3.2.10

Fútbol

EL CENTENARIO DE FRANCISO VARALLO
El próximo 5 de febrero cumplirá cien años Francisco Varallo, ex futbolísta de Boca Juniors y del seleccionado argentino. Unico sobreviviente de la final del Mundial de 1930 que Uruguay le ganó a la Argentina, una derrota que aún recuerda con dolor. Es el segundo goleador en la historia del club xeneize, con 181 goles en 210 partidos. Pancho también vistió la casaca de Gimnasia y Esgrima La Plata con quien conquistó el título en 1929. Ya en la era profesional fue campeón con el club de la Ribera en 1931, 1934 y 1935, mientras que con la selección nacional ganó el Sudamericano de 1937.


Nació en el barrio Los Hornos de la ciudad de La Plata y se inició como back en el club 12 de Octubre y luego fue a Gimnasia; hizo una gira por el Pacífico jugando para Vélez Sarsfield -junto a Bernabé Ferreyra- y de regreso, en 1930, pasó a Boca con una prima de diez mil pesos y ochocientos por mes, una cifra récord para la época.

Conocido por su potente remate fue apodado El Cañoncito e integró como centrofoward una famosa delantera boquense: Nardini, Tarascone, Varallo, Cherro y Alverino. También se destacó por “los goles de la agonía” que convertía sobre el final del partido.

Se desempeñó como entrenador de divisiones inferiores y tuvo una corta intervención como técnico en Primera División.

Vive en La Plata, donde atendió durante muchos años una agencia de lotería en la esquina de 60 y 25. Fue homenajeado por la FIFA durante el Mundial '94, en los Estados Unidos.

La revista “La Cancha” publicó el 10 de agosto de 1948 el artículo “El 'cañoncito'”. Lo que sigue es un fragmento:

“Criollo de estirpe y vocación; italianado por el pintoresquismo del ambiente en que le correspondió desempeñarse, jamás habría aceptado Varallo la denominación de 'jugador tipo británico'. Pero el correr del tiempo, al exigir la concreción técnica de su estilo, admite que se lo clasifique de tal manera.

El símil se encuentra facilmente, dado que al tener como exclusivo norte la eficacia, reunía las características más distintivas del profesional inglés. Nada de arabescos. Y que no se los pidieran tampoco. Goles, en cambio, sí. Eso es el fútbol profesional.

Sin embargo, debe adjudicársele también una dosis de belleza, que si no se reflejaba en su carrera meteórica hacia la valla, iba implícita en la conquista. Siempre conmueve el gol, y la emoción raya a una altura indescriptible cuando la conquista asume proporciones de golazo.

Los tantos de Pancho Varallo eran, precisamente, golazos. Como está dicho, los obtenía desde cualquier distancia. Y si tomamos en cuenta que a veces los lograba desde treinta metros o más, e incluso llegaba a convertilos en cantidad de dos, tres y hasta cinco en un solo partido, se comprenderá fácilmente por qué 'temblaban' los arqueros que lo enfrentaban.”

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