16.9.09

Boxeo

A 10 AÑOS DE "LA PELEA DEL MILENIO"
El 18 de septiembre de 1999, el norteamericano Oscar De La Hoya -el favorito- perdió en un fallo polémico ante el portoriqueño Félix Trinidad en la denominada “pelea del milenio”. Ambos habían llegado invictos al desafío por la unificación de los títulos de la categoría welter del Consejo y la Federación Mundial de Boxeo, respectivamente. La cobertura del enviado especial del diario Olé, Eduardo Bejuk.


Habrá que creer que los jurados se empecinan en premiar, a veces con desmesura, a los que se obstinan en el ataque. Aunque concretó una estrategia sin muchas fisuras, Oscar de la Hoya (66,680 kilos, en el límite de la categoría) perdió por puntos en fallo dividido con Félix Trinidad (66,680). La polémica se instaló en el Hotel Mandalay Bay, con 12.000 testigos, y ya se difundió a todo el planeta: De la Hoya (31-1, 26 ko) boxeó; Trinidad (36-0, 30 ko) avanzó y lanzó golpes. En el juicio de los jurados fue: 114-114, 115-114 y 115-113, las dos últimas para el puertorriqueño.
La Pelea del Milenio entre los dos invictos comenzó con demora por el olvido de Félix Trinidad del bucal de su hijo. De la Hoya, de inmediato, se aferró a un plan estricto: no se quedó quieto, procuró la media distancia para mandar con el jab zurdo (el primer clinch ocurrió en la penúltima vuelta) y evitar la izquierda de Trinidad. En la cautela mutua fue el Golden Boy quien se animó a ensayar un desborde. Tito, más lento y de guardia más permeable, se contenía y no encontraba el hueco para meter el gancho zurdo de contra, su mejor golpe.
En el tercero se acentuó un tendencia del anterior: ahora era Trinidad el que asumía la búsqueda, aunque sin excesiva descarga. Sin embargo, en el último minuto, De la Hoya se plantó y desequilibró con ganchos arriba, que reforzaron la hemorragia nasal que el boricua mostraba desde el el 2`.
"Retroceder a veces, moverse siempre", era el lema que el Golden ejercía con continuidad mientras Tito usaba más la derecha para sostener su ataque. Eso y un par de ganchos marcaron su supremacía en el cuarto. La táctica de De la Hoya se mantenía (dinámica, dominio de la media con el jab zurdo, economía de golpes en los primeros 120 minutos y más acción en el último minuto) y, en mitad del desarrollo, quedaba claro que a Trinidad le demandaba un esfuerzo adicional ubicar a su rival; es más, la herida nasal y un hematoma en el ojo izquierdo eran testimonios de que el puertorriqueño -aún sin severo castigo- no la pasaba bien.
Incómodo, sin medida y con menor riqueza que el norteamericano, Trinidad era incapaz de controlar la situación, como ocurrió al final del séptimo cuando pegó después de la campana y generó el enojo del Golden. Tal vez por eso, en el 8`, Oscar se apartó de precauciones y se animó a los intercambios en la corta, donde también sacó ventaja. En el último tercio, consciente de la distancia en las tarjetas, Trinidad se decidió por el ataque franco, lo que favoreció a De la Hoya, aplicado para dejar a Tito con las manos cortando el aire y con aguante para el palo y palo, más allá de que Trinidad redujera la luz.

EL DESENLACE DE LA "PELEA DEL MILENIO"




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