23.9.09

Medios de comunicación

A 35 AÑOS DE LA CLAUSURA DE SATIRICÓN
El 24 de septiembre de 1974, cuando la edición número 22 estuvo en la calle, el decreto 866 prohibió "la impresión, edición, publicación, distribución y circulación de la revista titulada Satiricón, de todos sus suplementos y de toda publicación que pretenda sustituirla". Concluyó así la primera etapa de una de las más importantes publicaciones humorísticas argentinas, en momentos en que el gobierno de María Estela Martínez de Perón cerraba otros medios de prensa.



Reseña de la historia de Satiricón, extractada del libro Paren las rotativas, de Carlos Ulanovsky.

Sobre la clausura
"Cuenta un testigo cercano a la revista Satiricón, que por entonces era uno de los grandes éxito de venta -el número anterior a su clausura llegó a los 250.000 ejemplares-, que los problemas más graves empezaron cuando murió Perón. Pero que ya desde el retorno del General, mensajeros oficiosos les habían hecho saber que Perón tenía un muy desarrollado sentido del humor, siempre y cuando se refiriera a otros. A partir de un momento, aplicando una decisión de autocensura, se alejaron un poco del humor político o de actualidad, y para no caer en el costumbrismo fácil o en los chistes atemporales con variantes, intentaron un humor basado en el asco (muy celebrado por los adolescentes) y después con el humor sexual. finalmente Isabel sancionó a la revista por inmoral y Satiricón concluyó su primera etapa en octubre de 1974."

Su origen
"Cuando en noviembre de 1972 apareció Satiricón estaban en el mercado Patoruzú y Tía Vicenta, y en Córdoba deslumbraba Hortensia, dirigida por Alberto Cognini. A la manera de publicaciones extranjeras como National Lampoon, Bang, Pardon o Mad, la revista criticaba la realidad desde el humor. 'El primer número fue una especia de Patoruzú mejorado. No teníamos idea de lo que íbamos a hacer. Descubrimos a Ulanovsky a través de sus notas en La Opinión. Él acercó a Mario Mactas. Así se fue armando el equipo', cuenta Andrés Cascioli, uno de los socios de la publicación junto a Oskar Blotta, Pedro Ferrantelli y Carlos Blotta.
Todas las circunstancias del origen fueron insólitas. La redacción funcionaba en una agencia de publicidad, porque sus editores eran creativos publicitarios. Los coordinadores de la redacción -CarlosUlanovsky y Mario Mactas - no provenían del humor sino del periodismo general. Dos chicas que en pocos números se convertirían en personajes de la publicación -Viviana Gómez y Alicia Galloti- se habían acercado a la revista respondiendo a una solicitud de secretaria, pero en la lectura de sus currícula Oskar Blotta advirtió que tenían condiciones para otras cosas. Y no se equivocó. Al poco tiempo se casó con Viviana Gómez, quien manejaba con talento las cartas de lectores, mientras Galloti crecía como símbolo de periodista agresiva y desprejuiciada.
'Somos iconoclastas', se sostiene en el número 3. Esa palabra griega, acuñada por los heréticos del siglo VIII y que ninguno de los que hacía la revista conocía profundamente, alude al rompimiento de las imágenes y a la falta de respeto hacia los valores tradicionales. El primer número tiró 40.000 ejemplares y vendió la mitad, pero desde el segundo y en especial desde el quinto, cuando se publicó una excelente entrevista de AliciaGalloti a Oscar Bonavena, la revista creció y creció hasta alcanzar los 250.000 ejemplares de venta dos años después.
Satiricón se distinguió como una revista sin límites, que se reían de todo y que a veces hacía un ejercicio legal de la crueldad. 'Nunca antes se había construido una publicación que fuera una mezcla tan atractiva de información y pensamiento, con el valor agregado del humor. En conjunto, los escritos de Satiricón constituyen una ensayística muy representativa de los años 70', dijo en 1996 MarioMactas acerca del mensuario que reunió los talentos de Carlos Trillo y Alejandro Dolina, Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya, Crist y Fontanarrosa, Alicia Galloti, Ricardo Parrota, Dante Panzeri y muchos más. Y por encima de todos ellos, manejando los hilos del sarcasmo y de la irreverencia, ese genio menor que fue Oskar Blotta, a quien -al revés de lo habitual- sus redactores eran los encargados de ponerle limites. (...) Oskar Blotta , director de Satiricón y creador del muñeco identificatorio, opinó que 'la revista tiene coherencia e incoherencia, grandeza y bajeza, risas y lágrimas, de todo un estilo de vida como el argentino. Nosotros siempre pensamos que era una revista que comenzaba donde las otras terminaban'".
.


Leer más

0 comentarios: