3.2.10

Boxeo

EL DEBUT PROFESIONAL DE CARLOS MONZÓN
El 6 de febrero de 1963 fue la primera pelea en el boxeo profesional de Carlos Monzón, a la postre campeón del mundo, peso mediano, durante siete años con catorce defensas de la corona. El combate inicial fue en la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe, frente a Ramón Montenegro a quien venció por nock out en el segundo asalto. Como rentado tuvo una racha de ochenta peleas invicto (totalizó 100 con 87 victorias, 3 derrotas, 9 empates y una sin decisión)



Monzón, además, se consagró campeón argentino en 1966 cuando le ganó a Jorge Fernández y un año más tarde logró el cinturón sudamericano ante el mismo rival. En 1970 le arrebató al italiano Nino Benvenuti el título mundial. En su rincón siempre estuvo Amílcar Brusa, el entrenador que lo formó y lo condujo a lo más alto de la consideración deportiva.

Murió en un accidente automovilístico el 8 de enero de 1995 cuando estaba en libertad condicional y regresaba al penal de Batán, donde cumplía una condena de once años por el asesinato su segunda esposa Alicia Muñíz.

La revista Goles publicó en la década del '70 un artículo escrito por Amílcar Brussa, “Carlos Monzón. La historia jamas contada de un fuera de serie”. Lo que sigue es un fragmento cuando recordaba el debut del santafesino:

“Allí se inició una etapa fundamental con una serie de victorias importantes. Pero yo había notado que en los tramos finales se quedaba. Entonces lo llevé al laboratorio de mi primo, el bioquímico Juan Pablo Brusa, quien descubrió, después de varios análisis, que tenía insuficiencia de glóbulos rojos, lo que incidía en su capacidad de resistencia. A partir de ahí tomamos las cosas de otra manera. Me di cuenta que no debía exigirle mucho trabajo de entrenamiento y crearle un estilo adecuado a su físico. Aprovechando su gran altura y su alcance de brazos, establecimos que no debía darle mucho ritmo a las acciones, que había que especular.

Cada vez que venía a Buenos Aires escuchaba de mis colegas la misma cantinela: 'Che, Brusa, ¿por qué no lo haces peleador a ese chico? ¿No ves que tiene un martillo en cada mano?' . Y yo me mordía en silencio. No les podía decir que Carlos tenía insuficiencia en la formación de glóbulos rojos y las manos rotas debido a que, por la potencia con que chocaba sus trompadas, los huesos no resistían y era necesario inyectarlo en las manos antes de cada pelea. Por esa razón es un boxeador que no puede ir a cambiar golpes y necesariamente debe especular.”

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