20.2.12

Cultura

A 10 AÑOS DE LA MUERTE DE HAMLET LIMA QUINTANA
El 21 de febrero de 2002 falleció el poeta argentino Hamlet Lima Quintana. Periodista, músico y cantor, fue autor de más de una veintena de libros de poesía. Compuso además numerosas canciones que fueron interpretadas por Mercedes Sosa, Horacio Guarany y César Isella entre otros. Su vida, en tramos de Letras para no morir, entrevista de Néstor Tenaglia en la revista Madres de Plaza de Mayo, nº122 de agosto de 1995.




“-¿Donde nació?
-Yo nací en Morón, provincia de Buenos Aires, pero como digo siempre, en la época que yo nací, Morón era un pueblo provinciano, no un arrabal de la Capital Federal como es ahora, sin el encanto de los arrabales de la Capital; pero aprendí a caminar en Saladillo, en el centro de la provincia, en un rancho de barro de la familia de mi madre.
-¿Qué cosas lo impulsaron a escribir en su infancia y adolescencia?
-Bueno, yo siempre digo que soy un privilegiado, porque yo tuve al alcance de la mano la formación literaria, porque mi padre escribía poesía, escribía muy bien, lo único que pasó es que nunca concretó la obra. Y tocaba el piano muy bien, mi madre también, es decir, que me crié con la música y la poesía desde que tengo uso de razón. Tenía al alcance de mi mano la biblioteca de mi padre, de manera que lejos de estar como mucha gente combatido con eso de 'para qué va a servir el arte', era todo lo contrario. El privilegio era muy grande.
-¿Qué cosas le permitió ver esa forma de mirar la vida tan humana y profunda, que es sentir y, como consecuencia, escribir?
-Por un lado no tenía otra opción que hacerlo en esa forma, de acuerdo a cómo venía la vida y a cómo viene la vida. Pero me permitía una forma de análisis bastante, yo no diría profunda, pero sí cercana a la realidad que es importante eso; claro que el arte es la transformación de esa realidad, es un poco la sublimación de la realidad. Pero no debe estar nunca aparte de la realidad. Esa mirada me permitió acceder a eso.
-¿Usted cree en la mirada crítica?
-Yo creo más en la mirada autocrítica. En la mirada crítica se mezclan una cantidad de cosas, intereses, a veces, sentimientos un poco bastarditos, creo sí en la autocrítica.
-¿Qué acercamiento o referente tuvo usted en cuanto a escritores nacionales o latinoamericanos?
-Sí, muchos. En mi primera formación, por supuesto, estuvo mi padre, pero aun sin proponérselo ellos, mis maestros han sido, por ejemplo, Miguel Angel Asturias, principalmente cuando vivía acá en Buenos Aires. Yo estaba cotidianamente en su casa, junto con Mario Jorge Delelis y Elvio Romero. En otra época ha sido Alberto Hidalgo, poeta peruano que vivió mucho tiempo en Argentina, fue amigo de mi padre primero y Javier Villafañe. Y, por supuesto, Raúl González Tuñón. Fue gente de mucho contacto conmigo, casi cotidiano. Yo los considero mis maestros. Y después hay mucha gente que respeto y quiero como Armando Tejada Gómez, Juan L. Ortiz, Antonio Esteban Agüero, un poeta fundamental cuya obra está olvidada y habría que revisar. Actualmente, en La Pampa, poetas fundamentales como Juan Carlos Ortiz, Jorge Ramponi en Mendoza, hay mucha gente que realmente hace una poesía respetable y tienen una obra considerable.
-Usted, además, siempre estuvo vinculado a la música como escritor,
-Bueno, yo no hago una separación entre la poesía cantada y la poesía escrita. Lo que pasa es que hay muchos creadores que olvidan que la música es el vehículo natural de la poesía. La poesía nació cantada. La poesía nace en los cantos ceremoniales tribales y nace cantada y colectiva. Hasta en la época de los juglares era cantada.
(...)
-A una de sus más hermosas letras, Zamba para no morir se la conoce en Bolivia como la Zamba del Che. ¿Por qué?
-Un mediodía nos encontramos con Armando (Tejada Gómez) y con Jaime Torres. Jaime venía de hacer una gira por todo Bolivia. Entonces fuimos a comer juntos y Jaime contaba profundamente emocionado que después de actuar en un pueblito del oriente boliviano, le hicieron un agasajo en un rancho, con gente joven de ahí. De pronto alguien cantó en su homenaje lo que él tituló la Zamba del Che, y cantó la Zamba para no morir. Entonces Jaime preguntó por qué le llamaban a esa zamba la Zamba del Che y le respondieron que la conocían con ese nombre porque cuando el Che Guevara entró a Bolivia por el oriente, todas las noches venía al bolichito y cantaba esa zamba.
-¿Qué orgullo no...?
-Y cuando escuchamos eso, con Armando nos abrazamos llorando.
-Sus letras siempre hablan de la vida, en ellas hay mucho de naturaleza, ¿cómo ve un poeta la muerte?
-Como la ve cualquier ser humano. El temor a la muerte es el temor a lo desconocido, no el temor a desaparecer, sino el temor a desaparecer sin haber hecho uno lo que cree que tenía que hacer. Eso debe ser pavoroso. Pero, en sí, es un tránsito inexorable, es una mala costumbre como digo yo. Yo pienso que el mayor acto de libertad que puede hacer uno que escribe es la negación de la muerte, que es la zamba para no morir. Ese es un acto de libertad.
Lo importante es dejar testimonio, no únicamente para que nos recuerden, sino dejar testimonio que sirva a los que vienen detrás, a las generaciones futuras. Dejarles fundamento. Así sea el zapatero, el panadero, el médico o el enfermero.”


Zamba para no morir por Mercedes Sosa


Canción para Carlos Alonso. Hamlet Lima Quintana




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