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Música

A 20 AÑOS DE LA MUERTE DE ÁSTOR PIAZZOLLA
El 4 de julio de 1992 falleció en Buenos Aires el músico y compositor Ástor Piazzolla. Nacido en Mar del Plata en 1921, se crió en Nueva York y volvió a la Argentina en su adolescencia. Gran renovador del tango, su música fue discutida y rechazada por los tradicionalistas. Pero superando las críticas terminó siendo la más difundida en el mundo. Tramos de “Mi música no está preparada para las grandes masas”, entrevista de Víctor Pintos en el diario La Razón del 15 de abril de 1986.






   “Dicen que no da muchas entrevistas y que tiene un carácter difícil para enfrentar al periodismo. Sin embargo -y se nota-, cuando las otorga no retacea las palabras. Verborragia itálica: no para de hablar, es certero con pocas palabras y no duda en redondear los conceptos para afirmar sus ideas. Habla tanto como compone. 'En realidad, compongo mucho y tardo poco en hacerlo, soy muy rápido', cuenta. 'Soy medio animal para eso, tal vez me pase 24 horas seguidas escribiendo. Así de rápido también dejo de escribir...'.
   Confiesa no ser tímido ni vergonzoso ('Siempre fui caradura, tanto que una vez, a los 18 años, no tuve vergüenza en aparecerme en la casa de Arthur Rubinstein para mostrarle una partitura para piano que había escrito. Era muy mala, en realidad, y como él me la criticó duramente, empecé a estudiar de firme. Y acá estoy, por haber sido caradura...'), pero sin embargo parece sentirse cómodo cuando los elogios son para los demás, si él considera que son merecidos. Por ejemplo, acepta las alabanzas por su trabajo en la banda de sonido de Tangos: el exilio de Gardel (que entre otros premios obtuvo el codiciado César francés), pero se siente más a gusto elogiando el trabajo de Fernando Solanas, el director del film.
Y también es capaz de volver grandilocuente sus ademanes cuando tiene que protestar. 'Ahora vienen los rockeros y le ponen Tango a un espectáculo. ¡Yo me quiero clavar un puñal!'.
   Mientras Piazzolla lleva sus manos al pecho en un gesto rápido para reafirmar la frase, y la charla sigue distendiendo el ambiente, el sol comienza a caer. Sin comentárselo, el cronista evoca aquello de que las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué se yo. Y pregunta por qué no ha vuelto a componer música para poemas.
   'A mí me gusta mucho escribir música para cantar, pero cuando hicimos el espectáculo con Milva me di el gusto. Una vez que lo hago, chau, lo pateo. Es que soy caprichoso. Creo que la música instrumental es más audaz, exige más responsabilidad, y me impone un desafío más grande con mi público. Porque yo huelo mi público: ellos son exigentes conmigo, me conocen de toda una vida aunque yo no los conozco personalmente. Jóvenes y no jóvenes. Por eso cuando toco para ellos lo hago para demostrarles que todavía estoy vivo, que funciono'.
(…)
   -¿Cómo ubica a su música en el actual contexto que vive la gente de nuestro país?
   -Ahora peor que antes. Porque antes tenía en contra al tango. Y ahora tengo en contra a los tipos del tango y a los rockeros. No en contra, aclaro: es que la música rock o pop está haciendo desaparecer al tango o al folklore, entre otras cosas porque hay una radio donde se escucha solamente rock y no hay una en la que se escuche solamente tango. Es porque la gente no lo quiere. Yo tomo un taxi y un pibe jovencito, en lugar de escuchar como antes a Goyeneche, Rivero o (Julio) Sosa, ahora va escuchando a Charly García o a León Gieco. ¡Nada que ver! Ni pelota nos dan...
   -Sin embargo los músicos de rock lo tienen muy en cuenta a usted...
   -Es verdad. ¿Pero por qué? Porque Piazzolla y los cuatro músicos que tocan con él lo hacen fenomenalmente. Es que el tipo de rock tiene más inquietudes que el tanguero. Ellos vienen a escucharme: el de tango no viene, no conozco ni un tanguero que se acerque a un recital mío. Muchos -inclusive algunos periodistas- todavía tienen el bocho cuarenta años atrás. El tanguero nace, vive y muere para el tango, y nada más. No le hablen de Chick Corea o de Springsteen: no le interesa otro tipo de música.
(…)
   -Usted debe haber sentido infinidad de veces que mucha gente no lo escucha en tiempo. Que va atrasada con respecto a la actualidad. de su creación...
   -Sí, ¡y vos sabés que tenían razón! Una vez me ofendí porque alguien me dijo que yo estaba veinte años adelantado, y yo le contesté que él estaba veinte años atrasado. Pero él tenía razón. Porque lo que voy haciendo no lo conoce nadie más que yo, Lo que escribí ahora para Gary Burton se va a conocer dentro de un tiempo, y seguramente van a decir otra vez, 'uy, Piazzolla está loco, no tiene nada que ver con lo del quinteto'. Afortunadamente van a decir eso, pero la culpa no es de la gente. Ellos van a tardar en comprenderme, y es lógico.
   -¿Pero a usted no lo detiene que la gente vaya atrasada?
   -No. Porque yo veo a dos pibes de 17 años que vienen a escucharme y me da miedo, porque creo que no les puedo gustar. Pero toco Tristezas de un doble A y es lo que más les gusta, porque ahí me agarró la locura total y es una trama totalmente aleatoria vamos conversando, intercambiando. Esa es la diferencia que tienen los pibes del rock con los tangueros: porque ven más adelante, se entusiasman con lo novedoso. Ellos no tienen la sesera dormida: ayer escucharon a Los Beatles, hoy escuchan a Sting, mañana a Duran Duran, siempre buscan otras cosas, no se quedan.
   -¿Eso tendrá que ver con la curva evolutiva del hombre, que según se dice a los 35 años comienza a declinar?
   -Creo que no, porque yo evolucioné justamente después de los 35, después de haber estudiado. Yo crecí con el desafío, porque mi mejor público fue mi enemigo. Tocaba en un teatro y sentía que de 1.000 personas que me estaban escuchando, 900 no entendían nada.”

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