16.10.09

Medios

A DIEZ AÑOS DEL CIERRE DE HUMO®
El 19 de octubre de 1999 Ediciones de La Urraca anunció el cierre de la revista Humo® debido a la quiebra dictada por la Dirección General Impositiva. El editor Andrés Cascioli declaró que la DGI respondió a "las maniobras del gobierno de Carlos Menem y sus respectivos ataques a la prensa". En el último año de publicación, la Corte Suprema de Justicia falló dos veces contra la revista por querellas iniciadas por el senador Eduardo Menem y la secretaria de medio ambiente María Julia Alsogaray. Fragmentos de Un chiste de mal gusto, nota de Carlos Baulde y Gabriel Michi, publicada en el nº 1193 de Noticias, del 5 de noviembre de 1999.



UN CHISTE DE MAL GUSTO

"'Nada se pierde' era el nombre de unas de las secciones más recordadas de la revista Humor Registrado a lo largo de sus 21 años de vida, y bien podría ser, además, el epitafio que resuma la historia de una de las mayores revistas de humor político de la Argentina en el último medio siglo. Pocos días antes de las elecciones que consagraron presidente a Fernando de la Rúa (63), la Justicia, a instancias de la Dirección General Impositiva (DGI), decretó la quiebra definitiva de Ediciones de la Urraca, la empresa que el dibujante Andrés Cascioli (59) había creado a finales de la década del '70 para lanzar Humor y que más tarde dio pie a otras publicaciones como Sex Humor, El Periodista, Humi y una editorial de libros. Actualmente las únicas publicaciones de La Urraca eran Humor y Sex Humor.
La DGI, que reclamaba una deuda impositiva de 3 millones de pesos, se negó a aceptar el plan de pago presentado por Cascioli, quien sólo reconocía una deuda con el fisco de 1,8 millón de pesos y que ofrecía pagarla en 120 cuotas. A esto se le suma una deuda bancaria categorizada por los propios bancos acreedores como incobrable y que, según la central de riesgo crediticio del Banco Central, asciende a 307.000 pesos: 233.400 a la Caja de Crédito La Capital y 73.600 pesos al Banco Ciudad.
Somos menos. El cierre de Humor marcó el fin de un estilo satírico de reflejar la actualidad política argentina pero, en verdad, su desaparición definitiva fue tan solo el último suspiro de la descolorida agonía en la que se había sumergido en los últimos años. Curiosamente -o no tanto-, el regreso de la democracia por el que tanto pugnó Humor marcó un quiebre en su vida editorial y, desde entonces, su estrella comenzó a apagarse lentamente, sobre todo en los últimos cinco años. La sistemática y vana persecución que sufrió el quincenario en los años de la dictadura militar fue, paradójicamente, su plataforma de despegue: de una pequeña revista de culto pasó, sin escalas, a convertirse en un éxito editorial que llegó a vender 330.000 ejemplares, aun cuando conseguir un número de la revista no era fácil en aquellos tiempos. Lacontracara es la circulación casi marginal que la revista tenía en el último tiempo: 5.000 ejemplares en la Capital y 3.000 en el interior. (...)
Persecución. 'El peronismo me cerró dos revistas en la década del setenta: Satiricón en el '74, por decreto, y Chaupinela, al año siguiente, por un conflicto con «Isabelita» (N. de la R.: María Estela Martínez de Perón). Y ahora, este nuevo peronismo, antes de irse, dio el batacazo con Humor, disparó Cascioli ante Noticias. El editor está seguro de que la quiebra de su editorial está ligada a las presiones que el menemismo habría ejercido en su contra: 'La persecución menemista fue similar a la de los militares. La diferencia es que creo que la Justicia de aquel entonces estaba en mejores condiciones que la de ahora. La verdad, muchos de los que trabajamos en Humor estamos vivos agracias a algunos jueces serios que nos protegieron'. (...)
Cascioli asegura que era imposible hacer frente a la máquina judicial puesta en marcha en su contra por el menemismo: 'Nos hacían un juicio todas las semanas. Y para soportar una embestida de ese tipo hay que tener buenos abogados y gastar muchísimo dinero porque los juicios son muy largos y desgastantes'. (...)
Malhumor. Cuando La Urraca comenzó su camino descendente, Cascioli se movió con la rapidez y la habilidad de empresario que lo caracterizan y que muchos le critican, aun aquellos que lo reconocen como uno de los editores más importantes de la Argentina. Cascioli se ganó muchos enemistades en 1989 cuando, sorpresivamente, decidió cerrar El Periodista, un semanario político que había llegado a vender 70.000 ejemplares.
Más acá en el tiempo, cuando Humor comenzó a soportar a duras penas los embates de su delicada situación financiera, creó Buena Letra, una editorial que, en sociedad con el diario La Nación, editó hasta hace algunos meses la revista Rolling Stone y que, actualmente, edita suplementos para diarios del interior del país. Varios de los 50 trabajadores que se vieron afectados por el cierre de La Urraca serían incorporados por Buena Letra, que tendría en carpeta algunos proyectos editoriales para lanzar próximamente. ¿Muere una editorial para que nazca otra?
Con la quiebra de Humor desaparece una de las máximas leyendas del periodismo y el humor político en la Argentina. El final que tanto desearon para la revista los máximos jerarcas del Proceso, finalmente, se dio en plena democracia. Otra paradoja del destino".

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