14.2.11

Política internacional

MUERE CAMILO TORRES
El 15 de febrero de 1966 murió el sacerdote católico Camilo Torres en un combate con el ejército de Colombia. Incorporado al Ejército de Liberación Nacional (ELN), una de las organizaciones guerrilleras de ese país, fue uno de los primeros en buscar una síntesis entre cristianismo y marxismo. Breve semblanza en tramos de Camilo Torres, texto de Manuel Ossa en la revista Transformaciones, nº 30 de febrero de 1972.




   “Por familia, Camilo Torres Restrepo pertenecía a la clase dirigente. Por una opción personal, de carácter a la vez religioso y de servicio, se encontró implicado en una segunda pertenencia que redoblaba la anterior: la de la estructura eclesiástica que, a juicio del mismo, era un grupo calificado dentro de la clase dirigente.
   Hasta su muerte, Camilo Torres quiso ser sacerdote: más aún, él no vio su sacerdocio sino como una manera de servir a la mayoría oprimida. Pero esta manera suya de ver, por muy compartida que pudiera estar por otros compañeros en el sacerdocio, vino a estrellarse de hecho contra la estructura de la Iglesia oficial, representada por la jerarquía eclesiástica. Hubo un momento en que, para poder vivir su opción fundamental de servicio, no pudo menos que romper con este segundo grupo de pertenencia, así como había roto con el primero.
(…)
   El 18 de octubre de 1965, Camilo Torres se va al monte. Ya desde fines del año anterior se había puesto en contacto con elementos de la lucha clandestina, y en julio pasaba algunos días con los guerrilleros del ELN. Durante todo este tiempo ha concebido su lucha pública como una etapa previa a la definitiva lucha clandestina. El 22 de julio escribe a Fabio Vázquez que todos los planteamientos que él hace en sus conferencia y su 'agitación' a través del país 'no los haría si no fuera por saber lo que ustedes tienen y están haciendo'. Y agrega: 'lo que yo conocí en la montaña ha sido siempre un estímulo, un ejemplo y un apoyo seguro en toda esta campaña de agitación'.
   Sin duda esta vinculación fue uno de los elementos que gravitaron en su decisión de ingresar en la lucha guerrillera. Influyeron también en ella, probablemente, tanto el fracaso relativo de la organización del Frente Unido, como de las trabas que advertía en los mismos jefes políticos de las izquierdas, estos 'miembros de la «intelectualidad revolucionaria»' que 'se devanean los sesos buscando «la fórmula exacta» de la revolución colombiana, entre los anaqueles de sus bibliotecas'. Por otra parte, los partidos políticos tradicionales y el gobierno con las fuerzas armadas veían en la acción política de Torres una amenaza seria y estaban urdiendo ya la red policial y judicial que le impidiera continuar en ella. Por su lado, Torres prevé la posibilidad de un asesinato político en su contra y no quiere que su muerte carezca de significación revolucionaria.
   Un último elemento que determinó su decisión fue quizás la intuición, sólo apuntada en sus escritos pero no suficientemente desarrollada, de que el sistema político vigente sólo iba a ceder cuando todas sus fuerzas estuvieran minadas y desbaratadas.
(...)
   Aunque en el nivel de la estrategia y de la táctica haya que pronunciar quizás un juicio político más bien negativo con respecto a la acción de Camilo Torres, la evaluación de su significado para la revolución latinoamericana no puede terminar allí. Camilo ha llegado a ser un símbolo por su entereza, su valentía, la consecuencia con que él mismo se comprometió hasta el fin en la lucha emprendida. Lo ha llegado a ser también por su confianza total en las masas populares; y, aunque haya sobrevalorado el potencial revolucionario de estas últimas, subrayó como pocos su papel indispensable y de primera línea en cualquier revolución social. Por todo esto se lo ve como uno de esos mártires que quizá sean indispensables en toda causa grande.”



Cruz de luz, canción de Daniel Viglietti



La vida de Camilo Torres






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