27.6.12

Náutica

VITO DUMAS: LA VUELTA AL MUNDO EN SOLITARIO
Hace setenta años, el 27 de junio de 1942, Vito Dumas comenzaba su viaje alrededor del mundo en solitario. Poco después del mediodía de ese sábado, el navegante argentino partía del Yacht Club Argentino en dirección a Montevideo, primera escala de su viaje. A bordo del Legh II (9,55 m de eslora y 3,30 de manga), tardó trece meses en dar la vuelta al mundo. Su partida, en ¡Al fin solo!, nota de J. Martínez Vázquez publicada en la revista El Gráfico, nº1199 del 3 de julio de 1942.






   “AI fin solo, habrá pensado Dumas, no porque tenga algún rencor para la gente, sino porque al fin habrán terminado para él todos los sinsabores inherentes a los preparativos de una aventura como la que se propone realizar.
   Por delante tiene luchas titánicas con los elementos, pero luchas nobles que no llenan de angustia, como las que debió soportar entre las oficinas de ciertas reparticiones, o con las dificultades monetarias, y aun resueltas éstas, es un trabajo penoso adquirir todo lo que se necesita para poder llevar a cabo un crucero y equipar el barco en forma.
   -Estoy deseando partir para poder descansar - me dijo Dumas en una reunión.
   -¿Pero - le interrumpió otro, - y las maniobras en alta mar?
   -En alta mar lo que voy a hacer es dormir bien y reponerme de todas las fatigas de los preparativos - replicó Dumas.
   Efectivamente, los que hemos estado viéndolo a diario notábamos en Dumas que cuanto más cercana estaba la fecha de la partida, mayor fatiga se denunciaba en sus facciones y grandes ojeras sombreaban sus ojos, siempre envueltos en una neblina de misterio.
   El muchacho bromista, jovial, se ponía cada vez más taciturno al disminuir los días que lo separaban del fijado para zarpar. Más de una ocasión lo oí exclamar: 'En lugar de alentarme, tratan de acobardarme. Parece que no tuvieran fe en mí'.
   No sé a quién se referiría, pero posiblemente a muchas personas 'bien intencionadas' que trataron de disuadirlo, personas que desconocían la férrea voluntad de este muchacho que cuando se propone realizar una cosa la efectúa o sucumbe. Es de una tenacidad excepcional. Increíble. Además, planea bien sus aventuras porque está ayudado por una clara inteligencia e imaginación poco común.
   Veamos, por ejemplo. Había anunciado que partiría el 27 de junio a las 13 horas. Bien, a las 13 horas en punto bajaba por la escalera del local del Yacht Club Argentino para embarcarse en la lancha que lo llevaría a su barco. ¡Cinco minutos después zarpaba a todo paño!
   Para los que sepan observar, este detalle les pinta el hombre.
   Lo único a lamentar fué la hora y día elegido, que impidió a muchos aficionados acompañarlo con sus barcos y darle una despedida calurosa.
   Si bien en el local social del Y. C. A. había un numeroso y selecto público, el sincero abrazo del pueblo faltó por esa especial circunstancia, y no por carencia de deseos.
   En cambio, como presagio de buen augurio el tiempo le ofreció un día magnífico, ideal, con un soberbio viento N.N-O, que tomaba al 'Lehg II' a un largo, el viento por el cual sueñan todos los marinos porque es el mejor para navegar. Dumas arrancó con suerte.
   El queche picó como un brioso potrillo y con semejante viento y una fuerte corriente a favor, pronto se fué achicando rodeado de unos cuantos acompañantes.
   En realidad, pocos fueron éstos. Un sloop tipo Río de la Plata, un colleen, el disminúsculo 'Witch', 'Erzucor', el gran yacht 'Chajá', donde estaba la plana mayor de Banda de Estribor, y uno o dos barquitos más.
   El 'Lehg II' caminaba muy bien, pero Dumas en lugar de hacer rumbo directamente a Montevideo, hizo proa más bien para el lado de La Ensenada, cruzando el Canal Sur a la altura del K. 4. Poco después era abordado por un doble proa, el 'Angelita', cuyo propietario, el señor Corteletti, regaló a Dumas una buena cantidad, de provisiones y cartas de navegación. El 'Lehg II' reanudó nuevamente su ruta y el 'Angelita' se volvió.
   Casi en seguida un sloop abordó nuevamente al 'Lehg II', y, cosa rara, un hombre saltó a bordo. El sloop se alejó dejando al misterioso pasajero en el queche de Dumas. ¿A qué se debía ese embarque aguas afuera? ¿Es que Dumas había resuelto a último momento llevar un compañero? No se asuste el lector. El misterioso pasajero no era más que Arnoldo Buzzi, amigo inseparable de Dumas que había decidido acompañarlo hasta Montevideo.
   Uno a uno se fueron despidiendo los barcos de la escolta. Antes de volver el 'Chajá', donde estaba el cómitre de Banda de Estribor, le mandó un saludo de 'Buen viaje' por medio del código de banderas. Por último quedaba el 'Erzucor' del doctor Emilio Torre, presidente del Club Náutico Quilmes y un barquito de este club que le había salido al encuentro.
   Finalmente viró el 'Erzucor' y el schooner 'Sea Bird' era el único acompañante a cuyo bordo iban un fotógrafo y un cameraman, Enrique Puccio y José A. Daverio; de Banda de Estribor, aficionados, para sacar notas de Dumas y su 'Lehg II' completamente solo. Poco antes de anochecer el 'Sea Bird', después del saludo de práctica, viró y volvió a puerto, dejando a Dumas en el kilómetro 20.
   El 'Lehg II' pronto se convirtió en un puntito blanco, sobre el que daban los rayos dorados de un sol poniente que se escondía en Buenos Aires, la ciudad del valiente aventurero que parecía así mandarle su último saludo, acompañado de la esperanza de miles y miles de aficionados argentinos que tienen fe en su navegante solitario.”

Notas relacionadas:
13/4/1932: Vito Dumas termina su primer viaje en solitario
8/8/1943: Vito Dumas da la vuelta al mundo






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