29.6.12

Política internacional

HACE 15 AÑOS GRAN BRETAÑA DEVOLVÍA HONG KONG
Apenas pasada la medianoche del 1 de julio de 1997 China recuperaba la soberanía sobre Hong Kong. Obligada a cederla a Gran Bretaña al perder la Guerra del Opio (1840-42), durante 156 años fue una de las principales colonias británicas en Asia. Tras su vuelta a China se aplican en esa región y en Macao (recuperada en 1999) los principios de 'un país, dos sistemas', conservándose el sistema y modo de vida capitalistas por 50 años mientras que en el resto del país rige el sistema socialista. La restitución, en tramos de Un país, dos sistemas, nota de Martín Granovsky en Página/12 del 1 de julio de 1997.






   “Esta medianoche, la Corona perdió su perla china. Lo hizo en una de las ceremonias más bellas que puedan recordarse para un acto internacional, con la escenografía apropiada, un fondo de gaitas e incluso cierta tenue, humana, pérdida de compostura: quien se cree dios fastidia; un semidiós hasta puede resultar enternecedor. A las doce menos cinco Chris Patten, el último gobernador inglés de Hong Kong, lloró mientras la bandera británica era arriada por última vez en la colonia más importante del Reino Unido. Tocaban 'Britannia', su himno. A las doce y dos minutos, como para que no quedara empastado un gesto con otro, seis soldados chinos de guante blanco y uniforme de gala izaron la bandera roja con una estrella amarilla. Sonó el himno. El presidente Jiang Zeming prometió respetar ei acuerdo de 'un país, dos sistemas', por el cual Beijing esperará 50 años sin intentar que Hong Kong se convierta al comunismo. En la esquina de Saigon Street y Nathan Road, agobiado por el calor espeso de la madrugada, con 30 grados a la una y media y la lluvia del trópico, James Cheung, 47 años, nacido en Hong Kong, empleado de un fondo de pensión, dijo lo que todo el mundo sentía: 'Uno no puede sacudirse la idea de que esto es la historia'.
   Si el Imperio Británico terminó en 1947, con la independencia de la India, el retorno de Hong Kong a China marcó el último capítulo de ia caída. Pero la sabiduría del servicio exterior de Su Majestad supo darle el tono exacto de grandeza al acto final de la decadencia. Sólo quedó fuera de control el rostro angustiado del príncipe Carlos, quien debió agregar la pena por la pérdida de la soberanía sobre Hong Kong a la zozobra diaria de despistar a los paparazzi encargados de perseguir al yate real en busca de su amante Camila Parker-Bowles.
   Patten, en cambio, dejó que su mechón canoso le desarreglara la cara y que las lágrimas cayeran libremente al vacío cuando escuchó a las cuatro y media de la tarde la 'Canción del adiós' tocada por la banda militar frente a su residencia.
(…)
   Margaret Thatcher, una de las invitadas a Hong Kong, reveló ayer a la BBC que en 1984 ella quiso extender el período de leasing de los territorios. 'Después de los 99 años que vencen el 1997, ¿no podríamos extenderlo otros 50 años?', preguntó a Deng Xiaoping en 1984. 'No', dijo Deng. 'Si usted no firma el acuerdo yo puedo enviar tropas a Hong Kong esta misma tarde'. La dama firmó y, ese día, no fue de hierro. Con un crecimiento del 8 por ciento anual y un tentador mercado de 1200 millones de personas, China había recuperado parte del espacio perdido en 1842 y después de esa frase de Deng terminó enviando sus tropas con el consentimiento británico: ocurrió justamente ayer a la tarde, cuando soldados del Ejército Popular de Liberación cruzaron la frontera desde Senzen y una flota china se aprestaba a reemplazar a la Armada Real.
(…)
   '¿Qué puede cambiar, si yo no me meto en política?', se pregunta, made in Argentina, el dueño de un negocio de electrónica en Canton Road. No hace falta que responda: tiene el comercio abierto en medio de los fuegos artificiales. Son las nueve menos veinte, según indican los relojes digitales programados en cuenta regresiva igual que el enorme reloj de la plaza Tian An Men. Faltan poco más de tres horas para que el príncipe Carlos diga ante cuatro mil invitados extranjeros y frente a los líderes chinos que confía en el pueblo de Hong Kong gobernando al pueblo de Hong Kong, y sólo cuatro horas y cuarenta minutos para que el príncipe y Patten zarpen en el yate real, el 'Britannia', en la última parábola del imperio marítimo más grande de la historia.”

Dragones danzantes en Palermo (recuadro)
   Casi en las antípodas de la isla de Hong Kong, en Buenos Aires la comunidad china festejó con sonrisas, fuegos artificiales, leones y dragones danzantes el retorno de la 'perla de Oriente' a la madre patria. En un acto organizado por la embajada de la República Popular China en la Plaza de las Naciones Unidas, una multitud de inmigrantes chinos demostró su alegría agitando la bandera roja con estrellas amarillas y la nueva enseña del territorio de Hong Kong, una flor blanca (la flor de bauhinia) sobre fondo rojo.
   En Argentina vive una comunidad china de alrededor de 40.000 chinos, que en su mayoría llegaron al país huyendo del régimen comunista de Beijing. En consecuencia, los asistentes al acto se mostraban tan felices por la recuperación de la soberanía como por el mantenimiento del sistema capitalista en la isla. Hao Pi Chang, con gorrita de Hong Kong '97 y banderita de rigor, resumió ante Página/12 (traductor mediante) el sentimiento mayoritario que se percibía en la plaza: 'Estoy muy feliz por la recuperación de la soberanía sobre Hong Kong. En la isla no va a haber muchos cambios, yo ya conozco la ciudad y va a seguir tal cual está'. Shao Ji Zeng, un empresario chino radicado hace 15 años en Buenos Aires y otro de los que se mostró contento por la recuperación de los territorios expropiados hace más de 150 años, señaló que 'Hong Kong se va a mantener tal cual está, va a haber un país y dos sistemas, pero con autoridades chinas. A los chinos que estamos en Argentina no nos va a modificar demasiado esta situación, sólo que como China se vuelve más poderosa, estamos más orgullosos de nuestro país'”.

Gran Bretaña arría su bandera en Hong Kong







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