El 11 de noviembre de 1978, Argentina se consagra campeón del mundo en hockey sobre patines. El torneo inicia el primer día de aquel mes y se disputa en San Juan. En la final, el conjunto dirigido por Santos Álvares, vence a España por 3 a 1. Al igual que en el fútbol, el hockey es en este año otra disciplina que consigue un título mundial en un país gobernado por militares.
De a poco, lentamente y con el entusiasmo de la novedad, el país se
fue acercando a San Juan para estar junto al Mundial de Hockey sobre patines abrazando al equipo argentino. El sábado último, en la noche definitoria el aliento del estadio del Parque de Mayo pareció fortalecido por el unánime deseo de un nuevo triunfo argentino. Brillantemente, el equipo dirigido por Santos Álvarez derrotó a España y el anhelado sueño quedó cumplido.
NO SE TRATO DE UN RESULTADO SOLAMENTE DEPORITVO. Detrás de él, dirigentes, técnicos y jugadores recibían los beneficios de un proceso serio, profundo y riguroso. Cuando EL GRÁFICO le pidió a Menotti que aceptara la invitación de Santos Álvarez para hablarles a los jugadores y les contara sus experiencias, sabía que estaba haciendo algo positivo: APORTAR FILOSOFÍA DEPORTIVA. El punto de la concentración, hasta entonces cuestionado se inclinó a favor de la tendencia de Álvarez, apoyada abiertamente por Menotti. Y en el aislamiento, la continuidad del trabajo, el esfuerzo y el amor por el objetivo buscado. Detrás del triunfo, también, no sólo está el 3 a 1 final ante España. Quedan logros organizativos ejemplares. Y, más aún, LA SENSACIÓN DE QUE ESTAMOS, REALMENTE, TRANSITANDO POR UNA NUEVA ERA DEL DEPORTE ARGENTINO. El Mundial de Fútbol abrió una puerta por la que hoy todos podemos pasar: LA PUERTA DE LA SERIEDAD. Aquel éxito y este presente nos obligan, más que nunca, a pensar en nuestro futuro.
Fragmento extraído de El Grafico nº 3084
del 14 de noviembre de 1978
Leer fragmento de la cobertura de El Gráfico
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