11.7.12

12 de Julio

DÍA NACIONAL DE LA MEDICINA SOCIAL
El 12 de julio se celebra en la Argentina el Día Nacional de la Medicina Social en homenaje al médico cardiólogo René Favaloro. Nacido en 1923 en la capital bonaerense, estudió en la Universidad Nacional de La Plata. Tras graduarse se radicó en Jacinto Aráuz, un pequeño pueblo de la provincia de La Pampa, donde ejerció la medicina rural por doce años para luego perfeccionarse en los Estados Unidos. A su regreso se convirtió en una de los principales figuras de la medicina nacional por su labor como cirujano e investigador. Su testimonio, en fragmentos de Con el doctor René Favaloro, entrevista de Odile Barón Supervielle en La Nación del 10 de marzo de 1991.






   “Por tener en cuenta la personalidad plurifacética del Dr. Favaloro, lamentablemente muchas preguntas quedaron sin formular, por no abusar de su tiempo. Así empezó el reportaje:
   -¿La medicina fue para Ud. una vocación o las circunstancias lo llevaron a ella?
   -Fue sin duda una vocación. Mi madre, que acaba de fallecer a los 91 años, me contaba que yo, a los 4 años, decía que iba a ser médico.
   Tuvo mucho que ver un tío médico, medio solterón. Yo lo acompañaba a partir de los 4 o 5 años cuando iba a ver a sus pacientes. Fue el único que llegó a la enseñanza terciaria, porque yo era de una familia muy humilde.
   La vocación no sale del aire, siempre hubo algo que la despertó y en mi caso debe de haber sido aquel tío médico.
(…)
   -Para ser cirujano en su especialidad además de la habilidad de las manos, ¿se necesita alguna otra dote?                                                                        -La habilidad en las manos es una condición sine qua non. Es decir, hemos entrenado mucha gente en EE.UU., acá en Buenos Aires, en América latina, algunos que vienen de Europa, de Asia. A veces hay muchachos que tienen grandes deseos de ser cirujanos. Si no tienen una capacidad manual es inútil. Pero eso no basta, hay que tener cerebro, con criterio.
   Me acuerdo de cuando yo venía de La Plata para asistir a los cursos posgrado del Dr. Ricardo Finochietto. Él solía decir: 'El que le tiemble un poco la mano al cirujano no es importante: lo importante es cuando le tiembla la cabeza'.
   -Ud. mencionó el otro día que los elementos que empleaba para sus operaciones eran casi todos importados. Por lo tanto, ¿esto encarece mucho las intervenciones? ¿No se podrían fabricar en el país?   -Es una vergüenza, porque no tengo la menor duda de que se podrían fabricar acá, porque antes era así. Cuando volví de los Estados Unidos llegué con la idea de que todo eso se podía hacer en nuestro país. Pudimos, entonces, a través de conexiones con ciertos industriales, sin ninguna participación económica por parte de nuestro grupo -nunca se recibió un solo centavo- colaborar para que muchas cosas se hicieran en la Argentina. Usted sabe que para operar necesitamos un corazón-pulmón artificial a fin de oxigenar y bombear la sangre, porque los pulmones están paralizados, esto se llama equipo de circulación extracorpórea, es carísimo, lo más caro que nosotros utilizamos. Se hacía totalmente en la Argentina, así como los oxigenadores, los monitores, los equipos de anestesia, etcétera.
   Luego llegó la revolución del 76, se abrió la importación, nos vendieron aquello de la libertad absoluta y del libre comercio. Entonces las grandes compañías mundiales mandaban las cosas a precio rebajado, porque eran a menudo modelos de segunda mano, y destruyeron así la industria nacional.
   Mucho se habla del libre comercio, de la libertad. No ha habido países más proteccionistas que Inglaterra y los Estados Unidos y lo siguen siendo.
(…)
   Entonces, ¡ojo!, a veces hay que hablar de las cosas con un poco de criterio, porque si no hay algo de protección para los países que empiezan a industrializarse, esa industrialización no puede competir.
   Hace años, cuando vino el famoso Dr. Cooley, se quedó sorprendido de que en la sala de cirugía todos los elementos que empleábamos fueran de industria nacional. Después vino la 'débácle'.
   Yo estoy seguro de que nuestro país puede producir la mayoría de las cosas que necesitamos.
   Ahora que se habla mucho de corrupción y de amoralidad, el cirujano nacional, cuando usa una válvula o un marcapaso extranjeros, por cada uno de ellos recibe una cantidad de dinero. Lo digo abiertamente, sé positivamente que eso ocurre. Entonces no emplea la válvula nacional, que es de excelente calidad, porque por ella no recibe nada.
(…)
   -Si me permite, vamos a penetrar en su 'jardín secreto': ¿A qué le teme en la vida?
   -Si yo le dijese que no tengo miedo a nada... Pero sí, le tengo miedo a esta civilización que va por mal camino. Me produce terror el rumbo que está tomando, le tengo miedo a esta juventud que ha perdido la noción de los verdaderos valores. Miedo a esta civilización terriblemente tecnificada y al mismo tiempo tan pervertida. Tengo miedo a que los jóvenes no tengan ilusiones ni sentido de un futuro mejor.
   -¿No cree que hay una falla en la educación?
   -Por supuesto, tremenda, de parte de los padres y del colegio. ¿Dónde están los maestros de antes? Entonces mis grandes miedos son hacia dónde va la humanidad y fundamentalmente los jóvenes. Personalmente no tengo ningún miedo, como le dije, a la muerte.
(…)
   -¿Es usted creyente?
   -Vengo de una familia católica. Mi abuela materna, que tuvo en mí tanta influencia, es la mujer más grande que conocí: era analfabeta. Le dediqué mi tesis. Ella era muy creyente. Yo no soy fanático, creo en Dios. El médico, el que se dedica a la investigación, tiene un concepto muy particular de Dios. Por ejemplo, no creo en los milagros.
   -¿Puede llegar a rezar?
   -Sí, claro, lo hago a mi manera.
   -¿Cree usted que estamos determinados por nuestra familia, nuestra educación, nuestro entorno o somos dueños de nuestro destino?
   -Se combinan ambas cosas. Por un lado, está lo genético, el destino, pero tiene mucha importancia la familia, la educación, el entorno. Usted me da un adolescente y de acuerdo a la educación lo puedo hacer nazi o comunista. Acuérdese de la juventud en Alemania. No lo aclamaba a Hitler por casualidad o porque le daban un palo en la cabeza. Estaban convencidos.
   Hay algo que tiene que ver con el destino. Por ejemplo, el mío fue ser cirujano cardiovascular, pero a la planta hay que ponerle una estaca para que crezca; si no, se tuerce. Entonces están las dos cosas, pero tiene mucha importancia la formación. Si uno ha tenido una buena formación en el hogar, después algo trascendente que le han enseñado en la escuela, y el entorno donde le ha tocado vivir, el producto tendrá ciertas características.
   -¿Cuál es su mensaje a título de testamento?
   -Quisiera dejar el pequeño lugar en que vivo más limpio, más sano, más bello, más justo y más libre. Además, quiero agregar que todos tenemos una obligación hacia la cosa colectiva, no al individualismo sino a la mejoría de lo social. Es muy importante.”

Favaloro por él mismo


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29/7/2000: A 10 años del suicidio del doctor René Favaloro






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