaciones que demostraron la existencia de distintas posiciones en lo que respecta a la gestión que realiza el secretario de Estado norteamericano.
Cada vez que por los altavoces se mencionó a Haig, desde un compacto grupo, apostado especialmente en el centro de la plaza, surgía una cerrada silbatina. También se sostenían carteles que reprobaban la gestión del visitante, pero desde otros sectores se vertían expresiones de agradecimiento que se reflejaban también en los carteles que, por su parte, levantaban.

Leyendas

Se destacaban entre los carteles los que identificaban a nacionales de otros países que manifestaban su adhesión a la Argentina, así como banderas de Perú, Venezuela, Uruguay, España, Japón y Brasil, entre otras.
Entre las leyendas, se pudo leer: 'Malvinas, pueblo y soberanía'; 'Malvinas no son Vietnam'; 'Fuera ingleses y yanquis de las Malvinas'; 'Gracias Estados Unidos por su respaldo'; 'Haig, remember 1806, 1807, 1833'.
Poco después de la llegada de Haig que, al igual que a su salida, pudo escuchar la consigna 'Argentina, Argentina', que fue la más repetida y motivaba la unanimidad de la concurrencia, jóvenes peronistas y comunistas protagonizaron un breve intercambio de consignas contrarias.
Mientras estos empezaron a cantar 'El pueblo unido jamás será vencido', los miembros de la J.P. replicaron con 'Malvinas argentinas, sin yanquis ni marxistas'. Otro grupo de manifestantes terció al grito de 'Argentina', que se generalizó de inmediato y puso fin al intercambio.

Entusiasmo

El clima de entusiasmo se mantuvo indeclinablemente a lo largo de las horas y especialmente entre las 11 y el momento que Galtieri pronunció su discurso. La concentración fue observaba por los periodistas extranjeros que en número cercano a 200, incluso medio centenar de británicos, se hallaban presentes en representación de diversos medios de difusión.
En ese período se intentó cantar varias veces la marcha peronista y también las consignas 'Perón, Evita, la patria peronista' y 'Se siente, se siente, Perón está presente'. En todos los casos el grueso de la multitud comenzaba a corear 'Argentina, Argentina', mientras los organizadores señalaban por los altavoces que 'hoy hay un único protagonista y un solo destinatario, que es el pueblo argentino, al solo grito de Argentina, Argentina'.
Se creó gran expectativa cuando cerca de las 13 se supo que la entrevista de Galtieri con el visitante había concluido y se multiplicaron los cánticos en tono ensordecedor. Pero el griterío se hizo mucho más estridente cuando se advirtió que el helicóptero en que se iba Haig se elevaba desde la pista instalada en la azotea de la Casa Rosada, en cumplimiento del propósito de demostrar la firme adhesión de defender la soberanía de las Malvinas.
Solo a las 13.22 Galtieri se hizo presente en el balcón, donde se habían ubicado ya varios de sus ministros y también el gobernador de Buenos Aires, Jorge Aguado, entre otros funcionarios que siguieron desde allí su discurso,
La desconcentración se hizo luego en orden y lentamente, sin que se produjeran incidentes, salvo uno que no tuvo consecuencias registrado entre las 14.10 y las 14.15 en las inmediaciones del edificio del Congreso de la Nación".

IMÁGENES DEL DISCURSO



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