19.7.10

Boxeo

A 25 AÑOS DEL TÍTULO DE SACCO
El domingo 21 de julio de 1985, el argentino Ubaldo Néstor ‘Uby’ Sacco se quedó con el título mundial de la categoría Welter Junior de la Asociación Mundial de Boxeo al vencer al campeón defensor, el estadounidense Gene Hatcher, por nocaut técnico al minuto 28 segundos del 9º round. Nota publicada en la revista El Gráfico nº 3433 del 23 de julio de 1985.




DESPUÉS DE LA PELEA
“Fue una avalancha sudorosa, ronca y electrizada que invadió como un torbellino el vestuario del campeón. La encabezaba Tito Lectoure abriéndose camino a codazos y empujones. Después venía Ubaldo Sacco, padre, seguido por Grazziano Pintore y Miguel Palermo, dos de los amigos de Uby. Y por fin, abrazado a Luis Corio -su otro compinche de alma-, el campeón del mundo.
El grupo se desparramó por el suelo, encima de las sillas, contra las paredes. El pesado Daniel Falcón trataba de impedir que los curiosos y colados compartiesen la locura de un festejo que era propiedad exclusiva de ese grupo de hombres heterogéneo y dispersivo, que había creído en ese chico rebelde y personal, a veces difícil pero siempre subyugante, que terminaba de ganarse el olimpo de los grandes.
Una vez que la locura se hubo aquietado y mientras una avalancha de hielo trataba de llevarle sosiego a su mano derecha hinchada, Uby habló con EL GRÁFICO.
-Vení, Campeón, contá todo, ¿qué saliste a hacer?, preguntamos nosotros, Uby contestó...
-El plan era muy simple: ganar la iniciativa, atacarlo siempre, no dejarlo pensar ni armarse. Pero es muy difícil. Hatcher es un tipo que ataca constantemente, tanto es así que en el primer round me sorprendió con una mano...
-Tito y tu papá te pedían que entrases por adentro, que tirases los ganchos en la corta distancia...
-Claro, ellos querían que tratase de cortarlo lo antes posible. En eso estábamos todos de acuerdo. Y yo los tranquilizaba. Me cansé de decirles que la iban a tener que parar porque lo iban a cortar todo. Y así sucedió...
-Después lo demoliste boxeando...
-Así es. Lo demolí boxeando. En ningún momento creí que podría tener problemas. Lo tuve sentido un montón de veces. Y de rodillas, como quería. Tengo los nudillos a la miseria de tantas piñas que le emboqué...
-¿En ningún momento temiste que te pudiese meter algún cruce, en lo que Hatcher es muy peligroso?
-No, en ningún momento. La pelea la vi clarita, la tuve siempre bajo control. Estaba muy fuerte, una barbaridad. Sólo de movida, en el primer round, me tocó pero fue por la sorpresa. Pensé que iba a saludar y me agarró descuidado. Ojo que no la sentí, solo me sorprendió...
-Hiciste todo al revés de Fort Worth. Allá primero boxeaste y acumulaste puntos y ventaja. Acá lo agrediste y te lo llevaste por delante primero y después lo demoliste boxeando...
-Claro, ¿o si no cómo voy a justificar que soy un boxeador atípico como dicen ustedes, los periodistas? (Riendo). Había que inventar algo nuevo, distinto, ¿qué se creen? A mi me gusta ser atípico, aunque Tito se enoje porque tomo cerveza y me gusta tomar sol en la pileta...
-Viste qué fácil se va del invierno al cielo? Enero y febrero eran el invierno, hoy es el cielo...
-Tenés razón, ¿pero sabés lo que significa esto para mí? Una nueva vida...
-¿En quién pensaste cuando te levantaron la mano?
-En toda mi gente, en mi viejo, en Inés, en mis amigos, en los que creyeron en mí. Pero por un instante me di cuenta de que todos ellos estaban acá conmigo, que faltaba mamá, mi querida viejita que sabe mucho, que para mi fue y sigue siendo todo, que...
La voz se le quebró en un sollozo y yo me encontré ahí como un estúpido, con los ojos húmedos, viendo cómo su papá don Ubaldo le ofrecía el pecho para que se desahogase.
Fue el único momento de la noche en que perdió. Él, Uby, el campeón.”

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