Este 8 de enero se cumplen 14 años de la muerte del ex boxeador argentino, Carlos Monzón. Por aquellos días cumplía una condena por el crimen de su esposa Alicia Muñiz, y en una de sus salidas transitorias de prisión, pierde la vida en un accidente de tránsito.
Carlos Monzón no conocía la compasión. Y mataba con sus propias manos, y así, golpeando sin piedad, con esa determinación glacial, conquistó el alma de los argentinos que gozaron de su gloria con el corazón vibrante y la agresión en vilo. Al boxeo no se juega. Se juega al fútbol. Pero no al boxeo. Arriba del ring nadie retoza. Como escribió la novelista norteamericana Joyce Carol Oates: “Se percibe que algo profundo está sucediendo en un lugar que va más allá de las palabras. El combate verdadero no es nunca el de Dempsey contra Firpo o el de Allí versus Frazier. El boxeador encara de frente la corporización de sus temores más profundos, y de sus debilidades más ocultas que, de pronto, se materializan en la figura de su contrincante y así adquieren fuerza amenazante y destructiva . El adversario es su espejo. El boxeador lucha contra sí mismo, lucha contra su propia muerte” (…)
Fragmento extraido de la revista Noticias 942 publicada el 15 de enero de 1995
Fragmento extraido de la revista Noticias 942 publicada el 15 de enero de 1995
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