23.12.09

Cultura

HACE 20 AÑOS MORÍA VIUTI, EL CREADOR DE TEODORO & CÍA.
El 28 de diciembre de 1989 falleció el humorista Roberto López, conocido profesionalmente como Viuti. Su labor más destacada fue en Clarín, donde publicó durante varios años la tira Teodoro & Cía. En ella, a través de Teodoro, un cadete de pelo largo, retrataba la vida cotidiana de las oficinas y las características de la clase media argentina. Arquitecto de profesión, trabajó en las revistas Humor® y Satiricón -entre otras- y en el diario La Nación.




La censura puede ser una aliada, entrevista a Viuti en el nº 1 de la revista Reportaje a la cultura, de diciembre de 1980.

"-¿Teodoro recibió algún tipo de ins­trucciones con respecto a determina­dos temas?
-En forma específica ninguna; por su­puesto que un diario no es lo mismo que una revista de poca tirada o de cierta élite. Un diario es un elemento de difusión masi­va y tiene cierto compromiso; entonces hay puntos en los cuales uno no debe pa­sar los límites. De modo que yo no podría alcanzar un tono como hacía en Satiricón por ejemplo, pero en verdad he teni­do bastante libertad para desarrollar la tira.

-¿Cuál es el nivel del humor en nues­tro país?
-En general es bastante bueno, pero no sólo hay que hablar de humor sino de hu­moristas. En nuestro país se dio una situa­ción muy interesante para que el humor ad­quiriera ese nivel y fue a partir del año 72 y 73 con la aparición de publicaciones que dieron un carisma nuevo y abrieron otros horizontes dentro del humor, crearon un criterio distinto, como Satiricón y Hortensia, cada una en su plano por su­puesto. Satiricón rompió con todos los cánones y creó una nueva concepción de hu­mor. En cambio con Hortensia se dio un fenómeno de reversión porque una cosa se venía dando en el país en ese momento y era la proyección del humor de Buenos Aires hacia el interior. Entonces, revertió esta situación y lo hizo con mucha calidad. Estas revistas crearon el caldo de cultivo para que hoy se dieran muchas condicio­nes dentro del humor.

LA COMICIDAD ENTRE JEFES Y OFICINAS

-¿Cómo se gesta la idea de Teodoro?
-El tema cotidiano es uno de los temas más fuertes para hacer una historieta. To­do aquello que esté relacionado directa­mente con la realidad es algo que le intere­sa a la gente y que además le interesa de­sarrollar al humorista. En mi caso particu­lar creo dominar el tema ya que he trabajado en la parte administrativa de las oficinas largos años, y en todo ese tiempo llegué a conocer a la gente que se mueve y trabaja allí, sus tics, su idiosincrasia.

-¿Cuál es el sentido de elegir al cade­te como eje principal de la historieta?
-Pienso que es interesante que sea el ca­dete el personaje principal de la tira porque es el más marginado de la oficina, no por­que lo echen de menos o lo aparten, sino porque su propia condición de cadete hace de él un tipo que se mueve más bien en la periferia de los problemas de trabajo.Ade­más, por su edad no participa en forma di­recta de los problemas del resto del personal ; entonces, eso le permite ponerse en una posición de observador de las cosas. Es un personaje simpático y casi siempre aceptado, por todos los integrantes de la oficina. Debemos tener en cuenta que no está metido dentro del engranaje del es­quema administrativo y con esto me refie­ro al empleado que ya tiene una posición tomada con respecto a su trabajo y a sí mismo, sus propios adversarios o simpati­zantes, es decir que ya se ha definido y tie­ne un encasillamiento mucho más rígido que el de un cadete.

-¿Esos personajes, en el ámbito de la oficina, son universales?
-Sí. Esquemáticamente es la situación que se da en todas las oficinas. Con algún cambio de orden particular o matices dis­tintos. Un jefe existe en todas las oficinas, en todas hay un obsecuente, empleados resentidos, otros que son estudiantes, el gerente, su secretaria, los mayordomos y por supuesto el cadete.

-¿La oficina no es un tema demasia­do específico que puede agotarse en poco tiempo?
-Se me ocurre que no. Algo se termina en la misma medida que se terminan los re­cursos o empieza a gestarse una etapa de agotamiento, pero en uno mismo. Las po­sibilidades de enfoque dentro de una ofici­na son infinitas; además la realidad está siempre allí. Basta pensar que un hombre 'vive' ocho o diez horas por día en su lu­gar de trabajo para entender que es allí donde se le dan casi todas las situaciones cotidianas. En una empresa donde traba­jan muchas personas, las distintas mane­ras de pensar crean un espectro de situa­ciones en el cual cada uno obra de distinta manera frente a la misma circunstancia. Y todo eso para mi no puede extinguirse nun­ca porque es el hombre mismo.

-¿Cuáles serían las características más importantes de una tira diaria?
-Creo que por sobre todo tiene que ser dinámica. Los personajes no deben anqui­losarse. No digo que siempre tengan que ser los mismos; deben crecer. Pero tal vez, Teodoro nunca podrá dejar de ser cadete; sería como dejar de existir. Hay que estar de acuerdo con la realidad y con la actuali­dad, no quedarse en el tiempo porque si no se vive las vicisitudes del momento se pier­de comicidad. En definitiva no hacemos más que reirnos de nosotros mismos en nuestro espacio y nuestro tiempo."
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