Cine

A 30 AÑOS DE LA MUERTE DE LUCAS DEMARE

El 6 de septiembre de 1981 falleció en la ciudad de Buenos Aires Lucas Demare. Integrante de una familia de músicos, fue bandoneonista de tango antes de ser actor y cineasta. Director de numerosas películas, varias se convirtieron en clásicos del cine argentino del siglo pasado. Demare nos habla de ellas, en tramos de una entrevista publicada en 1975 en el libro Reportaje al cine argentino, y reproducida por la revista La Maga en 1992.

   “-¿Hay detrás de La guerra gaucha una idea de Demare buscando algo nuestro?
   -Bueno, la idea fue en realidad de (Homero) Manzi. Él fue quien me calentaba la cabeza constantemente con La guerra gaucha. Yo creo que el padre de La guerra gaucha es Manzi.
   -Ahora La guerra gaucha es historia.
   -Sí, creo que sí. Todos hablan de que es el clásico del cine argentino.
   -¿Había conciencia de lo que estaban haciendo?
   -Sí. Se hizo con mucho fervor, con cariño. Todos poníamos lo mejor. Ahora yo sé que trabajé mucho. Por ejemplo no recuerdo haber dormido alguna noche ya que cuando terminaba el trabajo del día había que preparar el del día siguiente. Me acuerdo de que me acostaba -lo recordaba viendo La noche americana, de Truffaut, cuando el director se acuesta- y yo veía pasar sobre mi cama gauchos y caballos. Después nos levantábamos temprano con (Hugo) Fregonese para ponernos a ensayar caídas de caballos.
   -Lucas Demare suele actuar en todas sus películas. ¿Qué hizo en La guerra gaucha?
   -Tengo varias pequeñas apariciones e incluso una anécdota sobre una de ellas. Había que filmar el incendio del pueblo; cuando, de acuerdo con el argumento, las fuerzas realistas entraban y lo incendiaban pues se habían dado cuenta de que el traidor era el sacristán. Decidimos filmar esa única escena con cuatro cámaras, cuatro cámaras atorrantas, de las cuales una sola era buena. Tenía, pues cuatro cameramen dispuestos de manera que abarcaran distintos ángulos; resolví, entonces, vestir a todo el equipo ya fuera de gauchos o de realistas, cosa que si alguna cámara pescaba el movimiento de alguno de nosotros pareciera que éramos parte de la acción. Había que asegurarse, el poblado se incendiaba una sola vez y no fuera que lo pescaran a uno. Vestidos de gauchos y realistas corríamos de un lado a otro libremente. Yo tenía una barba bastante crecida y me vestí de realista. Teníamos que quemar unos ranchos, situados detrás del 'hospital de sangre'. Entonces yo, que estaba al lado de la cámara, tomé un hachón encendido, corrí, crucé el 'hospital de sangre' y empecé a meterle fuego a esos ranchos pero al volver había empezado a incendiarse el 'hospital', yo tenía que cruzar por ahí cuando viene un golpe de viento y me agarra toda la barba y el pelo, quemándome la cara.
   -¿Fue difícil superar el éxito de La guerra gaucha?
   -Yo no creo que se supere. Es una película que, a pesar de sus 33 años, se exhibe, se sigue exhibiendo, se sigue dando periódicamente ya sea en televisión, en cineclubes o en pequeñas pantallas del interior; de manera que es un poco difícil superarla. Se podrá superar en cuanto a rendimiento, películas que hayan dado más dinero, pero no cuanto permanencia en el recuerdo de la gente, en vivencias, no creo que se haya superado.
   Ahora, yo, como director, nunca he tratado de superar el éxito de La guerra gaucha; es decir, no me lo he propuesto. Yo quiero mucho a La guerra gaucha, eso es obvio, pero hay películas a las que quiero más.
   -¿Por ejemplo...?
   -Una película que acá pasó sin pena ni gloria, pero que en el extranjero ha tenido un suceso extraordinario: Hijo de hombre, a la que yo quiero mucho. Tengo mucho cariño por ella, como también por Los isleros. Lo que pasa es que yo no puedo hacer comparaciones entre mis películas porque La guerra gaucha no tiene nada que ver con Los isleros, no con Su mejor alumno, no con Pampa bárbara; son cosas distintas. Podrán ser épicas pero Los isleros, a pesar de ser una película en cuya mayor parte actúan nada más que dos personajes, solos en una isla, y dos personajes que no se hablan, Los isleros es, para mí, épica también.”

Fragmentos de películas de Demare






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