16.7.12

Segunda Guerra Mundial

HACE 70 AÑOS COMENZABA LA BATALLA DE STALINGRADO
El 17 de julio de 1942 comenzó una ofensiva de la Alemania nazi para conquistar las zonas petrolíferas de la Unión Soviética. Tras invadirla en junio de 1941 y fracasar en la ofensiva sobre Moscú, los alemanes buscaron ocupar el Cáucaso. Pero su ataque se estancó con la defensa de Stalingrado, donde se luchó hasta la rendición germana en febrero de 1943. Imágenes de la batalla que torció el rumbo de la guerra, en fragmentos de Stalingrado, ciudad heroica, nota de Federico G. Lorenz en Todo es Historia, nº403 de febrero de 2001.




   “Aprovechémonos de las licencias concedidas al escritor, y reencontrémonos con (el diplomático uruguayo) Emilio Frugoni (…) en la pista de una base aérea, en Teherán, a punto de alcanzar su destino final, Moscú, para hacerse cargo de la Legación oriental. Acompañémoslo a la capital soviética; sobrevolemos junto a nuestro viajero algunos de los campos de batalla más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial.
   Frugoni está entusiasmado. Socialista desde 1905, podrá visitar la tierra donde se está realizando la Revolución: 'Estamos ya, prácticamente, en Rusia. El aeródromo es casi un pedazo de la URSS. Los numerosos cazas americanos, prontos para emprender el vuelo hacia los frentes rusos, lucen en su costado la estrella roja de la URSS, cuya pintura parece fresca'.
   Los diplomáticos uruguayos tuvieron la posibilidad de observar, desde el aire, una de las zonas más ricas en petróleo del planeta. A medida que el avión se acercaba a tierra, las formas borrosas iban ganando en nitidez, revelando el potencial de la región: 'Al principio parecen unos cuantos armazones metálicos diseminados. Conforme el avión desciende, el número de las torrecillas aumenta. Ya no son unas cuantas. Son decenas. Son cientos... Muchas hectáreas de extensión, en todas direcciones abarca ese bosque, en un punto, cercano al mar'.
   Esa riqueza fue la que transformó a la región en el objetivo de la ofensiva alemana de 1942, que culminaría con el desastre del VI Ejército alemán en Stalingrado: 'Son los famosos pozos de Bakú (capital de Azerbaiyán), por cuya posesión deliraban Hitler y sus mariscales'.

La ciudad inmortal

   Sin embargo, los uruguayos no hicieron escala en la zona petrolífera. Su vuelo prosigue hacia la ciudad sangrienta, allí, en el preciso lugar donde un río hace una curva; Stalingrado. De pronto divisan 'el Volga famoso, ante el cual nuestro corazón late con más fuerza. Si hay ríos sagrados en el mundo, ninguno lo es más que este'. Allí el Ejército Rojo ha librado un combate trascendental, y el río es un símbolo porque 'sus ondas se han teñido de sangre en las más terribles batallas libradas por el pueblo ruso en defensa de sus propios destinos y de los destinos de la humanidad entera'.
   El momento exalta a nuestro viajero. Su misión diplomática le proporciona 'la inolvidable ocasión de ver, alzándose en una de sus orillas, la ciudad mártir por antonomasia, Stalingrado, la invicta, la inmortal Stalingrado'.
   A poco más de un año de finalizados los combates por la ciudad, ésta ha retomado sus actividades cotidianas, aunque la guerra es una presencia visible: 'se extiende con tal pujanza de crecimiento edilicio y demográfico, que uno cree estar viendo tres ciudades recostadas una a poca distancia de la otra sobre el caudaloso río (…) Altas chimeneas y edificios de muchos pisos hablan de la importancia de esa ciudad donde grandes usinas humeantes dicen que la actividad productiva ha comenzado a renacer entre los escombros y las ruinas'.
   Durante seis meses, Stalingrado fue el escenario de una de las batallas más sangrientas de la Guerra en el Este. Era la llave para el paso del Volga, y un centro de producción muy importante, al mismo tiempo que su nombre (actualmente se llama Volgograd) actuó como un imán tanto para Hitler como para Stalin. Las fuerzas alemanas, al mando de Friedrich von Paulus, alcanzaron los suburbios de Stalingrado en septiembre de 1942. Aunque llegaron a controlar el 90% de la ciudad, jamás pudieron evitar que los soviéticos reforzaran sus defensas a través del río. Mientras ésta resistía, en una encarnizada batalla casa por casa, seis ejércitos rusos se concentraban para el contragolpe, que llegó en noviembre: estas fuerzas cercaron a las tropas de Paulus. Los desesperados intentos de ruptura fracasaron. Al bombardeo constante, se sumaron el frío y el hambre, producidos por el deficiente abastecimiento. Pese a !a explícita orden de 'resistir hasta el último hombre', Paulus se rindió, y noventa mil alemanes con él. Cuando los combates cesaron, en febrero de 1943, ya se habían cobrado 146.000 vidas del Eje, pero además, de los noventa mil prisioneros, sólo retornarían a Alemania seis mil. A este escenario, poco más de un año después, llegó Frugoni.

Cicatrices

   Un teniente alemán, muerto en los combates, escribió: 'Stalingrado ya no es una ciudad. Cada día que pasa se transforma más y más en una nube de humo cegador y ardiente: es un gran horno iluminado por el reflejo de las llamas. Y cuando cae la noche (…) los perros se echan al Volga y nadan desesperadamente hacia la otra orilla. Las noches de Stalingrado les provocan el mayor terror. Los animales abandonan este infierno; incluso las piedras más duras no pueden soportar estas condiciones mucho tiempo. Sólo los hombres resisten'.
Frugoni aterrizó en el aeródromo de Gumrak, que durante la batalla fue tanto la puerta al Cielo, como las rejas del Infierno.
   Como si se tratara de un cadáver, la ciudad muestra las heridas que le quitaron la vida: 'Nos espanta el horror de tanto estrago como allí vemos en la desolación de bloques de casas desmanteladas, de paredes derruidas, de muros de los que sólo quedan los cimientos. Y eso que apenas vislumbramos una parte de la destrucción de que ha sido teatro y víctima esa ciudad gloriosa. En algunos sitios se amontonan en forma impresionante los esqueletos de hierro de camiones, vagones, aeroplanos, tanques... Junto a la línea del ferrocarril, en una estación central, el hacinamiento de vehículos destrozados describe por sí solo el encarnizamiento de la lucha'.
   Otra estación, cerca del aeropuerto, 'fue uno de los puntos en que más arreció la batalla. Hay allí algunos edificios en ruinas. Algunos se están reconstruyendo. En los rieles han quedado docenas de vagones deshechos. (…) Cerca hay varias casamatas y refugios de tierra semisubterráneos. Por todos lados, vestigios de los choques tremendos'.
(…)
   Esta impresión dura un instante; el peso de la evidencia muda de esos restos es muy grande: 'El alma se encoge ante aquellas constancias de la contienda terrible, pensando en los ríos de sangre que han corrido por allí (…) La señal de partida nos arranca de las dolorosas reflexiones. La vida sigue su curso, a pesar de todo. Nosotros continuamos nuestro camino y allí queda, como un monumento de terrible elocuencia, todo ese montón de escombros de una ciudad en cuyas calles se han jugado los destinos del mundo contemporáneo, como antes en Londres, como antes, todavía, en Dunkerque'.”

Informe de la televisión rusa sobre la batalla


Stalingrado: lo peor de la guerra más dura, nota de Radio Televisión Española (RTVE)


Los combates en un noticiero cinematográfico de la Alemania nazi



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ENLACE EXTERNO:
La batalla de Stalingrado en la cadena rusa TV-Novosti





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