13.11.13

CUANDO ILLIA ANULÓ LOS CONTRATOS PETROLEROS

A última hora del viernes 15 de noviembre de 1963 Arturo Illia anuló los contratos con las empresas petroleras extranjeras. El presidente radical en su discurso de asunción, el 12 de octubre, había asegurado que cumpliría sus promesas electorales. Mediante los decretos 744 y 745 los contratos fueron declarados “nulos, de nulidad absoluta, por vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación”. La crónica, en El gobierno cumplió con la anulación; falta que asegure el autoabastecimiento, nota de la revista Primera Plana, nº54 del 19 de noviembre de 1963.


“Entre el jueves y viernes último, algunos círculos petroleros del país insistían en que las Fuerzas Armadas habían hecho una presentación al Poder Ejecutivo sobre el problema de la anulación de los contratos. Esta versión indicaba que las Fuerzas Armadas querían, de parte del gobierno, seguridades de que después de la anulación YPF estaría en condiciones de asegurar el autoabastecimiento necesario para la defensa nacional. Al mismo tiempo, medios allegados al gobierno afirmaban que los decretos de anulación de los contratos habíanse entregado a los secretarios militares, y que no surgía oposición por parte de ellos.
Ya en la tarde del viernes existía la convicción de que los decretos habían sido concluidos, pero tanto el ministro de Economía (Eugenio Blanco) como el presidente de YPF informaron que hasta el lunes no se producirían novedades. Pocas horas después, hacía la medianoche del viernes, se formulaba el sensacional anuncio y se entregaba a los periodistas copias de los tres decretos de anulación, si bien no tenían esos decretos número ni fecha.
De todos modos es evidente que las Fuerzas Armadas no participaron, en ningún sentido, en la discusión sobre los convenios petroleros, ni se pronunciaron sobre la política a seguir. En la esfera particular de cada arma se discutió el problema del autoabastecimiento, especialmente en Aeronáutica, y toda la preocupación se circunscribió a este aspecto. Pero ni con esa preocupación hubo presentación alguna al gobierno que reflejara los puntos de vista de las Fuerzas Armadas.
Era evidente que si por un lado se intentaba demostrar que las Fuerzas Armadas estaban contra la anulación de los contratos, por parte del gobierno se quería demostrar que favorecían esta medida. Quizás pocas veces hubo una mayor prescindencia de las Fuerzas Armadas, que denodadamente luchan, al menos en estos momentos, para no verse envueltas en funciones ajenas a su misión específica.
La anulación de los contratos hizo aparecer en espera a dos personajes llamativos y curiosos. De los Estados Unidos llegó un señor Harvey Poe, prometiendo distribuir en la Argentina cualquier suma de dólares, ya sea para financiar a YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) como a cualquier otra empresa que desee emprender el país. La prensa allegada al gobierno de Illia inmediatamente lo definió como 'íntimo amigo de Kennedy' y perteneciente a un grupo de generosos hombres de negocios que desean apoyar la Alianza para el Progreso.
Otro de los personajes aparecidos, o reaparecido, fue el doctor Carlos Pérez Companc, quien se presentó en escena promoviendo, hace pocos días, la publicación de un nuevo diario. Su proyecto es reemplazar formalmente a las compañías extranjeras, basándose en la tesis de que YPF puede concertar convenios con capitales privados argentinos. De obtener Pérez Companc este acuerdo por parte de YPF, inmediatamente trataría de llegar a arreglos con las compañías cuyos contratos fueron anulados, para que le cedieran sus estructuras mediante convenios privados.
Pero quizás el hecho más curioso de este proceso radica en las largas conversaciones que ha mantenido, en los últimos días, el presidente de YPF con los representantes de las empresas afectadas. En el más cordial de los tonos, el doctor Facundo Suárez insiste a esas compañías que por nada del mundo deben dejar el país, y que, a pesar de la anulación, es posible encontrar formas de colaboración para seguir explotando las ricas zonas petrolíferas de la Nación.
En la misma mañana del sábado último, horas después de que las compañías privadas se enteraban, al leer los decretos en los diarios, que eran acusadas de las crímenes más horrendos contra la economía, la seguridad y la soberanía del país, el doctor Facundo Suárez, en su despacho de YPF, recibía a sus representantes para expresarles que la empresa estatal y el país esperaban la mayor colaboración de ellos, y les rogaba que permitieran llevar adelante sus proyectos en forma pacífica, sin interrumpir la producción y manteniendo el autoabastecimiento del país, que resulta, tan caro a las Fuerzas Armadas.
Desde el punto de vista político, todos los observadores subrayaron la voluntad de Illia de cumplir con sus compromisos electorales. Y si alguna incógnita queda en el ámbito político, se refiere a la extraña tramitación del trascendental anuncio, que (el vicepresidente Carlos) Perette hubiera deseado hacer personalmente desde las altas escalinatas del Congreso y en el marco de una gran concentración pública, mientras que Illia prefirió hacerlo a medianoche de un día cualquiera, en forma imprevista, por intermedio de su ministro de Economía, y en momentos en que cenaba en la Casa Rosada con su esposa y con su suegra.”


El presidente Arturo Illia visita Comodoro Rivadavia (1964)


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